
Nació hace cosa de una hora, en el tinao (majada) de Miguel Manduca, traspasado a Wasa hace tres años, cuando él, Miguel, vendió su rebaño y pudo por fin jubilarse. Algún día habrá que contar esa historia. Hoy, de momento, en el tinao de Wasa-Manduca hay un cordero más. La hierba no estaba helada. Tampoco llovía. No se oían tiros, a pesar de ser domingo, ni coches pasando cerca. Lo primero que vimos fue a la borrega de pie, lamiéndolo: una especie de trapo echado a su lado. Tardó unos cuarenta minutos en levantarse; cuando por fin lo consiguió, temblando como una hoja, volvió a desplomarse enseguida, agotado por el esfuerzo. Volví en diez minutos con la cámara. Su madre le animaba todavía, de todas las maneras posibles, para que se sostuviera, para que aguantara firme y echara a andar sin miedo. Una vez conseguido, lo siguiente fue dar con las ubres. Otra proeza. ..