Al Este del Edén se dan bien las judías

Mayo 2012

James Dean tiraba piedras a la casa de su madre… y sembraba judías para ayudar a su padre.  En la película de Elia Kazan (basada en la novela de J.Steinbeck) James Dean es Cal. Es decir, Caín. Un bala perdida, en opinión de su padre, que prefiere abiertamente a su otro hijo (Aron/Abel: estudioso, tranquilo, con novia formal).  Cal ha podido sembrar sus judías gracias al préstamo que le ha hecho su madre. Su mala madre (Eva), que ya no vive con ellos,  que ha dejado atrás a su familia y ahora regenta una casa de citas. Cal siembra las judías para venderlas a muy buen precio aprovechando que los EEUU están a punto de entrar en guerra (la del 14-18). El padre se acaba de arruinar con un mal negocio de lechugas al por mayor. Cal, desesperado por ganarse la aprobación de su desaborido progenitor, discurre la siembra de judías para poder ayudarle. Pero Él le dice que nanai: que ese dinero sucio no lo quiere…

Es una historia vieja como la vida misma. A Jahvé le gusta la carne. Caín le ofrece frutas, trigo, verduras. Pero Abel, el hijo bueno, le lleva chuletitas de cordero…Por eso Caín golpea a Abel. Porque su padre ha despreciado «los frutos de la tierra», ofendiendo a  su hijo labriego, que tantos trabajos se había tomado por complacerle (Génesis,4).

A Yahvé, como a los dioses antiguos del Mediterráneo, le gustan las ofrendas con chicha. En especial  los holocaustos: el sacrificio expiatorio, donde todo el animal era consumido por el fuego (no sólo la grasa y las vísceras) y el aroma de la carne quemada llegaba hasta el Olimpo….De principio a fin, todo a lo largo del Antiguo Testamento, se recalca la potestad que el hombre tiene sobre las bestias y se nos anima calurosamente a comer carne.  ¿Por qué razón?. No hay razones, sólo una orden clara: creced y multiplicáos, y llenad la tierra. Y así se ha hecho. Hemos comido tanta carne como hemos podido, nos hemos multiplicado y entrematado, hemos llenado finalmente la tierra,  y a día de hoy apenas hay sitio ya para ninguna otra especie. ¿..Y qué hacemos ahora?. ¿Quizá empezar a cambiar de hábitos:  comer más frijoles -¡tan ricos en proteína!- y multiplicarnos un poco menos?.

En LRO se siembran judías todos los años. Ayer quedaron sembrados tres sobres, judías de mata baja, muy productivas. Habrá que pelear con la araña roja, como de costumbre. Pero peleamos en buena lid: regando a fondo cuando baja el sol, plantando Artemisia en las proximidades, y procurando no obsesionarnos mucho. La judía necesita bastante agua. James Dean, en California, regaría las suyas a manta, usando el agua que baja desde la vecina Sierra Nevada…Se pueden comer en verde -con vaina, cuando aún  no  han  madurado- o sólo la alubia: los frijoles, que una vez secos se conservan muy bien, como los garbanzos o las habas. Son esas alubias lo que el ejército yanki le quería comprar a Cal. (Cien gramos de judías alimentan más que su equivalente en carne : 50-60% de hidratos de carbono, 20% de proteína, 15% fibra, vitamina A, minerales, aminoácidos, cero colesterol…)

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