Una gota de agua

A mediodía, cuando el sol está más alto

OLYMPUS DIGITAL CAMERAUna gota de agua, la que se pierde por el «racor» de la tubería de riego, le basta a esta culebrilla de agua (Natrix maura) para poder descansar un rato a  mediodía Una teja protege la llave (del hielo, de las zarzas…), y ahí, con la espalda contra la piedra húmeda, duerme hecha un ovillo la culebrilla. Quedan pocas ranas en la alberca nueva (que es ésta). Una o dos, como mucho, y buen cuidado tienen de andar de puntillas para no despertar a nadie… Cuando el sol está bien alto, mientras la culebrilla duerme, las ranas salen a cazar moscas por el borde de la alberca.

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Junio

 Primeros días de junio, 2013

vilanos junioExtraña primavera. Como las temperaturas nocturnas no han subido de 8-10º durante semanas, y el cielo ha seguido cubierto un día sí y otro también (aunque sin lluvia), los tomates están flacos, las berenjenas pálidas, los calabacines lentísimos, las fresas menos dulces de lo que acostumbran…Del lado bueno: los albaricoqueros plantados hace dos años, y los melocotoneros tardíos plantados este invierno, están brotando bien.  Las viñas se han llenado de flores, y también las moras, que en los sitios más soleados empiezan a cuajar. A los puerros, remolachas y lechugas parece serles indiferente este ir y venir del sol entre las nubes. Las patatas siguen creciendo, mejor que peor; algunas hojas ya amarillean y hay que regarlas cada poco. El grillotopo asomó la nariz unos días y se comió unos ajos. Pero todavía no se ha puesto pesado.   Entre ayer y hoy –los dos primeros días de calor- he visto aparecer los primeros hormigueros. lagarto ocelado junio-13Un lagarto ocelado tomando el sol en medio y medio del camino. Conejos de fiesta al atardecer (atardecer en junio: diez de la noche). Hay alondras  revisando a fondo las cunetas, y aviones (de culo blanco)   haciendo el loco muy cerca del suelo. Las amapolas y arvejas van dejado el sitio a los carraspiques, silenes, cañahejas, cardos. En la orilla de la finca, donde hace un mes florecían los majuelos, lo hacen ahora (y con ganas) los rosales silvestres y las madreselvas.  De las retamas cuelgan legumbres peludas. De los bajos del pantalón, y de las orejas de mis perros, rascamoños grandes como garbanzos.  En la charca se emparejan las libélulas y los caballitos del diablo, pero las ranas ya no se desgañitan como hace un mes. El cuco insiste menos, casi nada… Las matas de angélica – que debería estar empezando a arrancar, al menos algunas- ciegan el cauce del arroyo y se llenan de flores blancas.  Perico, el vecino, ha terminado de arar y requete-arar su viña.
Empieza a hacer calor.

alondra 11-6-13(Fotos: vilanos de Tragopogon, lagarto ocelado, y alondra escondida detrás de un cantueso)

¿Qué fue de Potxola?

Marzo 2013

potxola 2

-¿Quieres un leproso?
-¿Un qué…?
-Un galápago que acabo de recoger en la carretera…

Ya teníamos sospechas de que por esta zona pudo haber galápagos, leprosos (Mauremys leprosa).  Sabemos, por el plano catastral más antiguo que se conserva, que justo delante de la casilla  había una charca  donde afloraba el agua del segundo manantial  (véase el post «Aquí empieza todo»). Hace cosa de tres años Xela -la perrita blanca de las fotos- apareció con un caparazón en la boca. El caparazón se hizo añicos, literalmente, cuando lo limpiamos. Pero ERA un galápago leproso. Las otras pistas nos las dió uno de los autores de Los Bosques Ibéricos (¿quizá el libro más citado en este blog?).  Lo que veíamos en LRO nos parecía una mezcla de formaciones vegetales diferentes: por un lado, encinas, enebros, jaras, cantuesos; por otro lado, melojos, madroños, majuelos, jazmín silvestre… Hubo, pues, otro paisaje, algo más húmedo, y hoy en retroceso. «Nunca dejará de correr el agua en LRO», afirman los vecinos, afirma el antiguo propietario, afirman todos los que se criaron por aquí. Pero no es verdad.  Ahora se frotan la barbilla  y  echan la gorra para atrás cuando ven menguar el chorro en el pilón.
Bueno, Potxola. Le dije a Oscar, el vecino que la había rescatado, que en LRO ya no podíamos garantizar 12 meses ininterrumpidos de agua. La charca al pie de la alberca y el estanque artificial de la pradera se mantienen a costa de las huertas, y así seguirán. Es preferible tener menos tomates y más ranas. Pero ¿por qué condenar a la buena de Potxola a pasar penurias en LRO cuando hay tantas plazas hoteleras para galápagos en los alrededores?.  Potxola (pues ya se había determinado que era una hembra) durmió esa noche en casa de Julia, otra vecina, de dos años, que mostró gran interés, me dicen, en conocerla y toquetearla.  Por la mañana Óscar y el padre de Julia se llevaron a Potxola a su nueva casa, al pie de un viejo molino en ruinas, en un tramo  del río Alberche. Camino del molino se pasaron por LRO, con Potxola metida en un taper de plástico . Nada más llegar, y tras las pertinentes presentaciones, la dejamos unos minutos en el arroyo para que se refrescara y mordisqueara alguna hierba.  Tenía muy buen aspecto. Le hicimos unas tres o cuatro docenas de fotos, cabeza dentro, cabeza fuera,  en el pilón, en el agua, en una piedra, en la mano de uno, en la mano de otro… y al fin la dejamos ir.

la casa de potxolaFoto: por ahí debajo, a la derecha del molino, corre el agua del río. Hay sauces y carrizos, remansos de lodo por las orillas, juncos, hierbas, flores, y, con suerte, hasta un guapo Potxolo escondido bajo el agua.

NOTA
¿Qué hacía Potxola en la carretera?. Podía haberse despistado. O estar escapando de una obra (una retro excavando una balsa, una desbrozadora cortando la vegetación donde ella terminaba de hibernar…). O haber sido simplemente abandonada, como un perro o un gato. En España está catalogada como «Vulnerable». Reproduzo el párrafo correspondiente del Libro Rojo de Anfibios y Reptiles  (p.145): «Siendo una especie relativamente común, está en regresión en determinadas áreas, debido principalmete a la transformación del hábitat, la excesiva contaminación en zonas industriales o agrícolas, la desecación de masas de agua (Valencia),  y al comercio al que ha estado soemetida, para consumo (Huelva), recolección para la tenencia o venta como mascotas  (suroeste), fabricación de objetos ornamentales (Marruecos), etc. «

Lo más frágil

Verano 2012

Sólo con rozarlas se rompen. No sé de qué estarán hechas. ¿De papel cebolla, de obléas de misa?.
En LRO las mudas de serpiente se encuentran a partir de julio. Cerca de la salida del tubo de drenaje, por donde ví  más de una vez escurrirse a su propietaria. En la misma salida del tubo hay también cinco o seis mudas pequeñas, de una cuarta de largo.  Ésta de la foto mide más de metro y medio. Ojalá pudiera desenmarañarla de las hierbas, estirarla y medirla. Pero no puedo ni tocarla. La dejo donde está y se la enseño sólo a los amigos muy amigos (no a los otros; el hombre que nos vendió la finca, y el conductor de la pala excavadora que vino a cavar el estanque, y hasta el pastor -al que, por otra parte, aprecio- las matan a garrotazos ).

 

 

 

 

Scare-eyes

Febrero 2012

Ojos-que-espantan.

Un ornitólogo noruego, M. Markgren, escribió en 1960 un artículo sobre las reacciones de miedo y huida en las aves[1]. Había llegado a la conclusión de que una de las cosas que más les intimidaba era la mirada fija, penetrante, de dos ojos enormes. Construyó entonces el siguiente espantapájaros: un gran globo de plástico pintarrajeado con dos ojos descomunales,  formados por una serie de círculos concéntricos de diferentes colores. Ojos haciendo “chirivitas”, una especie de Gorgona esquemática, de mirada petrificante. Y el experimento demostró que ningún pájaro se acercaba a menos de quince metros. El modelo de espantapájaros recibió el nombre de su inventor, se hicieron variantes con diferente número de ojos, tamaños y coloridos, y desde entonces, según leo en internet, el Markgren scorecrow (o scare-eyes balloon) sigue siendo uno de los más utilizados para ahuyentar aves de los cultivos. En la web de la que he tomado la foto –enasco.com– los venden por cinco dólares y medio.

La mirada fija y directa no sólo ahuyenta a los pájaros. Cualquiera que haya tenido contacto con perros tímidos –esos perros aterrorizados que llenan los albergues de España, sin ir más lejos– sabe bien que, para evitar que entren en estado de pánico, no hay que mirarles jamás de frente. Los animales quieren pasar desapercibidos. Que un ser humano se fije en ellos puede ser el comienzo de una pesadilla. En el caso de los pájaros, supongo, la cosa es más sencilla. Basta con unos ojos de un tamaño superior al de los suyos: los ojos de cualquier posible depredador.

En LRO había una casilla de piedra, sin tejado, sin puerta, destrozada, pero con unos gruesos muros de granito bastante bien conservados. Una vez que estuvo todo arreglado nos planteamos la posibilidad de encintar las paredes. Incluso llegamos a comprar una masilla especial… un producto fantástico para cerrar juntas que, ante nuestras eternas dudas y sucesivos aplazamientos, acabó echándose a perder. Nos habíamos dado cuenta de que entre esos bloques de piedra se escondían un número indeterminado de reptiles, pequeños mamíferos, incluso pájaros. Esta foto pertenece a un lagarto ocelado (Lacerta lepida). Los “ojillos” que cubren su cuerpo están destinados a ahuyentar, o al menos despistar, a cualquier pájaro –u otro animal, quizá un zorro– que se les acerque con intenciones poco claras. Encontramos este lagarto en la casilla en la primavera de 2008, después dejamos de verlo; en el entretanto encontramos otros muchos reptiles, y vimos lagartos ocelados en otras zonas, cruzando el camino o tomando el sol en una piedra. No muchos, sólo dos o tres (¿o siempre el mismo, paseándose..?), pero sí los suficientes para tomar una decisión. No íbamos a encintar nada. Bastante trastorno había supuesto ya para todo ese bicherío de LRO la llegada intempestiva de nuestros perros (intentamos llevar sólo a uno de cada vez, y mantenerlo muy controlado, pero no siempre se puede evitar que busque ratones o que persiga una lagartija). Por  lo que leo en el Libro Rojo de los Reptiles de España, los lagartos ocelados están retrocediendo a pasos agigantados en todas partes: “En los últimos años se ha señalado su casi total desaparición en amplias áreas protegidas, como Doñana o los Aïguesmolls… o ha pasado en poco tiempo de presentar densidades mayores a 50 individuos por hectárea en Sierra Morena, de las dehesas extremeñas o de la desembocadura del Ródano, a mantener una presencia casi vestigial. Esta llamativa disminución podría ser un fenómeno generalizado…” (p. 226). Curiosamente, sin embargo, sigue apareciendo en los manuales de caza como especie cinegética, porque puede comer huevos de perdiz y de otras aves que el cazador, naturalmente, prefiere comerse él[2].

Foto de wikipedia.

Los ocelos de la mariposa Iphiclides, tan común en LRO, como los de la Papillo macaon o la Inachis Io, parecen cumplir la misma función que en los reptiles. Y que en el pavo real, en el pez torpedo, en las mariposas-búho de las selvas de Centroamérica… La estrategia es siempre la misma, que el que se acerca se sienta observado por unos ojos penetrantes que le miran de hito en hito;  en el caso de nuestro lagarto, por una miríada de ojillos repartidos por todo el cuerpo. ¡Ni te muevas, que te están mirando fijamente cien pares de ojos!, le dicen al águila culebrera los ocelos de su espalda. Y si gana medio segundo para salir disparado, antes de que el águila se despabile (que lo hará), pues mejor que mejor. Miradas que aturden, o que asombran y atemorizan. Unas veces para escapar de la muerte; otras, para paralizar de puro asombro-espanto a la hembra fértil. Lo demuestra la parada nupcial del pavo real. ¿Y quizá por eso los ocelos del lagarto macho son más grandes y más azules cuando está en celo…?.  ¿Y al ser más grandes y más azules mantendrá también más a raya –más cohibida– al águila que quiere cazarlo…?.

N.B. Sobre la mirada que mata, en particular de la Gorgona Medusa, un libro precioso de J.P. Vernant: La morte dans les yeux. Sobre este señor del espantapájaros, M. Markgren, no encuentro nada; si alguien tiene ese texto de 1960 ¡y da la casualidad de que además lee este blog!, me encantaría ponerme en contacto con él.


[1]  “Fugitive reaction in avian behaviour”, Acta Vertebratica, 2; encuentro la referencia bibliográfica en wikipedia, pero no el artículo.

[2] “El lagarto es un dañino consumidor de huevos que debe ser controlado”, La caza y el examen del cazador, J. M. Montoya, Ed. Mundi Presa 1989, p. 60. Sigue siendo el libro de texto de referencia para los alumnos del Ciclo Superior de “Gestión de Recursos Naturales y Paisajísticos”.