Todo el invierno

Las patatas han de pasar el invierno durmiendo. Sólo si el sueño ha sido profundo tendrán un buen despertar. Las patatas que van a plantarse –en la foto, junto al cordel, el día de la plantación- no se deben desperezar antes de tiempo. Si abren los ojos, si empiezan a brotar, entonces hay que correr a des-ojarlas. ¡Tantas veces como haga falta a lo largo del invierno!. Y sí, a mano.
En LRO se guardan las “patatas de siembra” en una fresquera. La última tanda de patatas, las que se cosechan en otoño. El pasado mes de octubre se las compramos, como siempre, a Ecomanjar, porque en LRO, escaseando el agua desde agosto, sólo se pueden cultivar en primavera. Y sin perder un minuto: variedades precoces de “90 días”. Es decir, que sólo comemos patatas de LRO en verano y otoño. Después hacemos un buen pedido. Parte para consumir durante el invierno, parte para plantar a finales de febrero y recoger en junio.
La temperatura en la fresquera no ha de subir de 8-10 grados (máximo absoluto, de acuerdo con todos los que saben de esto). No ha de entrar en el dormitorio de las patatas ni en el más leve rayo de luz. Pero ya antes, durante la cosecha, hay que respetar ciertas reglas. Cogerlas en su momento. Dejarlas un día endurecerse al sol. Limpiarlas bien. Almacenarlas, que no amontonarlas, a ser posible en cajitas de madera bien limpias (las de la fruta), colocadas unas encima de otras. Que el aire entre y salga por todas partes. En mi opinión, el balance es bueno si uno no se obsesiona. Siempre hay una o dos docenas de patatas que se reblandecen y estropean; al principio me llevaban los demonios cuando las veía –todas arrugadas y feúcas- , pero con el tiempo he ido aprendiendo a considerarlo normal, como las hojas mordisqueadas de las coles, los tomates agrietados, o las acelgas subidas a flor que hay que tirar en el compostero.
Hasta hace bien poco todo el mundo utilizaba “inhibidores de germinación” (hoy clasificados R40: peligro). Todavía me lo dijo un vecino el otro día, que por qué no les echaba “los polvos” a las patatas de sembrar. Así se están dormiditas hasta que se las lleva al campo. Pero ¿y cómo es que sus padres, allá por los años veinte o treinta, cuando no había polvos mágicos, sabían conservar sin problema las patatas durante meses y meses?. Ah, es que las metían en la bodega, me dice, donde la tinajilla del vino, bien extendidas en el suelo y siempre a oscuras…
NOTA
R40 es una de las «frases de riesgo» oficiales que aparecen en los prospectos y envases de los productos fitosanitarios. Significa «posibles efectos cancerígenos», y en este caso se refiere al chlorprophame, la materia activa en cuestión. Está «prohibido su uso a particulares» (lo que en nuestro pais significa…»que puede comprarlo cualquiera», pues nadie te pide jamás ni el carnet de aplicador de estos productos, ni el alta como agricultor profesional).