Paul Klee: Blüten in der Nacht, 1930. MOMA de San Francisco,
Las verdaderas flores de los verdaderos jardines nocturnos son casi siempre blancas o al menos pálidas (pálido amarillo, pálido rosa pastel) y/o casi siempre fragantes (a muy fragantes). Por ejemplo, el galán de noche (Cestrum nocturnum). La ipomea blanca, trepadora temible e invasiva. Algunas daturas de perfume intenso (D. discolor). Es lógico que sean blancas si el polinizador que les ha tocado en suerte, de hábitos crepusculares, ha de barruntarlas bajo la luz de la luna. Lógico que huelan tanto, si no hay colores cálidos que ayuden a encontrarlas. Polillas y murciélagos deben de saberlo, de agradecerlo. Lógicamente… Pero lo escribo consciente de que la lógica, enemiga del azar y los «casi siempres», no tiene por qué ser causa necesaria de la secuencia descrita (ausencia de sol ergo blanco ergo aroma), de que a veces uno se encuentra flores rojas o naranjas-nocturnas-inodoras (común por la costa, la Oenothera, onagra), o flores nocturnas muy aromáticas que además llevan colores vivos (Mirabilis jalapa, Don Diego, alias «Maravilla del Perú»), de que yo no sé, en resumen, ni sé si es cosa sabida, qué fue primero, si la flor blanca o el polinizador nocturno… pero consciente también de que no ha de faltar quien me diga: a pesar de la inodora onagra naranja, del derrochador Don Diego, y de esto, aquello y lo de más allá… ¡claro que impera la lógica, solo que tú no has encontrado aún el concreto silogismo que gobierna todo esto!
En las matas y matojos de LRO, sin embargo, los tonos blancuzcos, cenizas, plateados y glaucos -de la propia hoja o del tomento que la recubre- solo pueden ir asociados al sol, es decir, a la necesidad de protegerse de él. Casas encaladas de Andalucía: follaje del Helichrysum, de las lavandas, de todas las aromáticas.
*Septiembre 2021. Unos amigos se fueron quince días de vacaciones a Cádiz. Se llevaron con ellos a sus cuatro perros pero nos dejaron en casa a sus tres gatos, poco aficionados a pasear por la orilla del mar. A su vuelta estos amigos trajeron vino. Vino de Chiclana y tejas de El Puerto de Santa María (lascas de almendra sobre una sábana de pan ácimo) para celebrarlo todo y cualquier cosa, en compañía de perros y gatos, a la buena sombra de una parra, pues «somos alegres porque estamos vivos» (José Hierro) y con eso basta.
Cádiz. Abrimos un atlas en papel, que es donde se ve todo mejor. Después buscamos información sobre estos vinos, elaborados mayoritariamente con uvas palomino y Pedro-Ximenez. La playa de Chiclana se llama «de la Barrosa». Seis kilómetros de arena fina entre la Loma del Puerco y Sancti Petrii. Barrosa: lentas puestas de sol, acantilados de piedra ostionera. ¿Barrosa? Pasamos al vuelo varias páginas del atlas. Saltamos al hemisferio sur… Barossa Valley-con ortografía dislocada, hija de algún malentendido antiguo- es uno de los valles vitivinícolas más conocidos y prósperos de Australia.
En Australia del Sur, uno de los cinco estados que forman el pais, el clima es seco sin exagerar. Se parece al de Italia meridional, Andalucía, California, y los primeros colonos europeos en establecerse allí se dieron cuenta enseguida. Colonos alemanes, además, que sabían mucho de trabajar la viña. El resultado tras 200 años de tanteos es que hoy en nuestras antípodas, gracias a tatarabuelos del otro lado del Rhin, se hacen buenos vinos a base principalmente de syrah, cepa francesa que ellos escriben zyrah, otro malentendido. Vinos de nombre andaluz elaborados por alemanes con cepas francesas en tierra australiana.
El protagonista de la breve historia que sigue es el coronel inglés William Light, o Guillermo Luz, como traducen con buena intención en la web del vino que lleva su nombre. Él bautizó Barossa Valley hacia 1836, en memoria de la playa de Cadiz. Así que Mister Light. Nacido en Malasia, hijo de un comerciante inglés venido a menos y de una mestiza portuguesa. Educado en Londres por un pariente. No del todo insensible a la belleza (buen dibujante; asiduo de los círculos artísticos londinenses en los años del furor romántico), como prueba, más que ninguna otra cosa, su encandilamiento por la costa gaditana: la belleza cegadora de la playa de la Barrosa. Tampoco insensible a la causa de la libertad, por la que, como veremos, estuvo dispuesto a morir y casi lo consigue.
1809.El episodio que justifica este post tuvo lugar durante la Guerra de la Independencia española, en la que Guillermo Luz participó, con rango de coronel, a las órdenes del general Wellesley, futuro duque de Wellington. Tras la batalla contra los franceses en la playa de la Barrosa (que ganó el inglés pero solo a medias, y con más ayuda portuguesa que española), el joven Guillermo regresó a Londres. Los días vividos en España, sin embargo, debían de volver con frecuencia a sus recuerdos -quizá como un asunto mal terminado, o terminado solo a medias- pues se alistó de nuevo en 1823, esta vez en el cuerpo de voluntarios de Robert Wilson (especie de brigadistas del XIX) para ayudar a los liberales españoles, sus antiguos amigos de Cádiz, en su defensa de la Constitución frente al alevoso Fernando VII. Guillermo Luz estaba entre los ilusos que trataron, en vano, de contener la reacción absolutista. Luchó en La Coruña, precisamente ahí, aquí, la primera ciudad en apoyar el levantamiento de Rafael del Riego en 1820, y la última en caer tras el «trienio liberal»: Light estuvo en la retirada de los altos de Monelos y Santa Margarita, en la defensa de la Ciudad Vieja… Robert Wilson fue alcanzado por las balas. Cuenta Juana de Vega en sus memorias que vio pasar a unos soldados que lo llevaban muerto, y a otro oficial inglés que iba con él, malherido. ¿Era este segundo el coronel William Light? Puede que sí, pues sus biógrafos señalan que fue gravemente herido en La Coruña. Con los pocos supervivientes de aquella aventura, consiguió embarcar con sus compañeros, ser repatriado a Inglaterra y, en fin, salir adelante.
Bunda Cliffs
…Casó enseguida y más o menos bien. La dote de su señora les permitió vivir unos años viajando por el Mediterráneo -el sueño de todo inglés-, pero dicen los biógrafos que ella se lió con otro y la cosa no duró. 1835. Mister Light, además de marino experimentado, dibujaba bien y sabía matemáticas. Volvió entonces a las Indias, contratado como topógrafo. Al frente de la oficina del catastro de His Majesty (Surveyor- General), y en medio de dificultades administrativas y económicas sin cuento, a Guillermo le dio tiempo a medir y parcelar en dos años el «estado libre» de Australia del Sur, recién creado, a fundar su capital, Adelaide (en honor de la reina, Adelaida de Sajonia) y la ciudad de Lynedoch, en recuerdo de su compañero de armas en la batalla de la Barrossa (Thomas Graham, Lord Lynedoch, que tuvo en sus brazos al agonizante John Moore; otro episodio coruñés) y, por último, a bautizar uno de sus más hermosos y fértiles valles, especialmente apto para el cultivo de la vid, con el nombre de su amada playa gaditana. Podemos imaginar al coronel a caballo, a paso lento por los acantilados; un trabuco al cinto, los instrumentos de medición bien empaquetados, cargados con el resto de la impedimenta en mulas que van detrás, a cargo de un único asistente, o quizá conducidas por un exconvicto de la vecina colonia de Nueva Galé; la barba más crecida de lo que a él le hubiera gustado, la espalda un poco hecha polvo, la tos que no termina de curarse. Atravesando las llanuras costeras de Nullarbor, frente a la Gran Bahía y el océano antártico… a Mister Light, ya cincuentón, la cabeza se le iba hacia España. ¿Hacia los atardeceres de Chiclana, los amigos que aún vivían, y brindaban y reían, antes de la batalla…? El coronel Guillermo Luz murió en la más absoluta miseria, inválido y tuberculososo, en 1839. Solo un año antes -el mismo año de la coronación de la joven reina Victoria- había dado por terminado su trabajo como Surveyor de Australia del Sur.
Ningún bucle se cierra del todo. Malasia, Londres, Cadiz, La Coruña, Adelaide, Cadiz otra vez, Madrid… Bebemos este palomino de Chiclana aquí y ahora porque somos alegres, porque estamos vivos, y porque en la bodega no hay zirah de Barossa Valley (ya lo habrá), para beber a la par del otro y así celebrarlos juntos.
NOTAS
Un canguro en un viñedo de Adelaide
-Fuente principal sobre W. Light, el diccionario australiano de biografías: https://adb.anu.edu.au/biography/light-william-2359 -Sobre la conexión Cadiz- Australia y los vinos de Barossa/Barrosa Valley, aquí: https://www.lavozdigital.es/chiclana/201501/24/brindis-australiano-chiclana-20150124123327-pr.html -Sobre la resistencia de La Coruña en 1823, asediada por los absolutistas por su apoyo al levantamiento del teniente coronel Riego, y sobre el cuerpo de voluntarios ingleses de Robert Wilson, cuyo ayuda de campo era William Light: https://www.elidealgallego.com/articulo/a-coruna/coruna-defiende-ataque-tropas-absolutistas-cerco-1923-3780999. -Sobre la Adelaide liberal, que desde el principio garantizó a sus colonos la libertad política y de culto: cualquier entrada de internet, a empezar por la de la wiki. (Où il y a de la vigne, il n´y a pas de barbarie… dejó sentenciado aquel vigneron de Borgoña -Hubert de Montille). Por último, leo en la web que la ciudad de Adelaide también en su diseño fue un modelo a seguir: Adelaide was the first town planned in the world using trigonometrical survey rather than the established ‘running survey’. Light worked with a grid design, consistent with that used in other British colonies, but his plan introduced the concept of the ‘garden city’ – the belt of parklands. Light’s plan was featured in the influential work by Ebenezer Howard, Garden Cities of Tomorrow (1898, 1902) which inspired a key movement in the development of modern town planning, and influenced urban designers such as Walter Burley and Marion Mahony Griffin. (de la web de la Unesco Memory of the World, apartado Australia; amw.org.au)
Inglés-portugués de Malasia. Gaditano. Coruñés. Australiano del sur.
“Al concluir la cena la señora Claes propuso que fuesen a tomar el café al jardín, ante el macizo de tulipanes que adornaba el centro. Las macetas con tulipanes cuyos nombres aparecían grabados en pizarras estaban enterradas y dispuestas formando una pirámide en cuya cúspide se erguía un tulipán Boca de Dragón del que Balthazar poseía un ejemplar único. Aquella flor, denominada Tulipa Claesiana, reunía los siete colores, y sus largas aberturas parecían doradas por los bordes. El padre de Balthazar, que en varias ocasiones había rechazado por ella diez mil florines, adoptaba tan grandes precauciones para que no pudieran robarle una sola semilla que la tenía en la sala y solía pasar días enteros contemplándola. El tallo era enorme, muy tieso, firme, de un tono verde admirable; las proporciones de la planta armonizaban a la perfección con el cáliz cuyos colores se distinguían por esa brillante nitidez que tanto precio daba antaño a estas fastuosas flores. -Treinta o cuarenta mil francos hay aquí en tulipanes – dijo el notario, mirando alternativamente a su prima y al macizo de mil colores. La señora Claes estaba demasiado entusiasmada por el aspecto de aquellas flores que los rayos del sol poniente asemejaban a piedras preciosas..…”
La Búsqueda del Absoluto, H. de Balzac, Ed. Destino, 1989, p.97.
(N.B. Balzac se sacó de la manga esta estrafalaria Boca de Dragón o Tulipa claesiana, especie de mona de pascua de siete colores. Gracias a Dios, solo hay variedades single, bi o tricolor. Los tulipanes de la foto son los que tiene mi madre hoy en la cocina, pero pasados por uno de los filtros pop del editor de Windows)
Ambrosius Bosschaert, Vaso chino con flores, conchas e insectos, c. 1609, Museo Thyssen
Los pétalos de las fritilarias – familia liliáceas, género Fritillaria, cien especies diferentes– pueden llevar rayas, cuadros o nada. En LRO crece la Fritilaria lusitanica, a rayas de color amarillo anaranjado y rojo. La fritilaria más común, Fritillaria meleagris, va a cuadros, escaques de colores variables, entre el violeta y el pardusco combinados con blanco, como un tablero de damas o una cabeza de serpiente (snake´s head, su nombre vulgar en inglés). Las corolas acampanadas de Fritillaria imperialis,por último,son uniformemente naranjas, rojas o amarillas, y crecen apiñadas en un piso alto, como una aparatosa corona. Es la de este cuadro de Bosschaert : una fritillaria imperial en naranja asalmonado saca la cabeza (se enseñorea) por encima de las otras flores.
1.Sobre las primeras, aquel post de abril 2020: https://laramadeoro.com/2020/04/20/fritilarias-y-asfodelos/ 2.Sobre las segundas, procedentes de los prados del Loira y puestas de moda como flor de jardín en el XVII, mucho tuvo que decir William Shakepeare: su Adonis no se convirtió en anémona, como estipulan los cánones (Ovidio), sino en fritilaria (nota 1). Pero en la década de 1590 la fritilaria era una rareza: una absoluta novedad botánica. Sabemos, sin embargo, que a William le gustaba usar la azada, the hoe, el sacho, como a tantos de sus compatriotas, y como a su señora Anne Hathaway, cuyo cottage garden ha sido reconstruido y puede visitarse (nota 2).
Fritilaria meleagris (wiki)
Curiosidades. En una edición de 1598 del Herbolario de John Gerard aparece un grabado con la imagen de un hombre barbudo, vestido a la romana, con una gran Fritilaria meleagris en la mano. Según Mark Griffith -periodista botánico en el Country Life Magazine-, se trataría de un retrato del mismísimo William Shakespeare. La novedad de la planta en los jardines ingleses y su llamativa, inesperada mención en el Venus y Adonis, es el argumento central de este señor (nota 3) para defender que el barbudo del grabado, sin duda un literato, por los laureles apolíneos que le adornan, es necesariamente Shakespeare. La conclusión está un poco cogida por los pelos, pero ahí queda.
Tres siglos después, estimulada no tanto por Shakespeare como por El nacimiento de la primavera de Botticelli, la madre de Christopher LLoyd las introdujo a puñados en su pradera semisilvestre de Great Dixter (bautizada como Botticelli Garden, o «Bottle -Cherry- Garden», de oídas, por el jardinero que entonces cuidaba aquello). Décadas más tarde el propio Christopher recomendaría calurosamente la naturalización de fritilarias, acompañadas de narcisos, en praderas húmedas de tierra ligeramente calcárea (nota 4). En flor un 14 de abril, en la pradera del Magdalenian College, Oxford: https://www.magd.ox.ac.uk/news/fritillaries/
3. En la historia de las Fritillaria imperialis, de origen turco, como los tulipanes hortícolas (otra follie de la época) nos volvemos a encontrar a Shakespeare, quien en el Cuento de invierno (IV, 4, 125) incluye un elogio a la crown fritillaria. En esa escena del acto IV, que es en sí misma un catálogo floral del cottage garden, se describe la fiesta de la esquila en la majada del padre putativo de Perdita -pastora/princesa-, a la que toca repartir flores a los convidados. Entre ellos están su prometido/príncipe, disfrazado de pastorcillo, y su futuro y severo suegro, al que aún tiene que encandilar. Perdita les reserva las mejores flores: ...bold oxlips and The crown imperial; lilies of all kinds, The flower-de-luce being one!… (… primulas, fritilarias imperiales y lirios de todas las clases…)
En 1600 eran un distintivo del jardín moderno. Ahora, sin embargo, las F. imperialis, aunque aún se venden algo como método bio anti-topos, por la pestilencia subterránea que desprenden sus bulbos, en el jardín ya han pasado de moda, pero completamente, y no encuentro a nadie que las eche ni un poco de menos (¿qué podría quedar bien a su lado?), salvo para elaborar con ellas -por ejemplo- este sofísticado, exuberante arreglo floral, con peonías y tulipanes blancos, en el pabellón apenas iluminado de la Floralía de Gante (edición 2022):
Notas (1) Interpretación sugerida por Mark Griffith (que volveremos a citar enseguida), de los versos: …By this, the boy who by her side lay kill’d Was melted like a vapour from her sight, And in his blood that on the ground lay spill’d, A purple flower sprung up, chequer’d with white, Resembling well his pale cheeks and the blood Which in round drops upon their whiteness stood
No es la descripción de una anémona, desde luego.
(2) La fuente principal para estudiar el mundo botánico de Shakespeare es esta: https://bardgarden.blogspot.com/ Incluye un apartado titulado «How to plant your Shakesperean garden». Sin embargo, el buscador del blog no encuentra nada cuando escribo «fritilaria». ¿Razón? El artículo de Mark Griffith es posterior a la publicación del blog. O más sencillamente, al autor de bardgarden.blogspot no acaba de convencerle la interpretación del articulista de Country Life… (3) Resumen de la tesis de M.Griffith. https://www.theguardian.com/culture/2015/may/19/shakespeare-writer-claims-discovery-of-only-portrait-made-during-his-lifetime (4) C. Lloyd, Meadows, London Cassell Illustrated, 2004
Cursiño en Lourenzá. Inxertos de escudete en maceiras.
A mediados de abril, es decir, a ojo velando: yema cerrada que parece dormitar (no dormir profundamente, pues está hinchada) pero de hecho se mantiene despierta. Ojo velando: yema en armas y a la espera. El injerto se hace forzosamente en verde, para que la corteza se despegue bien del patrón (un brinzal de maceira brava) en el que queremos insertar el escudete de la variedad nueva (una reineta, para el caso). La yema del escudete brotará enseguida en el patrón. Cuando el brote de nuestra reineta haya crecido lo suficiente, cuando sea ya rama, se corta tranquilamente la parte de arriba del bravo brinzal.
Hace tiempo que quiero escribir sobre las termitas, esa especie de hormigas cabezonas y translúcidas que trituran la celulosa de las cepas y que cada año, cuando podamos la viña, me parecen ser más. Iba a ordenar las cuatro vagas ideas que tengo sobre ellas (en resumen: que no son causa sino consecuencia de la debilidad de la viña; como los líquenes en las ramas de los robles resecos, cada año más resecos, en los valles bercianos y gallegos que ahora atraviesa el AVE a toda pastilla) pero una búsqueda rutinaria en internet me ha conducido, casi ipso facto, a www. pasiontermitas.com. Otros se apasionan por el chocolate, por Bach, por el billar a tres bandas… ¿Por qué no apasionarse por los entresijos del termitero? El resultado es un blog lleno de datos, enormemente útil para entender los ciclos del insecto, distribución, daños etc. Su autor, que trabaja para una empresa de «control de plagas», propone frenar las infestaciones en viñedo con un cóctel variado de organoclorinas y/o fosfaminas y/o otros… Compramos LRO en 2006. La secuencia en este viñedo reviejo ha sido la esperable: estrés hídrico, yesca, más estrés hídrico, ¿errores de poda?, yesca, estrés hídrico, termitas, hormigas, estrés hídrico, hormigas… Y qué le vamos a hacer. ¿Actuamos contra todo con artillería pesada (de dudosa eficacia a medio/largo plazo; con seguros efectos secundarios a corto sobre el resto de la fauna), o, puesto que se trata de un viñedo familiar, del que nadie depende para vivir, en el que no se pagan jornales … tiramos para delante con lo que hay, arrancando las cepas que se mueren -calentándonos con ellas en invierno- y plantando otras nuevas, si acaso, en otra zona de LRO? De la cepa que se muere no es responsable la termita. Las termitas no se alimentan de madera viva. Los brazos afectados por una infestación en toda regla son más frágiles. Esto hay que tenerlo en cuenta, supongo, en grandes plantaciones mecanizadas. No en un viñedo de 500 cepas que ni siquiera se ara. Aquí nos ha de bastar con retirar la madera estropeada (desde antes de la llegada de las termitas, pues) y con desroñar, como decía Severo, brazos y pie de la cepa. Pero ni Dieldrin ni Dimetoato ni nada que se le parezca: nada. Ningún cóctel. Nada, Nunca. A largo plazo, quizá hasta salga más rentable sacar en procesión a la Virgen de la Nueva y pedirle que llueva, que llueva salvajemente durante quince días…
Añado esta otra foto de las termitas de LRO; hinchadas y lustrosas Kalotermes flavicollis , “hermosas termitas de cuello amarillo”. El nido es pequeño; lo hacen entre la madera, que, como se ve en la foto, está también llena de excrementos y tierra. Cuando alguna termita «echa alas» y se va a iniciar otra colonia, se la puede ver en los montones de leña que quedaron sin quemar en primavera. Entre esa leña hay ramas secas de almendros y ciruelos (foto de arriba). La termita en fase alada es la única que va con «collar», esa bufanda amarilla que da nombre a su especie (flavicollis; pero sólo tengo fotos de la tropa de obreras sin alas, en invierno). Todas son ciegas. He aprendido en pasiontermitas.com que lo que les espanta no es la luz sino el aire, el peligro de la deshidratación.
Dejo anotado, por último, que termitas y carcoma no son lo mismo (el diccionario online latín-español puede llevar a engaño): aunque no son ni parientes, las termitas parecen hormigas blancas y gordas; la carcoma es un escarabajo; sus larvas perforan galerías en la madera seca, comen, pupan y adiós. La termita-voladora tampoco se puede confundir con la hormiga-voladora, imposible. Véase el esquema de aquí abajo, sacado de internet. La termita es isóptera. Le he pintado una bufanda amarilla para aprovechar el dibujo. Ahora es una Kalotermes flavicollis alada en el mes de mayo:
Enero 2023. Threskornis aethiopicus, ibis sagrado o egipcio, originario de Africa subsahariana y oriental. Clasificado como «especie exótica no establecida» en este tramo del Atlántico, pero como especie exótica-nidificante en el tramo francés, de donde quizá proviene este ejemplar ¿desorientado, pionero…? que vagaba esta mañana por la playa de Sada. He vuelto a buscarlo unos días después pero ya no estaba. Seguían los vuelvepiedras, como locos por la orilla, los correlimos y una media docena de espátulas. Entre los sedentarios o casi, varias parejas de garzas, una única garceta, ánades reales y silbones, ¿un ganso?, y docenas de gaviotas reidoras (aquí, choronas), sobrepasando en número a las patiamarillas. A esta fauna que viene de «fuera» ( convención linguística para salir del paso; pero habría que determinar si tal cosa sigue teniendo algún fundamento, tal o cual adverbio espacial, ¿?, en el marco de la historia natural reciente, totum revolutum de los siglos XX y XXI) podrían aplicársele, quizá, algunos de los pecios de Sánchez Ferlosio sobre la «Naturaleza», que no es -por ejemplo- el león somnoliento del zoo, sino la rata que se cuela entre los barrotes para robarle un resto del menú … No el animal emblemático que mimamos -al tiempo que terminamos irreversiblemente con su hábitat «natural», así como con el de sus competidores de «fuera», allá «lejos»- , sino el que se adapta a nuestros destrozos; el que cambia, sufre, sobrevive y se reproduce.
Cualquiera que tenga responsabilidades de gestión en un espacio natural protegido (o sin proteger) considerará una frivolidad el párrafo anterior. Sin embargo, el caso del ibis sagrado no parece, pongamos, el de la cotorra de Kramer. ¿O todo es lo mismo? Cuando se le cuelga a un pájaro el sambenito de «exótico invasor», y por ende «dañino», es decir, «amenaza para la fauna autóctona», sin matices (nidificante o no, etc), y por ende condenado a la erradicación (con menos matices aún), lo suyo sería justificarlo bien, con datos concretos. ¿Es frívolo decir esto? No hay mucha información en internet sobre la situación de los ibis en España, que en su práctica totalidad, según datos de la SEO, son ejemplares divagantes. Sí abundan, en cambio, los artículos referidos a su situación en Francia, en cuya costa atlántica la población de ibis se disparó a principios de siglo. Lo que sigue a partir de aquí es el resumen, con algún añadido, de un informe publicado en 2015 por Loic Marion (investigador del CNRS -equivalente a nuestro CSIC- en la universidad de Rennes, y coordinateur des Recensements Nationaux des colonies d´Ardeides, Spatule blanche et Grand Cormoran pour le Ministère de l´Ecologie, Vid. nota 1).
Al ibis se le ha estado persiguiendo durante años en algunos departamentos de Bretaña y Pays-de-la-Loire. Con saña pero sin fundamento, denuncia Ms. Marion. Por un lado, los ibis refuerzanlas colonias de sus primas las espátulas (Platalea leucorodia), aves protegidas y con pedigrí autóctono. Estas colonias mixtas suelen incluir también garzas y garcetas, a veces garcillas bueyeras, incluso martinetes. Un «ambiente sonoro atractivo» (=las voces del vecindario) es importante a la hora de criar: todas estas aves irán a hacerlo donde más amparadas por el grupo se sientan. Si se ahuyenta o mata a tiros a los ibis, aunque sea con silenciador, la reproducción de toda la colonia queda comprometida, que es lo que de hecho, asegura Ms. Marion, ha estado pasando (incluyendo la espantada de una primera pareja de moritos comunes –Plegadis falcinella, pariente directo del ibis pero, a diferencia de este, legalmente protegido- que se había asomado por la laguna de Grand- Lieu en 2011. Solo en 2015, cuando se dejó en paz al ibis sagrado, el otro se le arrimó y se animó a hacer su nido). En resumen: a tiros con los ibis, abandonan el lugar de nidificación las espátulas y compañía, quienes, además -todos ellos- van volviéndose más y más farouches a medida que se persigue a los ibis. Inicialmente, es decir, desde que se detectó su presencia en Francia hace 40 años, hasta 2015 (fecha de este artículo de L.Marion), después de casi una década de persecución, ellos eran los más confiados de la colonia: la presencia del ibis tranquilizaba a la mucho más tímida espátula, dada a alejarse del nido ante la menor amenaza (léase: presencia humana). Por otro lado, las citas de destrucción de huevos de charrán o fumarel por parte de ibis en 2005 son muy excepcionales o de segunda mano, no verificables, alguna de ellas… disque obra de un zorro. Mientras se hacían las pertinentes verificaciones fueron abatidos a tiros 7000 ibis, los sospechosos «presuntos». Misma ignorancia o mala fe en el caso de la destrucción de la colonia mixta en la isla bretona de Govihan (2004). Los nidos se encontraban sobre viejos ejemplares de ciprés de los pantanos. El propietario de la isla quería «proteger» los árboles. Resulta que son los excrementos de cormoranes y garzas los que dañan o pueden dañar a los cipreses, no los de ibis (y quand même, ¿justificaría eso un «programa de erradicación» de los, por cierto muy autóctonos, cormoranes?); pero sobre todo: los cipreses de los pantanos son ellos mismos ¡alóctonos!, introducidos en los años 30 y causantes del cambio radical del ecosistema del golfo de Morbihan (antigua junquera). Los ejemplares donde se instalaba la colonia mixta estaban viejos y enfermos, ya muy debilitados por las tormentas del Atlántico. ¿Y cómo los protegió de los ibis este tío de Govihan? Talándolos. Hecho lo cual, se lió a tiros con los pájaros. Por último, la tesis de Loic Marion tiene adversarios, naturalmente, que también divulgan sus puntos de vista en internet. P. Yésou y P. Clergeau, defensores de los programas de erradicación, alegan que los ibis, al margen de su carácter directamente dañino o no dañino sobre otras especies (ellos dicen que oui, pero Marion discute una por una todas sus pruebas), se reproducen con éxito apabullante (= daño indirecto). Pues bien, L. Marion argumenta que la expansión atántica del Ibis a partir de 2007, tras la dispersión de ejemplares provocada por las primeras y poco meditadas intervenciones (años 90 y primeros 2000), se debe principalmente a la sobreabundancia de cangrejos rojos, también llamados de Luisiana o cangrejos americanos. Cangrejos altamente invasivos, con efectos dañinos-directos para el ecosistema (sobradamente probados, estos sí) que exactamente en esos años colonizaron la Brière y después el lago del Grand Lieu, la mayor zona de nidificación del ibis. Lectura a medio plazo: los ibis y sus vecinos contribuyen a controlar la expansión del cangrejo americano. La población de ibis se contendrá, necesariamente, a medida que el recurso disminuya y siempre y cuando no se siga perturbando las colonias mixtas estables (perturbación que está en el origen de la dispersión del ibis, recuerda otra vez L.Marion). Pero mientras esto no sucede y va aumentando el número de parejas reproductoras, los directores de los parques y reservas naturales se ponen nerviosos y se lo hacen saber a las autoridades. ¿Hay que intervenir? L.Marion mantuvo su non en la reserva de Grand- Lieu (de la que era director), repitiendo que semejante éxito reproductor se debía al éxito del cangrejo rojo… a día de hoy ya en disminución, como no podía ser de otra manera. Los que pasan de estas sutilezas y dicen que sí, que procede la erradicación, porque -tal es el argumento de fondo- un ibis egipcio no pinta nada en Bretaña, ¿lo harán al menos con tiento, fuera de época de cría, por ejemplo, ya que ahora se sabe más del contexto social de las colonias mixtas…? Cabe dudarlo. La orden de la prefectura de Maine et Loire para 2021-2025 va en la línea de Yésou & Clergeau, no en la de L.Marion. Y es la orden del prefecto la que se ejecuta a través de las ONCFS -organizaciones nacionales para la caza y fauna salvaje-, opine lo que el opine el director de este o aquel espacio natural protegido. (Véase nota 3)
(Foto: sarcófago de ibis momificado. IV-I a.c. Brooklin Museum, N.York)
Sobre la situación del ibis sagrado en España, esta es la conclusión del informe del Atlas SEO (nota 4, enlace al informe completo): «El número de ejemplares que se registran en los últimos años parece tener una tendencia a disminuir, inferior a 10 ejemplares: dos aves en dos provincias en 2016, siete aves en seis provincias en 2017 y ocho aves en seis provincias en 2018 (Molina et al., 2020)» . A pesar de estos datos, en Cataluña hay un plan de erradicación desde 2019: se eliminará por la vía rápida al que asome el pico por allí, venga a criar o solo de paso (que es lo que documenta la SEO). En Doñana cinco ibis sagrados tuvieron la mala suerte de mezclarse con unos moritos (2011) y el personal del parque, en conformidad con la Junta de Andalucía e ignorando por completo la conducta social de estas especies -como no se cansa de denunciar L.Marion- acudió raudo y veloz a «erradicarlos»… por si acaso. En el resto de la Península se le ha dejado en paz (*o yo no encuentro más datos en la web, valga esta precisión para todo lo escrito), a pesar de los frecuentes avistamientos y de que las fuentes de alimento abundan. Por tanto, teniendo en cuenta que aquí, con las ilustres excepciones catalana (demasiado reciente) y andaluza (demasiado escasa: 5 ejemplares «erradicados»), nunca se le ha perseguido seriamente, este dato de la SEO («tendencia a disminuir») vendría a darle la razón a Loic Marion. Los problemas con el ibis empiezan con su dispersión cuando se entra pegando tiros en una colonia mixta sin la menor idea de lo que va a pasar después (= precisamente lo que se hizo en el golfo de Morbihan en los 90, vid.supra). Así que cuidado con los hiperactivos protectores de la naturaleza en Andalucía y Cataluña. Siempre con retraso, pero con infalibilidad probada, los españoles tendemos a reproducir los errores del vecino…Y antes de terminar: las fichas ornitológicas del Ministerio de Medio Ambiente, que reproduce, desarrolla y amplia la Generalitat, son una risa en lo que se refiere al ibis: debe de ser el único pájaro -¿quizá en compañía de otros exóticos?- que eutrofiza las aguas, va cuando tiene hambre a los vertederos, presenta riesgo de colisió amb les avions… De este tipo de argumentos, de nulo rigor científico, habla L. Marion en su informe)
Siguiendo en España. En las marismas del Guadalquivir han resuelto explotar económicamente los cangrejos americanos (que por lo visto están muy buenos a la plancha) y dejar las sobras para las garzas, espátulas,flamencos, ibis eremitas, moritos y quien se presente. Sale perdiendo el cangrejo autóctono, por supuesto. Y también la población de anfibios disminuye, porque el cangrejo americano devora huevos y renacuajos, pero… ¿qué hacemos? Pues hacemos «de tripas corazón», en resumen, para que los hosteleros sevillanos se estén tranquilos y de paso la población de Ardeidae & Cia prospere. Se prohibe el movimiento de cangrejos vivos de unas masas de agua dulce a otras (así en las regulaciones autonómicas). Se confina -intenta confinar- en reservas naturales al cangrejo autóctono y, si acaso, a los anfibios -otra vez la imagen del león del zoo, en aquel pecio de Sánchez Ferlosio- dándole vía libre al cangrejo rojo en el resto de los humedales…También en la Albufera lo han indultado ya, mediando un estudio del CSIC en el que se da cuenta del beneficio para garzas, espátulas etc. ¿Alternativas realistas…? (N.B, sobre la necesidad de distinguir y no tratar de hacer simple lo complejo: no parece que nada de lo anterior pueda aplicarse -aquí y ahora- a otras especies invasoras «similares», pongamos cangrejo azul en el delta del Ebro, mejillón cebra… Nota 5)
Conclusiones, a partir del caso francés. ¿Ponemos en la lista de indeseables al cangrejo rojo pero seguimos plantando cipreses de los pantanos? ¿Menos ibis = más espátulas, de verdad?, ¿aunque ningún estudio serio dé pruebas concluyentes del carácter dañino del ibis (todo lo contrario, cuando se trata de reforzar la población de espátulas) y aunque los manejados por las expeditivas ONCFS, al menos hasta 2015, fecha de publicación de este trabajo de L.Marion, no tuvieron nunca en cuenta, por puro desconocimiento, ni la vida social en las colonias mixtas ni los estudios sobre el aumento/disminución del indeseable cangrejo americano en relación con el mayor/menor número de ibis ?
No sé si quedan ecosistemas «puros» en algún lugar de la costa atlántica. Todo lo hemos alterado, en uno u otro grado. Siendo esto así, y cada sitio/cada caso diferente de todos los demás, ¿es posible dar normas generales, estigmatizar a este pájaro o a esta planta alóctonos sin estudiar muy despacio por qué está ahí, cuál es su impacto real, contrastado, y qué va a pasar si se interviene para limitarlo/erradicarlo, de esta o aquella forma? O, dicho de otro modo, ¿en qué punto de la cadena de «invasiones» es inteligente intervenir y en qué punto deja de serlo sin que, después de años/lustros/siglos acumulando desbarajuste sobre desbarajuste, no nos vaya a salir más caro el bollo que el coscorrón?
(Foto: jeroglífico en el templo de Horus. Edfou, antigua Apolinópolis Magna, en el Alto Egipto) Sigo leyendo… Las frágiles y muy autóctonas espátulas también prosperan en estos últimos tiempos, y en parte gracias a sus exitosos primos egipcios. Tal es la tesis, convincente mientras no se demuestre lo contrario (con datos, no con principios generales del tipo ¡no es de aquí, rien à foutre!) , de Monsieur Marion. Si la población de los dañinos cangrejos rojos se mantiene en niveles asumibles (en el lago del Grand- Lieu, concretamente), también a los ibis se lo debemos, en la parte que les toca.
NOTAS
(1) Loic Marion está jubilado desde 2018. En abril de 2022 fue nombrado Presidente del Consejo Nacional de Proteccion de la Naturaleza. Su detallado informe de 2015, «Impactos colaterales de las medidas de la destrucción de ibis sagrados en Francia»: https://eee.mnhn.fr/wp-content/uploads/sites/9/2017/10/MARION-2015.pdf .
La exposición cierra el 25 de febrero. Se ve en quince, veinte minutos. Bodegones y alegorías de Van der Hamen, pero también cosas muy modernas: maravilloso Herbarium de Joan Fontcuberta (aquí a la izquierda), por ejemplo, a pesar de la enrevesada explicación del catálogo, a la que aún sigo dando vueltas. Tal catálogo, por cierto, es gratuito y estupendo, con la sola pega de algunos textos -no todos- perfectamente prescindibles, y de las explicaciones woke que encabezan el apartado «Flores de otro mundo» («…críticas a las dinámicas de desigualdad y abuso nacidas en aquel período…etc»), fárrago que no añade nada a unas obras que se sostienen solas, como el Pilgrim de Lothar Baumgarten ( véase foto, abajo a la izquierda), si bien hay que reconocer que con frecuencia, o siempre, son los propios artistas, y no solo el apurado redactor de este catálogo mainstream en 2023, los que dan la lata con sus largas, confusas, pretenciosas explicaciones… Todo lo cual, además, resulta muy simpático de leer ¡en el Banco de España! Y recordemos que tanto este Baumgarten como su compañero de sala y catálogo, Hakihiiwe, viajaron al Amazonas y se entretuvieron incordiando -ambos dos, aunque ninguno lo expresaría así- a los pobres indios yanomanis, con el objetivo de estudiarlos y aprender… y a la postre obtener de ellos la chicha con que poder elaborar sus obras (vid. info aneja en el catálogo). Por elegir un cuadro, de un conjunto en general muy bueno, me quedo con la pintura-fruta de Francisco Bores; una vanitas-fruta, para el caso: calavera luminosa en verde pistacho y naranjas y amarillos que fosforecen.
Hacía años que no los veía (en LRO, nunca). Esta vez son dos, en un bosque de hayas y arces a las afueras de Bruselas: el adulto está a la izquierda, observando con atención a una cría, ya de buen ver, que salta y hace como que vuela en una rama más alta, a la derecha de la foto. Pienso que el chochín de la derecha es una cría porque me parece todavía más pequeño que el de la izquierda y porque no acabo de verle la cola, tan conspicua siempre. Pero también puede ser un inicio de cortejo (?) entre dos ejemplares adultos. Leo en la guía de Blume que el chochín, Troglodytes troglodytes, tiene normalmente dos nidadas. La primera en abril, la segunda más o menos ahora. (Filtro «Icarus» del editor de Windows. Mi cámara es muy corriente, yo muy miope, y el chochín, diminuto. Para poder distinguirlos bien -pero sin molestar-, tuve que ampliar mucho el zoom! La foto solo vale para percibir la densidad delsotobosque. La rebosante maraña de ramas secas, tocones desarraigados, musgos, zarzas, helechos.)
Post scriptum, 17 de junio. Me manda Tricolina esta captura de cámara, de una grabación en streaming en su bebedero/bañera para pájaros de Cotos de Monterrey. Es el primer chochín que ve en 21 años, exactamente a la vez que los veo yo, ahora, unos dos mil kilómetros más al norte. Añado el link con el video completo. Nuestro pajaruco aparece en el minuto 0,50: https://youtu.be/ClgJEU02ea0
Vino de LRO y música de Alex del Val (https://chilirockmusic.com/), compuesta el día que se le quemó la casa a un vecino, el Ricki, y hubo que salir corriendo a apagar el fuego. Vasitos de garnacha para celebrar el fin de la humareda.