Ibis en la playa de Sada

(Fauna vagabunda, I)

Enero 2023. Threskornis aethiopicus, ibis sagrado o egipcio, originario de Africa subsahariana y oriental. Clasificado como «especie exótica no establecida» en este tramo del Atlántico, pero como especie exótica-nidificante en el tramo francés, de donde quizá proviene este ejemplar ¿desorientado, pionero…? que vagaba esta mañana por la playa de Sada. He vuelto a buscarlo unos días después pero ya no estaba. Seguían los vuelvepiedras, como locos por la orilla, los correlimos y una media docena de espátulas. Entre los sedentarios o casi, varias parejas de garzas, una única garceta, ánades reales y silbones, ¿un ganso?, y docenas de gaviotas reidoras (aquí, choronas), sobrepasando en número a las patiamarillas.
A esta fauna que viene de «fuera» ( convención linguística para salir del paso; pero habría que determinar si tal cosa sigue teniendo algún fundamento, tal o cual adverbio espacial, ¿?, en el marco de la historia natural reciente, totum revolutum de los siglos XX y XXI) podrían aplicársele, quizá, algunos de los pecios de Sánchez Ferlosio sobre la «Naturaleza», que no es -por ejemplo- el león somnoliento del zoo, sino la rata que se cuela entre los barrotes para robarle un resto del menú … No el animal emblemático que mimamos -al tiempo que terminamos irreversiblemente con su hábitat «natural», así como con el de sus competidores de «fuera», allá «lejos»- , sino el que se adapta a nuestros destrozos; el que cambia, sufre, sobrevive y se reproduce.

Cualquiera que tenga responsabilidades de gestión en un espacio natural protegido (o sin proteger) considerará una frivolidad el párrafo anterior. Sin embargo, el caso del ibis sagrado no parece, pongamos, el de la cotorra de Kramer. ¿O todo es lo mismo? Cuando se le cuelga a un pájaro el sambenito de «exótico invasor», y por ende «dañino», es decir, «amenaza para la fauna autóctona», sin matices (nidificante o no, etc), y por ende condenado a la erradicación (con menos matices aún), lo suyo sería justificarlo bien, con datos concretos. ¿Es frívolo decir esto? No hay mucha información en internet sobre la situación de los ibis en España, que en su práctica totalidad, según datos de la SEO, son ejemplares divagantes. Sí abundan, en cambio, los artículos referidos a su situación en Francia, en cuya costa atlántica la población de ibis se disparó a principios de siglo. Lo que sigue a partir de aquí es el resumen, con algún añadido, de un informe publicado en 2015 por Loic Marion (investigador del CNRS -equivalente a nuestro CSIC- en la universidad de Rennes, y coordinateur des Recensements Nationaux des colonies d´Ardeides, Spatule blanche et Grand Cormoran pour le Ministère de l´Ecologie, Vid. nota 1).

Al ibis se le ha estado persiguiendo durante años en algunos departamentos de Bretaña y Pays-de-la-Loire. Con saña pero sin fundamento, denuncia Ms. Marion. Por un lado, los ibis refuerzan las colonias de sus primas las espátulas (Platalea leucorodia), aves protegidas y con pedigrí autóctono. Estas colonias mixtas suelen incluir también garzas y garcetas, a veces garcillas bueyeras, incluso martinetes. Un «ambiente sonoro atractivo» (=las voces del vecindario) es importante a la hora de criar: todas estas aves irán a hacerlo donde más amparadas por el grupo se sientan. Si se ahuyenta o mata a tiros a los ibis, aunque sea con silenciador, la reproducción de toda la colonia queda comprometida, que es lo que de hecho, asegura Ms. Marion, ha estado pasando (incluyendo la espantada de una primera pareja de moritos comunes –Plegadis falcinella, pariente directo del ibis pero, a diferencia de este, legalmente protegido- que se había asomado por la laguna de Grand- Lieu en 2011. Solo en 2015, cuando se dejó en paz al ibis sagrado, el otro se le arrimó y se animó a hacer su nido). En resumen: a tiros con los ibis, abandonan el lugar de nidificación las espátulas y compañía, quienes, además -todos ellos- van volviéndose más y más farouches a medida que se persigue a los ibis. Inicialmente, es decir, desde que se detectó su presencia en Francia hace 40 años, hasta 2015 (fecha de este artículo de L.Marion), después de casi una década de persecución, ellos eran los más confiados de la colonia: la presencia del ibis tranquilizaba a la mucho más tímida espátula, dada a alejarse del nido ante la menor amenaza (léase: presencia humana).
Por otro lado, las citas de destrucción de huevos de charrán o fumarel por parte de ibis en 2005 son muy excepcionales o de segunda mano, no verificables, alguna de ellas… disque obra de un zorro. Mientras se hacían las pertinentes verificaciones fueron abatidos a tiros 7000 ibis, los sospechosos «presuntos». Misma ignorancia o mala fe en el caso de la destrucción de la colonia mixta en la isla bretona de Govihan (2004). Los nidos se encontraban sobre viejos ejemplares de ciprés de los pantanos. El propietario de la isla quería «proteger» los árboles. Resulta que son los excrementos de cormoranes y garzas los que dañan o pueden dañar a los cipreses, no los de ibis (y quand même, ¿justificaría eso un «programa de erradicación» de los, por cierto muy autóctonos, cormoranes?); pero sobre todo: los cipreses de los pantanos son ellos mismos ¡alóctonos!, introducidos en los años 30 y causantes del cambio radical del ecosistema del golfo de Morbihan (antigua junquera). Los ejemplares donde se instalaba la colonia mixta estaban viejos y enfermos, ya muy debilitados por las tormentas del Atlántico. ¿Y cómo los protegió de los ibis este tío de Govihan? Talándolos. Hecho lo cual, se lió a tiros con los pájaros.
Por último, la tesis de Loic Marion tiene adversarios, naturalmente, que también divulgan sus puntos de vista en internet. P. Yésou y P. Clergeau, defensores de los programas de erradicación, alegan que los ibis, al margen de su carácter directamente dañino o no dañino sobre otras especies (ellos dicen que oui, pero Marion discute una por una todas sus pruebas), se reproducen con éxito apabullante (= daño indirecto). Pues bien, L. Marion argumenta que la expansión atántica del Ibis a partir de 2007, tras la dispersión de ejemplares provocada por las primeras y poco meditadas intervenciones (años 90 y primeros 2000), se debe principalmente a la sobreabundancia de cangrejos rojos, también llamados de Luisiana o cangrejos americanos. Cangrejos altamente invasivos, con efectos dañinos-directos para el ecosistema (sobradamente probados, estos sí) que exactamente en esos años colonizaron la Brière y después el lago del Grand Lieu, la mayor zona de nidificación del ibis. Lectura a medio plazo: los ibis y sus vecinos contribuyen a controlar la expansión del cangrejo americano. La población de ibis se contendrá, necesariamente, a medida que el recurso disminuya y siempre y cuando no se siga perturbando las colonias mixtas estables (perturbación que está en el origen de la dispersión del ibis, recuerda otra vez L.Marion). Pero mientras esto no sucede y va aumentando el número de parejas reproductoras, los directores de los parques y reservas naturales se ponen nerviosos y se lo hacen saber a las autoridades. ¿Hay que intervenir? L.Marion mantuvo su non en la reserva de Grand- Lieu (de la que era director), repitiendo que semejante éxito reproductor se debía al éxito del cangrejo rojo… a día de hoy ya en disminución, como no podía ser de otra manera. Los que pasan de estas sutilezas y dicen que sí, que procede la erradicación, porque -tal es el argumento de fondo- un ibis egipcio no pinta nada en Bretaña, ¿lo harán al menos con tiento, fuera de época de cría, por ejemplo, ya que ahora se sabe más del contexto social de las colonias mixtas…? Cabe dudarlo. La orden de la prefectura de Maine et Loire para 2021-2025 va en la línea de Yésou & Clergeau, no en la de L.Marion. Y es la orden del prefecto la que se ejecuta a través de las ONCFS -organizaciones nacionales para la caza y fauna salvaje-, opine lo que el opine el director de este o aquel espacio natural protegido. (Véase nota 3)

(Foto: sarcófago de ibis momificado. IV-I a.c. Brooklin Museum, N.York)

Sobre la situación del ibis sagrado en España, esta es la conclusión del informe del Atlas SEO (nota 4, enlace al informe completo): «El número de ejemplares que se registran en los últimos años parece tener una tendencia a disminuir, inferior a 10 ejemplares: dos aves en dos provincias en 2016, siete aves en seis provincias en 2017 y ocho aves en seis provincias en 2018 (Molina et al., 2020)» . A pesar de estos datos, en Cataluña hay un plan de erradicación desde 2019: se eliminará por la vía rápida al que asome el pico por allí, venga a criar o solo de paso (que es lo que documenta la SEO). En Doñana cinco ibis sagrados tuvieron la mala suerte de mezclarse con unos moritos (2011) y el personal del parque, en conformidad con la Junta de Andalucía e ignorando por completo la conducta social de estas especies -como no se cansa de denunciar L.Marion- acudió raudo y veloz a «erradicarlos»… por si acaso. En el resto de la Península se le ha dejado en paz (*o yo no encuentro más datos en la web, valga esta precisión para todo lo escrito), a pesar de los frecuentes avistamientos y de que las fuentes de alimento abundan. Por tanto, teniendo en cuenta que aquí, con las ilustres excepciones catalana (demasiado reciente) y andaluza (demasiado escasa: 5 ejemplares «erradicados»), nunca se le ha perseguido seriamente, este dato de la SEO («tendencia a disminuir») vendría a darle la razón a Loic Marion. Los problemas con el ibis empiezan con su dispersión cuando se entra pegando tiros en una colonia mixta sin la menor idea de lo que va a pasar después (= precisamente lo que se hizo en el golfo de Morbihan en los 90, vid.supra). Así que cuidado con los hiperactivos protectores de la naturaleza en Andalucía y Cataluña. Siempre con retraso, pero con infalibilidad probada, los españoles tendemos a reproducir los errores del vecino…Y antes de terminar: las fichas ornitológicas del Ministerio de Medio Ambiente, que reproduce, desarrolla y amplia la Generalitat, son una risa en lo que se refiere al ibis: debe de ser el único pájaro -¿quizá en compañía de otros exóticos?- que eutrofiza las aguas, va cuando tiene hambre a los vertederos, presenta riesgo de colisió amb les avions… De este tipo de argumentos, de nulo rigor científico, habla L. Marion en su informe)

Siguiendo en España. En las marismas del Guadalquivir han resuelto explotar económicamente los cangrejos americanos (que por lo visto están muy buenos a la plancha) y dejar las sobras para las garzas, espátulas,flamencos, ibis eremitas, moritos y quien se presente. Sale perdiendo el cangrejo autóctono, por supuesto. Y también la población de anfibios disminuye, porque el cangrejo americano devora huevos y renacuajos, pero… ¿qué hacemos? Pues hacemos «de tripas corazón», en resumen, para que los hosteleros sevillanos se estén tranquilos y de paso la población de Ardeidae & Cia prospere. Se prohibe el movimiento de cangrejos vivos de unas masas de agua dulce a otras (así en las regulaciones autonómicas). Se confina -intenta confinar- en reservas naturales al cangrejo autóctono y, si acaso, a los anfibios -otra vez la imagen del león del zoo, en aquel pecio de Sánchez Ferlosio- dándole vía libre al cangrejo rojo en el resto de los humedales…También en la Albufera lo han indultado ya, mediando un estudio del CSIC en el que se da cuenta del beneficio para garzas, espátulas etc. ¿Alternativas realistas…? (N.B, sobre la necesidad de distinguir y no tratar de hacer simple lo complejo: no parece que nada de lo anterior pueda aplicarse -aquí y ahora- a otras especies invasoras «similares», pongamos cangrejo azul en el delta del Ebro, mejillón cebra… Nota 5)

Conclusiones, a partir del caso francés. ¿Ponemos en la lista de indeseables al cangrejo rojo pero seguimos plantando cipreses de los pantanos? ¿Menos ibis = más espátulas, de verdad?, ¿aunque ningún estudio serio dé pruebas concluyentes del carácter dañino del ibis (todo lo contrario, cuando se trata de reforzar la población de espátulas) y aunque los manejados por las expeditivas ONCFS, al menos hasta 2015, fecha de publicación de este trabajo de L.Marion, no tuvieron nunca en cuenta, por puro desconocimiento, ni la vida social en las colonias mixtas ni los estudios sobre el aumento/disminución del indeseable cangrejo americano en relación con el mayor/menor número de ibis ?

No sé si quedan ecosistemas «puros» en algún lugar de la costa atlántica. Todo lo hemos alterado, en uno u otro grado. Siendo esto así, y cada sitio/cada caso diferente de todos los demás, ¿es posible dar normas generales, estigmatizar a este pájaro o a esta planta alóctonos sin estudiar muy despacio por qué está ahí, cuál es su impacto real, contrastado, y qué va a pasar si se interviene para limitarlo/erradicarlo, de esta o aquella forma? O, dicho de otro modo, ¿en qué punto de la cadena de «invasiones» es inteligente intervenir y en qué punto deja de serlo sin que, después de años/lustros/siglos acumulando desbarajuste sobre desbarajuste, no nos vaya a salir más caro el bollo que el coscorrón?

(Foto: jeroglífico en el templo de Horus. Edfou, antigua Apolinópolis Magna, en el Alto Egipto)
Sigo leyendo… Las frágiles y muy autóctonas espátulas también prosperan en estos últimos tiempos, y en parte gracias a sus exitosos primos egipcios. Tal es la tesis, convincente mientras no se demuestre lo contrario (con datos, no con principios generales del tipo ¡no es de aquí, rien à foutre!) , de Monsieur Marion. Si la población de los dañinos cangrejos rojos se mantiene en niveles asumibles (en el lago del Grand- Lieu, concretamente), también a los ibis se lo debemos, en la parte que les toca.

NOTAS

(1) Loic Marion está jubilado desde 2018. En abril de 2022 fue nombrado Presidente del Consejo Nacional de Proteccion de la Naturaleza. Su detallado informe de 2015, «Impactos colaterales de las medidas de la destrucción de ibis sagrados en Francia»: https://eee.mnhn.fr/wp-content/uploads/sites/9/2017/10/MARION-2015.pdf .

(2)Tesis opuesta a la de Loic Moiron (2014), que éste mismo analiza y desmonta en el texto citado más arriba: http://www.especes-exotiques-envahissantes.fr/wp-content/uploads/2018/10/ibis_sacre_r2.pdf

(3) Última orden del prefecto de Maine et Loire para 2021-2025, autorizando la persecución del ibis: https://www.maine-et-loire.gouv.fr/autorisation-de-destruction-de-specimens-d-ibis-a7224.html
ONCFS: Organización Nacional para la Caza y Fauna Salvaje. Los que van con las ecopetas.

(4) Sobre el ibis sagrado en España:
-Estatus oficial: https://www.miteco.gob.es/es/biodiversidad/temas/conservacion-de-especies/Threskiornis_aethiopicus_2013_tcm30-69957.pdf:
-Atlas SEO/ BirdLife: https://atlasaves.seo.org/ave/ibis-sagrado/#:~:text=En%20Europa%20est%C3%A1%20considerada%20una,et%20al.%2C%202017).
-Plan de erradicación en Cataluña, 2019: https://mediambient.gencat.cat/web/.content/home/ambits_dactuacio/patrimoni_natural/especies_exotiques_medinatural/llista_sp_catalogades/ocells/DOC/Ibis-sagrat.-Threskiornis-aethiopicus.pdf
-En Andalucía, 2011: http://www.juntadeandalucia.es/medioambiente/portal_web/web/servicios/centro_de_documentacion_y_biblioteca/fondo_editorial_digital/revistas_boletines/geobio/numero_18/ibis_sagrado_ampliada.pdf

(5) Sobre el cangrejo rojo/americano (Procambarus clarkii):
-Más que indultado en Sevilla: https://www.eldiario.es/andalucia/pasaporte/cangrejo-rojo-conquisto-marisma_1_2372540.html
-Indultado también en Valencia: https://www.levante-emv.com/comunitat-valenciana/2011/02/07/indulto-cangrejo-rojo-13084441.html

Foto: el ibis de Sada. Ojalá vuelva

Chochín y chochín (y chochín)

Hacía años que no los veía (en LRO, nunca). Esta vez son dos, en un bosque de hayas y arces a las afueras de Bruselas: el adulto está a la izquierda, observando con atención a una cría, ya de buen ver, que salta y hace como que vuela en una rama más alta, a la derecha de la foto. Pienso que el chochín de la derecha es una cría porque me parece todavía más pequeño que el de la izquierda y porque no acabo de verle la cola, tan conspicua siempre. Pero también puede ser un inicio de cortejo (?) entre dos ejemplares adultos. Leo en la guía de Blume que el chochín, Troglodytes troglodytes, tiene normalmente dos nidadas. La primera en abril, la segunda más o menos ahora.
(Filtro «Icarus» del editor de Windows. Mi cámara es muy corriente, yo muy miope, y el chochín, diminuto. Para poder distinguirlos bien -pero sin molestar-, tuve que ampliar mucho el zoom! La foto solo vale para percibir la densidad del sotobosque. La rebosante maraña de ramas secas, tocones desarraigados, musgos, zarzas, helechos.)

Post scriptum, 17 de junio. Me manda Tricolina esta captura de cámara, de una grabación en streaming en su bebedero/bañera para pájaros de Cotos de Monterrey. Es el primer chochín que ve en 21 años, exactamente a la vez que los veo yo, ahora, unos dos mil kilómetros más al norte. Añado el link con el video completo. Nuestro pajaruco aparece en el minuto 0,50: https://youtu.be/ClgJEU02ea0

Herrerillo

No es que no estuvieran antes, es que las hojas los escondían. Tampoco había tantos tiros de escopeta a primera hora. Las tórtolas turcas, sobre todo, se acercan más a casa, se arriesgan por los comederos de los perros y los gatos, y a veces -cómo evitarlo- alguna termina desplumada sobre la hierba. Los mirlos y pájaros más pequeños, en particular este herrerillo, y una curruca capirotada que se empeña en picotear el cristal de la galería, vienen a buscar arañas e insectos entre las ramas de esa Lagersotroemia de la foto, que se va pelando empezando por arriba, y a tantear las primeras aceitunas medio maduras de los olivos. Ya no quedan higos ni moras ni uvas (son zorros, me parece, quienes limpian de rebuscos las cepas). Descontando las semillas de los cardos, alijonjeras -de floración tardía- y no sé si de muchas gramíneas, porque este verano se ha agostado todo demasiado pronto, ahora hay que conformarse con esas aceitunas todavía un poco duras, con las endrinas ya un poco pasadas, los escaramujos de los setos (también de algunos rosales domesticados: mi ‘Centenaria de Lourdes’, por ejemplo), los pistachos en miniatura de las cornicabras (Pistacia terebinthus) y las primeras bayas de hiedra por las tapias de los jardines, allí donde sus propietarios hayan tenido el buen sentido de dejarlas florecer.

Giardino dipinto

Una perdiz, un abejaruco y una collalba. La vegetación de esta pared -pintada al fresco, allá por el 20 a.c.- incluye un granado cuajado de fruta, un ciprés, un laurel, una palmera y una rosa damascena. En la parte más alta, que no sale en la reproducción, se ve también un mirlo con las alas abiertas, metiendo bulla.
En otras paredes de este Giardino dipinto de Livia Drusila (procedente de su villa de Prima Porta, al norte de Roma) los especialistas han contabilizado hasta 69 especies de pájaros. Y violetas, iris, crisantemos, amapolas blancas. Y un pino en el panel central. Otra vez las estaciones mezcladas, y otra vez esa preferencia antigua por los frutos del otoño: junto al granado, por las restantes paredes, sólo un membrillo y un madroño. Todo ello, seguramente, para representar la opulencia/fecundidad de la nueva aetas aurea, inaugurada por el divino Octavio, y quizá -pero habría que leerse despacio la bibliografía- con intenciones simbólicas.¿La granada y el pino, atributos de la diosa Perséfone, de la diosa Cibeles? O a lo mejor le estamos dando a ese pino, ese granado, más importancia de la que realmente tenían, como sucede a veces con los bodegones del XVII (¡no todos eran rebuscadas vanitas!) Por otro lado, ¿no se echan un poco en falta unos higos y unas uvas, frutas omnipresentes en tantos frescos y mosaicos? Cosas de Livia Drusila, la dueña de la casa. A lo mejor le empalagaban los higos, simplemente. ¿Y cómo andaba su dentadura? Imaginémoslo: regular. Le molestarían mucho las pepitas de uva entre las muelas…
La identificación botánica y ornitológica completa la hizo esta señora: Mabel M. Gabriel, en los años 50, poco después de que los frescos fueran llevados a su emplazamiento actual en el Museo del Palazzo Massimo alle Terme. Leo en internet, sin embargo, que las excavaciones en Prima Porta continúan, y que un fresco de mentirijillas puede verse ahora en lugar del original.

Notas
Las perdices de verdad -de carne doliente, no dipinte– empezarán a caer a tiro limpio a partir del Pilar, fecha en que se levanta la veda en todo el monte, incluidas las viñas y los sembrados. Respecto al abejaruco y la collalba, estarían en Prima Porta de paso. En octubre ya se encuentran granadas maduras en el mercado, los primeros madroños, los primeros membrillos… pero hace por lo menos un mes que se fueron los abejarucos -y antes, las golondrinas-, dejándonos la misma angustia de todos los años.

Detalles + bibliografía:

Villa of Livia at Prima Porta

Y catálogo florístico, aquí: https://www.researchgate.net/publication/248546044_Botanic_analysis_of_Livia’s_villa_painted_flora_Prima_Porta_Roma

Verano 2019 (2)

27 de julio

Después de tres años olvidado y sin florecer, ahí asomó esta mañana: Hibiscus x moscheutos, de color rojo sangre, efímero y dramático como las amapolas, pero con una corola de quince centímetros de diámetro. Viene de la costa este de los Estados Unidos, como su prima H. coccineus, De zonas pantanosas, charcas, remansos fértiles a la orilla del ¿Missisipi? Allí donde crecen también los cipreses calvos y los tulíperos de Virginia: muy, muy lejos de este jardín. Una perogrullada (locura total transitoria) que escondí con buen criterio detrás de una mata de euforbias.

30 de julio

Las golondrinas que vienen a criar cada año (hacia mediados de abril) al porche de mis vecinos. Una primera nidada salió adelante hace ya tres meses. Cinco pollos. Esta es la segunda, de cuatro pollos, todos bien criados. Los padres echaron a picotazos a los cinco primeros, para que espabilaran. Los otros cuatro salen ya al amanecer, con sus padres, y vuelven al caer el sol. Mi vecina está pendiente. Los ve llegar (los va contando) desde el frailero de la puerta de entrada. Los cuatro pollos se meten en el nido y sus padres se acomodan frente a ellos, en el farol del porche
Mi vecina lleva años con este trajín. ¡Y con lo bien que le vendría acristalar la entrada, para ganarle unos metros al salón…!

1 de agosto

En una gran plantación de pistacheros cerca de casa, acompañando a dos vecinos que vienen a recoger yemas para reinjertar con ellas sus cornicabras (las que han fallado, que no son muchas). Plantaron doscientos patrones -cornicabra, queda dicho- y el año pasado injertaron (Pistacia vera, todo comprado en un vivero en Tembleque). Convencidos de que, pasados 3 ó 4 años, los árboles se adaptarán al terreno -franco-arenoso- y al clima -sequísimo–, mis vecinos van tres tardes a la semana a regarlos, transportando garrafas de ocho litros en su furgoneta. Treinta o cuarenta garrafas por viaje, que hay que llenar, cargar y descargar. Proyectan un pequeño estanque para que se bañen los pájaros. Hileras de lavandas. Colmenas en la parte más alta….Hoy, para poder reinjertar las marras de sus pistachos, han venido a por ramas verdes a esta otra plantación, que poco o nada tiene que ver con la suya.

El propietario es muy amable. Nos lleva en su todoterreno y nos va contando. Tiene otros negocios en la zona, pero esta plantación es la niña de sus ojos. Arrancó las viejas cepas de tempranillo para ponerlo en marcha (con la uva se pierde dinero, ya estaba harto; pero para que su padre no se disgustara excesivamente, renunció a arrancar también los olivos… de momento). Variedades ‘Peter’ (los machos) y ‘Kerman’ (las hembras) Marco de 5 x 6, que hace un total de 327 pistacheros por hectárea. Los goteros funcionando a todo trapo. En regadío, con una producción de 2000 a 3000 kilos por hectárea. Pongamos 2000, para tirar por lo bajo. A 8 euros el kilo: 16.000 euros por cosecha. Tenemos 3 ha., así que 48 mil euros. Pongamos 45.000, para tirar por lo bajo…. En España, sin embargo, comemos pistachos iraníes. Los que se producen por aquí los compran los italianos «para hacer helados». Nos explica la formación de los arbolitos, que están impecables, preciosos. Nos habla de los nuevos productores manchegos (cada vez más) y de gente valiosa, como el tío de Pistachos Nazario, que pela, seca y envasa él mismo, sin mediar italiano alguno.
Y que cuándo se ara, pregunto.
– Cuando me cabreo con los obreros. Los mando a tomar por culo (sic) y me vengo para aquí a desestresarme en el tractor.
Una razón técnica como cualquier otra. Y que cómo se riega, vuelvo a preguntar. Con una balsa de 10 millones de litros que llena la lluvia. ¿La lluvia? ¿Aquí? Bueno, y un arroyo del que se bombea el agua hacia la balsa cuando no llueve. O sea… ¿desde mayo, desde abril?¿Siempre? Momento en que conviene dejar de hacer preguntas (por ejemplo: qué pasa si ese vecino de allí, y ese otro de allá, hacen a su vez sus captaciones en el arroyo, un poco antes y un poco más arriba de tu balsa). Pero no. Al fin y al cabo, pronto serán 45 mil al año, para tirar por lo bajo. Más el salario de los jornaleros, el camino bien cuidado, etc. «A cambio», nos asegura (y a me parece que es un buen hombre, sin doblez), los helicópteros pudieron venir a cargar agua el otro día, para ayudar con un incendio… Otro incendio…Otro más. Porque el bosque está agostado y arde fácil. Porque los árboles (los inservibles, que no producen 45.ooo al año) tiran la toalla y se dejan ir. Porque los pastos de las parcelas «perdidas» se churruscan y crujen, y los corzos, sedientos, se caen en las albercas. Porque los arroyos -vaya por Dios- llevan tres meses secos.

3 de agosto

¡Año de ciruelas! Botes y más botes de mermelada. Y esta tarta de la Larousse de los Postres (receta aún mejor, que sigue a la de la tarta y además rima: «ciruelas mirabel en sauternes y miel», que a lo mejor haría si tuviera ese sauternes, aunque si lo tuviera -para qué negarlo- dudo mucho que se lo fuera a echar a unas ciruelas…): en el fondo del molde, untado previamente de mantequilla, se extiende la masa quebrada; sobre ella se van colocando medias-ciruelas, con la parte cóncava hacia arriba; se espolvorea todo de azúcar, y al horno media hora.

tarta ciruelas

Se puede tomar con un oporto o un jerez o un banyul...

Devota perdiz

OLYMPUS DIGITAL CAMERADecididamente, las perdices no son nada listas. Esta de la foto, madre devota donde las haya, se ha puesto a incubar justo debajo de una rama de moras ‘Royal Crown’, por donde paso todos los días -¡con los perros!- para abrir las llaves de riego de la alberca. ¿No tienen olfato?. ¿No tienen cabeza?. Todavía no sé qué rayo de luz o de buena fortuna la salvó de la hoz. Siempre andamos igual.  Encontramos el nido ayer por la mañana mientras desbrozábamos y limpiábamos esa terraza, la de las moras, y también la de esa charca que se forma con el agua que rezuma del viejo mortero de la alberca. Mohamed, que viene a ayudarme de vez en cuando, me insiste en que hay que impermeabilizar por dentro la alberca, idea recurrente todos los meses de agosto, cuando cuesta Dios y ayuda regar las huertas. Pero si lo hiciéramos nos quedaríamos sin charca. Así que no tiene sentido darle vueltas.

Mohamed menea la cabeza cada vez que surge el tema. En casa le llamábamos «Cacho Pan», porque al principio, hace ya unos años, cuando aún no existía  la amistad que existe ahora, siempre se mostraba púdico y algo cuentista a la hora de cobrar. Mientras doblaba sin prisa los billetes que yo le tendía, Mohamed repetía rutinariamente la cantinela de siempre: que podíamos pagarle con lo que tuviéramos, cualquier cosa, que a él con un «cacho pan» le bastaba… Ahora nos reímos bastante juntos. No tiene ningún problema en tomarse «un botellín» conmigo a media mañana, y en hablarme largo y tendido de sus hijos,  sus amores, en particular del de tres años, que coge de la mata los tomates cherri , los chupa un poco y después los tira, «como un pajarito», me dice su padre, imitando los gestos del niño.

OLYMPUS DIGITAL CAMERALe hice a la perdiz un doble semicírculo de zarzas y hierba fresca -idea peregrina, decían sin decirlo los ojos de Mohamed- para que no se sienta tan a la intemperie ahora que hemos desbrozado el herbazal que la rodeaba. Aunque sé que cuando están incubando  ni sufren ni padecen, y no hay nada bajo las estrellas que las haga moverse del nido -ni el zumbido de la desbrozadora, desde luego-, al atardecer subí a asegurarme  de que la perdiz seguía allí. Y hoy por la mañana bien temprano, otra vez.

Las patatas están sanísimas y en flor.  De los injertos, sólo un tercio parece haberse afianzado; los otros se secaron al poco de brotar, ahogados, suponemos, por el empuje de los brotes que empezaron a salir por debajo del corte. He levantado una de las dos camas de fresas y en su lugar he plantado puerros. Ya estamos comiendo rabanitos y lechugas. En un montón de paja y tierra, donde están sembrados los calabacines, una serpiente de 125 cms (los medí) nos ha dejado quedar su preciosa muda de encaje.

Tropicales y azules

Jardín Botánico de Basilea. Diciembre.

Irena puella y Vanda caerulea

Una opulenta orquídea azul pastel (Vanda caerulea o alguno de sus híbridos) y un pájaro casi turquesa (Irena puella), pendenciero y seguro de sí mismo, que nos recordó mucho a nuestros rabilargos. Antes era difícil encontrar Vandas en las tiendas de jardinería. En el viejo manual de orquídeas que tengo encima de la mesa («Superbes orchidées», ed.Chanticleer) ni siquiera las incluyen. Pero recientemente las he visto en un gran centro de venta para mayoristas, en Madrid. Lo que significa que han dejado de ser una rareza cara. Las venden con las raíces prácticamente al aire, apenas protegidas con un poco de musgo, y enganchadas a un minúsculo cesto de madera que cuelga del techo con un hilo de nylon. ¡Nada que ver con las acomodaticias Phalaenopsis! Las Vandas, aquí, sólo podrían cultivarse en una galería muy iluminada (pero con posibilidad de atenuar la luz en verano), y con un humidificador encendido casi permanentemente. O bien en el baño, si uno tiene la suerte de tenerlo orientado al sur. Complicado. Complicadísimo, en realidad, a menos que se puedan reproducir las condiciones de luz, calor y humedad de – pongamos-  las selvas de Mindanao. (Luz intensa de mañana, lluvia fina a mediodía, bruma y nubes al atardecer, humedad constante del océano y de la propia selva, bombeando y transpirando sin descanso, todos los días del año, todas las horas del día….)

Alternativa: renunciar; disfrutar de las Vandas en las fotografías de los libros y en los invernaderos de los jardines botánicos; mirar ahora mismo por la ventana y agradecer la silenciosa floración del durillo, tan  consoladora en pleno invierno.

Entre los calabacines

entre los calabacinesEntre los calabacines, ayer por la mañana, descansaban a la sombra una perdiz y sus doce crías. Se levantó despacio y fue a acurrucarse debajo de una anchusa (una que he dejado sin cortar, porque me encantan sus flores azules) con los doce perdigones apretados contra ella, convencida de que  ya no la veía…
Cuando me encuentro una perdiz, una paloma o una tórtola, procuro espantarlas haciendo aspavientos y simulando estar muy indignada. Incluso les arrojo  (suavemente) algún palo. La idea es que, si se acostumbran al ser humano, si creen por una décima de segundo que el ser humano es inofensivo, pierden las pocas probabilidades de supervivencia que puedan tener al empezar la temporada de caza. Pero esta vez no podía ponerme a dar gritos. Los perdigones eran minúsculos. Parecían pollitos de gallina recién nacidos.  Así que hice como que no los había visto, salí despacio de la huerta, llamé a los perros y los metí en la casilla.

…Media hora más tarde vino mi vecino Perico a por alfalfa. Aquella alfalfa que habíamos sembrado como «abono verde», junto con avena, al poco de llegar a la finca. Sigue rebrotando cada año, y por lo visto es una «delicatessen» para conejos y liebres. Perico tiene una sobrina nieta de cinco o seis años a la que ha regalado un gazapillo que se encontró  hace unos días en el camino. El gazapillo va engordando a base de lechuga y alfalfa, y se deja acariciar por la niña, que lo lleva en brazos de aquí para allá. Le conté a Perico lo de la perdiz mientras cortaba alfalfa con su hoz. «Hocino», me corrigió, el que usaban antes las mujeres. Los hombres usaban una  hoz grande que llamaban «carbonera» (..pero  había mujeres que trabajaban más que los hombres, «y eso que a ellas sólo les daban un cuartillo de vino», etc ). Me dejó hacerle una foto al hocino, para que quedara bien claro, para las generaciones venideras, la diferencia con una hoz: el hocino tiene dientes, no filo, y es más pequeño; la hoja, además, no está en el mismo plano que el mango (guardo la foto para otro post, el de la guadaña y demás instrumentos cortantes). Volvimos a entrar en la huerta y buscamos a la perdiz con sus crías.  Ya no estaban. Ni rastro. ¿Por dónde entraron?. ¿Por dónde salieron?. Ni idea. Pero estaban aquí mismo hace un momento, rondando la huerta, el frescor de la tierra regada, la poca sombra que pueda proporcionarles un calabacín o una anchusa.  Le enseñé a Perico las fotos. Me dijo que los perdigones no echarían a volar antes de quince o veinte días. Durante ese tiempo hay que vigilar muy de cerca  a los perros.  Llevarlos al campo por turnos -uno a uno- y ver de tenerlos siempre al lado (incluso con la correa).

perdiz y perdigón
P.D. Este perdigón de la foto (en rojo) es el bobalicón del grupo. Sus hermanos corrían como centellas entre los calabacines mientras él se quedaba  ahí parado. En Galicia, si fuera un cachorro, le dirían «o da teta de atrás»,  al que sus hermanos no dejan acercarse a los pezones con más leche; relegado a patadas hasta la última fila, crece infraalimentado y un tanto ido (…Pero el que ríe de último ríe mejor. A lo mejor sus hermanos, por listos, acaban metiéndose en un lío. El de la teta de atrás va pasito a pasito, siempre sobre seguro).