Flores nabucodonosorcitas

Los ojos bien abiertos. Las manos quietas.
Hay que andar con tiento al empezar la primavera. Se calienta la tierra, la savia sube, se despabilan los invertebrados que hibernaban en los montones de hojas, las gramíneas secas, en las cabezuelas sin podar de las hortensias, las arrugas de las cepas, la corteza de los frutales… Al pie de las plantas empieza a moverse todo. Y en las macetas, lo mismo. El principio es este: no cargarse porque sí todo lo que bulle entre los brotes. El principio es, mejor dicho: aprovechar este momento para observar con atención (y si hay que actuar, que a lo mejor NO, que con mucha frecuencia es NO, que casi siempre es NO, ya se verá cómo y por qué -tag «grillotopo», por ejemplo; para lo demás, tag «insectos». Observar y estudiar un poco. No ser como los nabucodonosorcitos, que lo hacen todo con entusiasmo pero a lo loco)

Qué hacemos con los ratones

Ratones o ratas que andan por donde no deben. Se cazan cuidadosamente con una jaula trampa, poniendo un poco de comida al fondo. El ratón entra, pisa el pedal conectado con la puerta y ¡clac!, la puerta se cierra. Con el ratón/rata a buen recaudo, y antes de meterlo en el coche, se tapa bien la jaula con un trapo, para que no se estrese y chille y entonces también se estrese (y chille) el conductor. Se lleva el ratón/rata al campo, lejos, dicen por ahí que «un mínimo de 8 km» (?), y se le suelta enseguida.

Termitas en la viña

Hace tiempo que quiero escribir sobre las termitas, esa especie de hormigas cabezonas y translúcidas que trituran la celulosa de las cepas y que cada año, cuando podamos la viña, me parecen ser más. Iba a ordenar las cuatro vagas ideas que tengo sobre ellas (en resumen: que no son causa sino consecuencia de la debilidad de la viña; como los líquenes en las ramas de los robles resecos, cada año más resecos, en los valles bercianos y gallegos que ahora atraviesa el AVE a toda pastilla) pero una búsqueda rutinaria en internet me ha conducido, casi ipso facto, a www. pasiontermitas.com.  Otros se apasionan por el chocolate, por Bach, por el billar a tres bandas… ¿Por qué no apasionarse por los entresijos del termitero? El resultado es un blog lleno de datos, enormemente útil para entender los ciclos del insecto, distribución, daños etc. Su autor, que trabaja para una empresa de «control de plagas», propone frenar las infestaciones en viñedo con un cóctel variado de organoclorinas y/o fosfaminas y/o otros…
Compramos LRO en 2006. La secuencia en este viñedo reviejo ha sido la esperable: estrés hídrico, yesca, más estrés hídrico, ¿errores de poda?, yesca, estrés hídrico, termitas, hormigas, estrés hídrico, hormigas… Y qué le vamos a hacer. ¿Actuamos contra todo con artillería pesada (de dudosa eficacia a medio/largo plazo; con seguros efectos secundarios a corto sobre el resto de la fauna), o, puesto que se trata de un viñedo familiar, del que nadie depende para vivir, en el que no se pagan jornales … tiramos para delante con lo que hay, arrancando las cepas que se mueren -calentándonos con ellas en invierno- y plantando otras nuevas, si acaso, en otra zona de LRO?
De la cepa que se muere no es responsable la termita. Las termitas no se alimentan de madera viva. Los brazos afectados por una infestación en toda regla son más frágiles. Esto hay que tenerlo en cuenta, supongo, en grandes plantaciones mecanizadas. No en un viñedo de 500 cepas que ni siquiera se ara. Aquí nos ha de bastar con retirar la madera estropeada (desde antes de la llegada de las termitas, pues) y con desroñar, como decía Severo, brazos y pie de la cepa. Pero ni Dieldrin ni Dimetoato ni nada que se le parezca: nada. Ningún cóctel. Nada, Nunca. A largo plazo, quizá hasta salga más rentable sacar en procesión a la Virgen de la Nueva y pedirle que llueva, que llueva salvajemente durante quince días…

Añado esta otra foto de las termitas de LRO; hinchadas y lustrosas Kalotermes flavicollis , “hermosas termitas de cuello amarillo”. El nido es pequeño; lo hacen entre la madera, que, como se ve en la foto, está también llena de excrementos y tierra. Cuando alguna termita «echa alas» y se va a iniciar otra colonia, se la puede ver en los montones de leña que quedaron sin quemar en primavera. Entre esa leña hay ramas secas de almendros y ciruelos (foto de arriba). La termita en fase alada es la única que va con «collar», esa bufanda amarilla que da nombre a su especie (flavicollis; pero sólo tengo fotos de la tropa de obreras sin alas, en invierno). Todas son ciegas. He aprendido en pasiontermitas.com que lo que les espanta no es la luz sino el aire, el peligro de la deshidratación.

Dejo anotado, por último, que termitas y carcoma no son lo mismo (el diccionario online latín-español puede llevar a engaño): aunque no son ni parientes, las termitas parecen hormigas blancas y gordas; la carcoma es un escarabajo; sus  larvas perforan galerías en la madera seca, comen, pupan y adiós.
La termita-voladora tampoco se puede confundir con la hormiga-voladora, imposible. Véase el esquema de aquí abajo, sacado de internet. La termita es isóptera. Le he pintado una bufanda amarilla para aprovechar el dibujo. Ahora es una Kalotermes flavicollis alada en el mes de mayo:

Ibis en la playa de Sada

(Fauna vagabunda, I)

Enero 2023. Threskornis aethiopicus, ibis sagrado o egipcio, originario de Africa subsahariana y oriental. Clasificado como «especie exótica no establecida» en este tramo del Atlántico, pero como especie exótica-nidificante en el tramo francés, de donde quizá proviene este ejemplar ¿desorientado, pionero…? que vagaba esta mañana por la playa de Sada. He vuelto a buscarlo unos días después pero ya no estaba. Seguían los vuelvepiedras, como locos por la orilla, los correlimos y una media docena de espátulas. Entre los sedentarios o casi, varias parejas de garzas, una única garceta, ánades reales y silbones, ¿un ganso?, y docenas de gaviotas reidoras (aquí, choronas), sobrepasando en número a las patiamarillas.
A esta fauna que viene de «fuera» ( convención linguística para salir del paso; pero habría que determinar si tal cosa sigue teniendo algún fundamento, tal o cual adverbio espacial, ¿?, en el marco de la historia natural reciente, totum revolutum de los siglos XX y XXI) podrían aplicársele, quizá, algunos de los pecios de Sánchez Ferlosio sobre la «Naturaleza», que no es -por ejemplo- el león somnoliento del zoo, sino la rata que se cuela entre los barrotes para robarle un resto del menú … No el animal emblemático que mimamos -al tiempo que terminamos irreversiblemente con su hábitat «natural», así como con el de sus competidores de «fuera», allá «lejos»- , sino el que se adapta a nuestros destrozos; el que cambia, sufre, sobrevive y se reproduce.

Cualquiera que tenga responsabilidades de gestión en un espacio natural protegido (o sin proteger) considerará una frivolidad el párrafo anterior. Sin embargo, el caso del ibis sagrado no parece, pongamos, el de la cotorra de Kramer. ¿O todo es lo mismo? Cuando se le cuelga a un pájaro el sambenito de «exótico invasor», y por ende «dañino», es decir, «amenaza para la fauna autóctona», sin matices (nidificante o no, etc), y por ende condenado a la erradicación (con menos matices aún), lo suyo sería justificarlo bien, con datos concretos. ¿Es frívolo decir esto? No hay mucha información en internet sobre la situación de los ibis en España, que en su práctica totalidad, según datos de la SEO, son ejemplares divagantes. Sí abundan, en cambio, los artículos referidos a su situación en Francia, en cuya costa atlántica la población de ibis se disparó a principios de siglo. Lo que sigue a partir de aquí es el resumen, con algún añadido, de un informe publicado en 2015 por Loic Marion (investigador del CNRS -equivalente a nuestro CSIC- en la universidad de Rennes, y coordinateur des Recensements Nationaux des colonies d´Ardeides, Spatule blanche et Grand Cormoran pour le Ministère de l´Ecologie, Vid. nota 1).

Al ibis se le ha estado persiguiendo durante años en algunos departamentos de Bretaña y Pays-de-la-Loire. Con saña pero sin fundamento, denuncia Ms. Marion. Por un lado, los ibis refuerzan las colonias de sus primas las espátulas (Platalea leucorodia), aves protegidas y con pedigrí autóctono. Estas colonias mixtas suelen incluir también garzas y garcetas, a veces garcillas bueyeras, incluso martinetes. Un «ambiente sonoro atractivo» (=las voces del vecindario) es importante a la hora de criar: todas estas aves irán a hacerlo donde más amparadas por el grupo se sientan. Si se ahuyenta o mata a tiros a los ibis, aunque sea con silenciador, la reproducción de toda la colonia queda comprometida, que es lo que de hecho, asegura Ms. Marion, ha estado pasando (incluyendo la espantada de una primera pareja de moritos comunes –Plegadis falcinella, pariente directo del ibis pero, a diferencia de este, legalmente protegido- que se había asomado por la laguna de Grand- Lieu en 2011. Solo en 2015, cuando se dejó en paz al ibis sagrado, el otro se le arrimó y se animó a hacer su nido). En resumen: a tiros con los ibis, abandonan el lugar de nidificación las espátulas y compañía, quienes, además -todos ellos- van volviéndose más y más farouches a medida que se persigue a los ibis. Inicialmente, es decir, desde que se detectó su presencia en Francia hace 40 años, hasta 2015 (fecha de este artículo de L.Marion), después de casi una década de persecución, ellos eran los más confiados de la colonia: la presencia del ibis tranquilizaba a la mucho más tímida espátula, dada a alejarse del nido ante la menor amenaza (léase: presencia humana).
Por otro lado, las citas de destrucción de huevos de charrán o fumarel por parte de ibis en 2005 son muy excepcionales o de segunda mano, no verificables, alguna de ellas… disque obra de un zorro. Mientras se hacían las pertinentes verificaciones fueron abatidos a tiros 7000 ibis, los sospechosos «presuntos». Misma ignorancia o mala fe en el caso de la destrucción de la colonia mixta en la isla bretona de Govihan (2004). Los nidos se encontraban sobre viejos ejemplares de ciprés de los pantanos. El propietario de la isla quería «proteger» los árboles. Resulta que son los excrementos de cormoranes y garzas los que dañan o pueden dañar a los cipreses, no los de ibis (y quand même, ¿justificaría eso un «programa de erradicación» de los, por cierto muy autóctonos, cormoranes?); pero sobre todo: los cipreses de los pantanos son ellos mismos ¡alóctonos!, introducidos en los años 30 y causantes del cambio radical del ecosistema del golfo de Morbihan (antigua junquera). Los ejemplares donde se instalaba la colonia mixta estaban viejos y enfermos, ya muy debilitados por las tormentas del Atlántico. ¿Y cómo los protegió de los ibis este tío de Govihan? Talándolos. Hecho lo cual, se lió a tiros con los pájaros.
Por último, la tesis de Loic Marion tiene adversarios, naturalmente, que también divulgan sus puntos de vista en internet. P. Yésou y P. Clergeau, defensores de los programas de erradicación, alegan que los ibis, al margen de su carácter directamente dañino o no dañino sobre otras especies (ellos dicen que oui, pero Marion discute una por una todas sus pruebas), se reproducen con éxito apabullante (= daño indirecto). Pues bien, L. Marion argumenta que la expansión atántica del Ibis a partir de 2007, tras la dispersión de ejemplares provocada por las primeras y poco meditadas intervenciones (años 90 y primeros 2000), se debe principalmente a la sobreabundancia de cangrejos rojos, también llamados de Luisiana o cangrejos americanos. Cangrejos altamente invasivos, con efectos dañinos-directos para el ecosistema (sobradamente probados, estos sí) que exactamente en esos años colonizaron la Brière y después el lago del Grand Lieu, la mayor zona de nidificación del ibis. Lectura a medio plazo: los ibis y sus vecinos contribuyen a controlar la expansión del cangrejo americano. La población de ibis se contendrá, necesariamente, a medida que el recurso disminuya y siempre y cuando no se siga perturbando las colonias mixtas estables (perturbación que está en el origen de la dispersión del ibis, recuerda otra vez L.Marion). Pero mientras esto no sucede y va aumentando el número de parejas reproductoras, los directores de los parques y reservas naturales se ponen nerviosos y se lo hacen saber a las autoridades. ¿Hay que intervenir? L.Marion mantuvo su non en la reserva de Grand- Lieu (de la que era director), repitiendo que semejante éxito reproductor se debía al éxito del cangrejo rojo… a día de hoy ya en disminución, como no podía ser de otra manera. Los que pasan de estas sutilezas y dicen que sí, que procede la erradicación, porque -tal es el argumento de fondo- un ibis egipcio no pinta nada en Bretaña, ¿lo harán al menos con tiento, fuera de época de cría, por ejemplo, ya que ahora se sabe más del contexto social de las colonias mixtas…? Cabe dudarlo. La orden de la prefectura de Maine et Loire para 2021-2025 va en la línea de Yésou & Clergeau, no en la de L.Marion. Y es la orden del prefecto la que se ejecuta a través de las ONCFS -organizaciones nacionales para la caza y fauna salvaje-, opine lo que el opine el director de este o aquel espacio natural protegido. (Véase nota 3)

(Foto: sarcófago de ibis momificado. IV-I a.c. Brooklin Museum, N.York)

Sobre la situación del ibis sagrado en España, esta es la conclusión del informe del Atlas SEO (nota 4, enlace al informe completo): «El número de ejemplares que se registran en los últimos años parece tener una tendencia a disminuir, inferior a 10 ejemplares: dos aves en dos provincias en 2016, siete aves en seis provincias en 2017 y ocho aves en seis provincias en 2018 (Molina et al., 2020)» . A pesar de estos datos, en Cataluña hay un plan de erradicación desde 2019: se eliminará por la vía rápida al que asome el pico por allí, venga a criar o solo de paso (que es lo que documenta la SEO). En Doñana cinco ibis sagrados tuvieron la mala suerte de mezclarse con unos moritos (2011) y el personal del parque, en conformidad con la Junta de Andalucía e ignorando por completo la conducta social de estas especies -como no se cansa de denunciar L.Marion- acudió raudo y veloz a «erradicarlos»… por si acaso. En el resto de la Península se le ha dejado en paz (*o yo no encuentro más datos en la web, valga esta precisión para todo lo escrito), a pesar de los frecuentes avistamientos y de que las fuentes de alimento abundan. Por tanto, teniendo en cuenta que aquí, con las ilustres excepciones catalana (demasiado reciente) y andaluza (demasiado escasa: 5 ejemplares «erradicados»), nunca se le ha perseguido seriamente, este dato de la SEO («tendencia a disminuir») vendría a darle la razón a Loic Marion. Los problemas con el ibis empiezan con su dispersión cuando se entra pegando tiros en una colonia mixta sin la menor idea de lo que va a pasar después (= precisamente lo que se hizo en el golfo de Morbihan en los 90, vid.supra). Así que cuidado con los hiperactivos protectores de la naturaleza en Andalucía y Cataluña. Siempre con retraso, pero con infalibilidad probada, los españoles tendemos a reproducir los errores del vecino…Y antes de terminar: las fichas ornitológicas del Ministerio de Medio Ambiente, que reproduce, desarrolla y amplia la Generalitat, son una risa en lo que se refiere al ibis: debe de ser el único pájaro -¿quizá en compañía de otros exóticos?- que eutrofiza las aguas, va cuando tiene hambre a los vertederos, presenta riesgo de colisió amb les avions… De este tipo de argumentos, de nulo rigor científico, habla L. Marion en su informe)

Siguiendo en España. En las marismas del Guadalquivir han resuelto explotar económicamente los cangrejos americanos (que por lo visto están muy buenos a la plancha) y dejar las sobras para las garzas, espátulas,flamencos, ibis eremitas, moritos y quien se presente. Sale perdiendo el cangrejo autóctono, por supuesto. Y también la población de anfibios disminuye, porque el cangrejo americano devora huevos y renacuajos, pero… ¿qué hacemos? Pues hacemos «de tripas corazón», en resumen, para que los hosteleros sevillanos se estén tranquilos y de paso la población de Ardeidae & Cia prospere. Se prohibe el movimiento de cangrejos vivos de unas masas de agua dulce a otras (así en las regulaciones autonómicas). Se confina -intenta confinar- en reservas naturales al cangrejo autóctono y, si acaso, a los anfibios -otra vez la imagen del león del zoo, en aquel pecio de Sánchez Ferlosio- dándole vía libre al cangrejo rojo en el resto de los humedales…También en la Albufera lo han indultado ya, mediando un estudio del CSIC en el que se da cuenta del beneficio para garzas, espátulas etc. ¿Alternativas realistas…? (N.B, sobre la necesidad de distinguir y no tratar de hacer simple lo complejo: no parece que nada de lo anterior pueda aplicarse -aquí y ahora- a otras especies invasoras «similares», pongamos cangrejo azul en el delta del Ebro, mejillón cebra… Nota 5)

Conclusiones, a partir del caso francés. ¿Ponemos en la lista de indeseables al cangrejo rojo pero seguimos plantando cipreses de los pantanos? ¿Menos ibis = más espátulas, de verdad?, ¿aunque ningún estudio serio dé pruebas concluyentes del carácter dañino del ibis (todo lo contrario, cuando se trata de reforzar la población de espátulas) y aunque los manejados por las expeditivas ONCFS, al menos hasta 2015, fecha de publicación de este trabajo de L.Marion, no tuvieron nunca en cuenta, por puro desconocimiento, ni la vida social en las colonias mixtas ni los estudios sobre el aumento/disminución del indeseable cangrejo americano en relación con el mayor/menor número de ibis ?

No sé si quedan ecosistemas «puros» en algún lugar de la costa atlántica. Todo lo hemos alterado, en uno u otro grado. Siendo esto así, y cada sitio/cada caso diferente de todos los demás, ¿es posible dar normas generales, estigmatizar a este pájaro o a esta planta alóctonos sin estudiar muy despacio por qué está ahí, cuál es su impacto real, contrastado, y qué va a pasar si se interviene para limitarlo/erradicarlo, de esta o aquella forma? O, dicho de otro modo, ¿en qué punto de la cadena de «invasiones» es inteligente intervenir y en qué punto deja de serlo sin que, después de años/lustros/siglos acumulando desbarajuste sobre desbarajuste, no nos vaya a salir más caro el bollo que el coscorrón?

(Foto: jeroglífico en el templo de Horus. Edfou, antigua Apolinópolis Magna, en el Alto Egipto)
Sigo leyendo… Las frágiles y muy autóctonas espátulas también prosperan en estos últimos tiempos, y en parte gracias a sus exitosos primos egipcios. Tal es la tesis, convincente mientras no se demuestre lo contrario (con datos, no con principios generales del tipo ¡no es de aquí, rien à foutre!) , de Monsieur Marion. Si la población de los dañinos cangrejos rojos se mantiene en niveles asumibles (en el lago del Grand- Lieu, concretamente), también a los ibis se lo debemos, en la parte que les toca.

NOTAS

(1) Loic Marion está jubilado desde 2018. En abril de 2022 fue nombrado Presidente del Consejo Nacional de Proteccion de la Naturaleza. Su detallado informe de 2015, «Impactos colaterales de las medidas de la destrucción de ibis sagrados en Francia»: https://eee.mnhn.fr/wp-content/uploads/sites/9/2017/10/MARION-2015.pdf .

(2)Tesis opuesta a la de Loic Moiron (2014), que éste mismo analiza y desmonta en el texto citado más arriba: http://www.especes-exotiques-envahissantes.fr/wp-content/uploads/2018/10/ibis_sacre_r2.pdf

(3) Última orden del prefecto de Maine et Loire para 2021-2025, autorizando la persecución del ibis: https://www.maine-et-loire.gouv.fr/autorisation-de-destruction-de-specimens-d-ibis-a7224.html
ONCFS: Organización Nacional para la Caza y Fauna Salvaje. Los que van con las ecopetas.

(4) Sobre el ibis sagrado en España:
-Estatus oficial: https://www.miteco.gob.es/es/biodiversidad/temas/conservacion-de-especies/Threskiornis_aethiopicus_2013_tcm30-69957.pdf:
-Atlas SEO/ BirdLife: https://atlasaves.seo.org/ave/ibis-sagrado/#:~:text=En%20Europa%20est%C3%A1%20considerada%20una,et%20al.%2C%202017).
-Plan de erradicación en Cataluña, 2019: https://mediambient.gencat.cat/web/.content/home/ambits_dactuacio/patrimoni_natural/especies_exotiques_medinatural/llista_sp_catalogades/ocells/DOC/Ibis-sagrat.-Threskiornis-aethiopicus.pdf
-En Andalucía, 2011: http://www.juntadeandalucia.es/medioambiente/portal_web/web/servicios/centro_de_documentacion_y_biblioteca/fondo_editorial_digital/revistas_boletines/geobio/numero_18/ibis_sagrado_ampliada.pdf

(5) Sobre el cangrejo rojo/americano (Procambarus clarkii):
-Más que indultado en Sevilla: https://www.eldiario.es/andalucia/pasaporte/cangrejo-rojo-conquisto-marisma_1_2372540.html
-Indultado también en Valencia: https://www.levante-emv.com/comunitat-valenciana/2011/02/07/indulto-cangrejo-rojo-13084441.html

Foto: el ibis de Sada. Ojalá vuelva

Chochín y chochín (y chochín)

Hacía años que no los veía (en LRO, nunca). Esta vez son dos, en un bosque de hayas y arces a las afueras de Bruselas: el adulto está a la izquierda, observando con atención a una cría, ya de buen ver, que salta y hace como que vuela en una rama más alta, a la derecha de la foto. Pienso que el chochín de la derecha es una cría porque me parece todavía más pequeño que el de la izquierda y porque no acabo de verle la cola, tan conspicua siempre. Pero también puede ser un inicio de cortejo (?) entre dos ejemplares adultos. Leo en la guía de Blume que el chochín, Troglodytes troglodytes, tiene normalmente dos nidadas. La primera en abril, la segunda más o menos ahora.
(Filtro «Icarus» del editor de Windows. Mi cámara es muy corriente, yo muy miope, y el chochín, diminuto. Para poder distinguirlos bien -pero sin molestar-, tuve que ampliar mucho el zoom! La foto solo vale para percibir la densidad del sotobosque. La rebosante maraña de ramas secas, tocones desarraigados, musgos, zarzas, helechos.)

Post scriptum, 17 de junio. Me manda Tricolina esta captura de cámara, de una grabación en streaming en su bebedero/bañera para pájaros de Cotos de Monterrey. Es el primer chochín que ve en 21 años, exactamente a la vez que los veo yo, ahora, unos dos mil kilómetros más al norte. Añado el link con el video completo. Nuestro pajaruco aparece en el minuto 0,50: https://youtu.be/ClgJEU02ea0

Esplendor en la hiedra

En septiembre y octubre huele a miel en el jardín. ¡No hay que podar las hiedras! No, al menos, hasta marzo. Ahora florecen y cuajan. Y también ahora, cuando tan pocas flores se ven ya por el campo, las abejas terminan de reunir sus reservas para el invierno. Después maduran las bayas; racimos densos, de color negro mate, que alimentan a las tórtolas turcas que empiezan a verse por aquí, rondando los comederos de los perros y los gatos (jugándose la vida, de hecho: más les valía meterse entre la hiedra y no salir). En el vídeo también se ven avispas. Se las distingue bien por la librea amarilla/negra, muy marcada, y porque no tienen ni pelambrera (las abejas sí; unas más y otras menos) ni corbículas de polen en las patas traseras.

Esta es una abeja de la miel, una abeja «común», Apis mellifera, que murió en acto de servicio al pie de la hiedra que cubre el tejadillo de la entrada de la bodega. Hay otras que se le parecen. Las del género Colletes , las del género Andrena... se distinguen principalmente (i.e., ante la duda, hay que mirar ahí) por la venación de las alas y por el tamaño y forma de la lengua. Apis, Colletes, Andrena y alguna más tienen en común las tres celdillas submarginales (sm, en la foto de abajo). Mi abeja es Apis mellifera porque la celdilla marginal (m) llega casi al extremo del ala. Además, porque tiene la lengua larga y fina de las abejas del género. Además, por esas patas planas características que le cuelgan en vuelo, literalmente «cargadas hasta las trancas»… (Link: M.Chinery, guía de insectos + http://www.abejassilvestres.es/resources.html – o directamente: //www.abejassilvestres.es/media/Chuleta_id_abejas.pdf)

Rinocerontes XXS

Dos machos: el grande es Oryctes nasicornis y el pequeño, de color castaño, Phyllognathus excavatus . Son de la misma familia (escarabeidos), y los dos tienen cuerno (grande o pequeño) en forma de media luna (cuarto creciente). Los dos aparecieron muertos estos días, uno en el campo y otro dentro de la furgoneta. He leído que los adultos de escarabajo-rinoceronte apenas se alimentan. Viven unos pocos meses, lo justo para procrear. Revolotean como drones al atardecer, cerca de los puntos de luz, quizá también -pienso ahora- cerca de los faros de los coches (?). Las larvas son otro cantar: gordas como langostinos pelados, el doble o el triple de grandes que las del escarabajo sanjuanero, viven durante años entre los restos de hojas secas, serrín y leña fina; por ejemplo, la que «sobró» después de cortar las ramas que rompió la nevada en enero. Muchos montones quedaron por ahí apilados. En parte porque los forestales ya no expedían más permisos de quema; en parte porque está bien que sea así… Las larvas de los escarabajos rinoceronte se alimentan de esa madera en descomposición. Aceleran el proceso. Ayudan. No son los únicos escarabajos que lo hacen, pero sí los más espectaculares (ciervos volantes no he visto aún, no aquí).
A estos dos los he guardado en una vieja caja de lata, Veritables Bergamotes de Nancy, que es perfecta para que se conserven bien (no le he puesto etiqueta; si me olvido de que los rinocerontes están ahí -y lo olvidaré, seguro-, daré un respingo cuando vuelva a abrirla, pero entonces recordaré muchas cosas: LRO, nieve, leña, montones de ramas, el final del verano, escarabajos volando al ponerse el sol)
Mañana iré a buscar entre la hojarasca, por si apareciera también alguna hembra.

¿En qué piensan los gatos?

Estos dos de la foto, que tan abiertamente me dan la espalda, son y no son míos. Lo son, porque desde hace tres años -pronto serán cuatro- los alimento y cuido. No lo son, sin embargo, porque jamás me han dejado ni dejarán acercarme.
Son míos. Cuando empezaron a rondar por este jardín, preparé una jaula trampa, los llevé a castrar, y les puse nombre en el momento de volver a soltarlos. Sandokán y Rubi. Pero no son míos, es decir, ellos no se consideran míos, y no pierden ocasión de hacérmelo saber, cada noche, cuando vienen a recibirme (a recibir la cena, más bien) con el lomo erizado y enseñándome los colmillos.
Creo que son hermanos, por los muchos arrumacos que se hacen y lo bien que se llevan. Pasan el día en el monte de aquí detrás, entre las viñas, o zascandileando por los chalés del pueblo. Al jardín no pueden bajar porque los perros no los quieren, y ellos, los perros, sí tienen clara conciencia de ser muy míos. Pero Sandokán y Rubi han encontrado ya su sitio en el mundo, o al menos su mirador/restaurante: está en el tejado de la caseta del jardín, donde guardamos botellas usadas, herramientas, pienso… El pasado invierno, en un ataque de amor (condenado a no ser jamás correspondido), les instalé esa especie de «chalé suizo para gatos» que se ve en la foto de abajo, construido con tablillas machihembradas, forradas después con un aislante térmico de polietileno, y con una plancha de tejas de resina sobre la tapa de madera. Sin saber mucho de gatos, yo diría que es un buen refugio; la pared trasera está cosida con un cable a la verja de hierro del jardín y el conjunto se levanta sobre unos pies de plástico que lo nivelan y aíslan del tejado. La idea -la mía, no la suya, como enseguida se vio- era que Sandokán y Rubi no se fueran después de cenar, que se quedaran a dormir ahí, en una colchoneta mullida y limpia que les puse dentro. Pero es que estos gatos no son exactamente domésticos (¿lo es, de verdad, algún felino?) y pasaron olímpicamente del refugio. Solo entran si yo me pongo pesada y les meto alguna comida especial (unas cabezas de gambas, por ejemplo), pero después se vuelven a la calle y se acomodan debajo de un coche, lugar que encuentran mil veces preferible (dónde va a parar) a su exclusivo chalé suizo.

Buen día para nacer

Nació hace cosa de una hora, en el tinao (majada) de Miguel Manduca, traspasado a Wasa hace tres años, cuando él, Miguel, vendió su rebaño y pudo por fin jubilarse. Algún día habrá que contar esa historia. Hoy, de momento, en el tinao de Wasa-Manduca hay un cordero más. La hierba no estaba helada. Tampoco llovía. No se oían tiros, a pesar de ser domingo, ni coches pasando cerca. Lo primero que vimos fue a la borrega de pie, lamiéndolo: una especie de trapo echado a su lado. Tardó unos cuarenta minutos en levantarse; cuando por fin lo consiguió, temblando como una hoja, volvió a desplomarse enseguida, agotado por el esfuerzo. Volví en diez minutos con la cámara. Su madre le animaba todavía, de todas las maneras posibles, para que se sostuviera, para que aguantara firme y echara a andar sin miedo. Una vez conseguido, lo siguiente fue dar con las ubres. Otra proeza. ..