Hortensias ‘Annabelle’

A diferencia de las hortensias comunes (Hydrangea macrophylla: las de todos los jardines gallegos, en azul o en rosa, según el pH), estas Hydrangea arborescens ‘Annabelle’ toleran el frío intenso y los suelos neutros-calizos, de textura arcillosa (¡sin pasarse!). La parte mala es que tienden a bajar mucho la cabeza: hay que podarlas más arriba que a las macrophylla, dejar más yemas, porque los pedúnculos son desproporcionadamente finos para unos capítulos florales tan voluminosos, a la par que contritos… Un amigo mío llamaba a esto revolcarse. Dejarse ir. Pero el efecto no está mal, en mi opinión -toda esa languidez- si las Annabelle crecen al fondo del jardín, o bien acompañadas de plantas que les lleven resueltamente la contraria, erguidas como sus hermanas macrophylla (si es que el suelo y el frío lo permite; foto de abajo); de porte esbelto, como unas salvias nemorosas; rastreras como unos heléboros -que además florecerán en invierno, con un poco de suerte en medio de una capa de nieve-; de hojas minúsculas como las de las potentillas; de hojas gigantes y recortadas, como las de ese ruibarbo de la esquina…
Es una pena quitar las flores cuando se secan. Las Annabelle pasan de los tonos verde-lima de septiembre a los tostados del invierno, y la escarcha les sienta bien, como a las gramíneas altas y fachendosas (calamagrostis, miscantus…).

Con unas salvias y unas hortensias de encaje rosas (imposible azul- donde el pH es ligeramente alto), ambas bien derechas. Las fotos están sacadas en un jardín de Tervuren, cerca de Bruselas.

Desde As Pichiricas

Avanza el dragado de la ría do Burgo, por fin.
En los días de calor huele a budleyas, es decir, a miel: esas budleyas que se ven en primer plano, repartiéndose la cuneta con los hinojos, un poco más retrasados en la floración. Desaparecerán juntos -quizá todo el descampado- cuando comiencen las obras de ampliación del CHUAC.

https://www.lavozdegalicia.es/noticia/coruna/2022/10/07/dragado-ria-burgo-mayor-inversion-area-metropolitana/0003_202210H7C3991.htm

Ventajas de no tener huerta

(Verano de 2022; + segundo verano sin huerta, 2023)

Durmiendo sobre la hierba, cubito prono, a la sombra de unos lilos y dos cipreses fastigiata. A la derecha, abierto por la mitad y sucio de café y tierra, un libro muy releído (Opus nigrum, traducción de L´oeuvre au noir: reducción alquímica al negro, caída en picado, disolución, que en inglés tradujeron por The abyss, y supongo que a M.Yourcenar le pareció bien).

Las briznas de hierba parecen iguales -el rollo de siempre- pero no, no lo son. Hay dos modelos de crecimiento que se distinguen bien, incluso con los ojos medio cerrados. Unas briznas crecen en horizontal, se van alejando resueltamente. Otras briznas se lo piensan… Estas segundas -las pensativas- son más finas, de color verde claro, y crecen muy pegadas a sus iguales, en ramillete denso, como una brocha de afeitar. Su horizontalidad es poco perceptible; las yemas, muy apretadas, se apelotonan y engordan la mata (macolla), sin alejarse mucho de su centro. Las primeras briznas -las fugitivas- son más anchas, verde mate, y, lo que aquí importa, crecen alejándose de sus hermanas, aunque unidas a ellas por un tallo rastrero semienterrado (rizoma) que va arraigando a medida que avanza. La imagen que dibuja al avanzar es la de un largo camino que se bifurca, trifurca, cuatrifurca… no la de un círculo que va ensanchándose y abriéndose. Unas y otras son gramíneas (poáceas) para cesped. Dos hierbas del montón, sembradas en este jardín por su resistencia a la sequía y al pisoteo. Crece en macollas/ramilletes la pensativa festuca (aquí, Festuca arundinacea). Crece a lo largo la fugitiva grama (Cynodon dactylon). Y en este clima semicontinental se pueden sembrar juntas porque, aunque la grama va mucho más rápido cuando el calor aprieta, la llegada del frío la obliga a echar el freno, momento en que la festuca, ya sin competencia, aprovecha para medrar (= ensanchar; a la par que hace germinar sus semillas en los alrededores)

Me doy la vuelta. Cubito supino. El tronco de los cipreses va engordando año tras año, como las macollas de festuca, pero ahí se acaba el parecido, porque el ciprés… crece más hacia arriba. Un tercer modelo a añadir a estas notas post-siesta. Los lilos… en todo caso se parecen a la grama, aunque donde ésta echa estolones aéreos (además de los rizomas), ellos solo lo hacen bajo tierra (retoños de raiz, «sierpes»). Abro ya del todo los ojos. Los lilos toleran mal este calor extremo. Todos los años por estas fechas me digo lo mismo, si no habría que ir pensando en arrancarlos…

Trasladados estos hábitos de crecimiento al mundo de las orquídeas (otra ventaja de no tener huerta este año, además de las siestas, es que se les puede prestar más atención a las plantas de dentro):
Como los cipreses crece un Phalaenopsis, que nunca se mueve de su sitio por más que tire hacia arriba..
Alejándose apenas -como las festucas, lo justo para caber todos, bien apretados-, así crecen los cymbidiums.
Alejándose con decisión -como la grama, como los lilos- así crecen (y al final se despiden, echando raíces donde se les antoje), las catleyas.

Se puede pasar uno toda la vida, seguro, siendo ciprés o Phalaenopsis. Si se quiere un crecimiento «a lo alto», que etimológica y botánicamente (aquí sí) equivale a «profundo», el requisito parece ser el sedentarismo (véanse Emily Dickinson, mi bisabuela, las agujas de las catedrales góticas…) También se puede pasar uno toda la vida rulando, rulando, como la grama y las catleyas. O haciendo como que nos vamos pero ¡quiá!, aquí seguimos… como los cimbidiums, como la festuca. Incluso se puede -prerrogativa que NO tienen las plantas- empezar de una manera y dar la vuelta, o exactamente a la inversa (opción excepcional, muy poco frecuente). Zenón Ligre -protagonista de Opus nigrum– es el ejemplo, y seguramente el prototipo, de todos los que no somos planta. Empezar como la grama, terminar como la festuca. Lo veo claro ahora, mientras me levanto y me sacudo todas esas hierbas del culo del pantalón. Tanto recorrer el mundo, tantas ciudades y tantas gentes… para, al final, volverse al punto de partida y dejarse atrapar en Brujas.

Notas

Julio 23. Salvo lo referente a las poáceas, que más o menos «funcionan» así, lo demás, todas esas correspondencias, me las he sacado de la manga (nulo y menos que nulo valor botánico)

Sobre la grama: https://wordpress.com/post/laramadeoro.com/3493

Qué hacemos con los ratones

Ratones o ratas que andan por donde no deben. Se cazan cuidadosamente con una jaula trampa, poniendo un poco de comida al fondo. El ratón entra, pisa el pedal conectado con la puerta y ¡clac!, la puerta se cierra. Con el ratón/rata a buen recaudo, y antes de meterlo en el coche, se tapa bien la jaula con un trapo, para que no se estrese y chille y entonces también se estrese (y chille) el conductor. Se lleva el ratón/rata al campo, lejos, dicen por ahí que «un mínimo de 8 km» (?), y se le suelta enseguida.

Jardín a oscuras (2)

Paul Klee: Blüten in der Nacht, 1930. MOMA de San Francisco,

Las verdaderas flores de los verdaderos jardines nocturnos son casi siempre blancas o al menos pálidas (pálido amarillo, pálido rosa pastel) y/o casi siempre fragantes (a muy fragantes). Por ejemplo, el galán de noche (Cestrum nocturnum). La ipomea blanca, trepadora temible e invasiva. Algunas daturas de perfume intenso (D. discolor). Es lógico que sean blancas si el polinizador que les ha tocado en suerte, de hábitos crepusculares, ha de barruntarlas bajo la luz de la luna. Lógico que huelan tanto, si no hay colores cálidos que ayuden a encontrarlas. Polillas y murciélagos deben de saberlo, de agradecerlo. Lógicamente… Pero lo escribo consciente de que la lógica, enemiga del azar y los «casi siempres», no tiene por qué ser causa necesaria de la secuencia descrita (ausencia de sol ergo blanco ergo aroma), de que a veces uno se encuentra flores rojas o naranjas-nocturnas-inodoras (común por la costa, la Oenothera, onagra), o flores nocturnas muy aromáticas que además llevan colores vivos (Mirabilis jalapa, Don Diego, alias «Maravilla del Perú»), de que yo no sé, en resumen, ni sé si es cosa sabida, qué fue primero, si la flor blanca o el polinizador nocturno… pero consciente también de que no ha de faltar quien me diga: a pesar de la inodora onagra naranja, del derrochador Don Diego, y de esto, aquello y lo de más allá… ¡claro que impera la lógica, solo que tú no has encontrado aún el concreto silogismo que gobierna todo esto!

White Garden en Sissinghurst. Basso continuo de artemisias y santolinas (follaje), y solos de azucenas, iris o espuelas de caballero, en variedades hortícolas blanquísimas: https://www.nationaltrust.org.uk/visit/kent/sissinghurst-castle-garden/the-garden-at-sissinghurst-castle-garden#cb-51138871-1
Otra asociación del blanco a la noche: las cortezas de álamos y abedules que orillaban los caminos: https://wordpress.com/post/laramadeoro.com/352

En las matas y matojos de LRO, sin embargo, los tonos blancuzcos, cenizas, plateados y glaucos -de la propia hoja o del tomento que la recubre- solo pueden ir asociados al sol, es decir, a la necesidad de protegerse de él. Casas encaladas de Andalucía: follaje del Helichrysum, de las lavandas, de todas las aromáticas.

Vino de Adelaide, de Chiclana vino

*Septiembre 2021. Unos amigos se fueron quince días de vacaciones a Cádiz. Se llevaron con ellos a sus cuatro perros pero nos dejaron en casa a sus tres gatos, poco aficionados a pasear por la orilla del mar. A su vuelta estos amigos trajeron vino. Vino de Chiclana y tejas de El Puerto de Santa María (lascas de almendra sobre una sábana de pan ácimo) para celebrarlo todo y cualquier cosa, en compañía de perros y gatos, a la buena sombra de una parra, pues «somos alegres porque estamos vivos» (José Hierro) y con eso basta.

Cádiz. Abrimos un atlas en papel, que es donde se ve todo mejor. Después buscamos información sobre estos vinos, elaborados mayoritariamente con uvas palomino y Pedro-Ximenez. La playa de Chiclana se llama «de la Barrosa». Seis kilómetros de arena fina entre la Loma del Puerco y Sancti Petrii. Barrosa: lentas puestas de sol, acantilados de piedra ostionera. ¿Barrosa? Pasamos al vuelo varias páginas del atlas. Saltamos al hemisferio sur… Barossa Valley -con ortografía dislocada, hija de algún malentendido antiguo- es uno de los valles vitivinícolas más conocidos y prósperos de Australia.

En Australia del Sur, uno de los cinco estados que forman el pais, el clima es seco sin exagerar. Se parece al de Italia meridional, Andalucía, California, y los primeros colonos europeos en establecerse allí se dieron cuenta enseguida. Colonos alemanes, además, que sabían mucho de trabajar la viña. El resultado tras 200 años de tanteos es que hoy en nuestras antípodas, gracias a tatarabuelos del otro lado del Rhin, se hacen buenos vinos a base principalmente de syrah, cepa francesa que ellos escriben zyrah, otro malentendido. Vinos de nombre andaluz elaborados por alemanes con cepas francesas en tierra australiana.

El protagonista de la breve historia que sigue es el coronel inglés William Light, o Guillermo Luz, como traducen con buena intención en la web del vino que lleva su nombre. Él bautizó Barossa Valley hacia 1836, en memoria de la playa de Cadiz. Así que Mister Light. Nacido en Malasia, hijo de un comerciante inglés venido a menos y de una mestiza portuguesa. Educado en Londres por un pariente. No del todo insensible a la belleza (buen dibujante; asiduo de los círculos artísticos londinenses en los años del furor romántico), como prueba, más que ninguna otra cosa, su encandilamiento por la costa gaditana: la belleza cegadora de la playa de la Barrosa. Tampoco insensible a la causa de la libertad, por la que, como veremos, estuvo dispuesto a morir y casi lo consigue.

1809.El episodio que justifica este post tuvo lugar durante la Guerra de la Independencia española, en la que Guillermo Luz participó, con rango de coronel, a las órdenes del general Wellesley, futuro duque de Wellington. Tras la batalla contra los franceses en la playa de la Barrosa (que ganó el inglés pero solo a medias, y con más ayuda portuguesa que española), el joven Guillermo regresó a Londres. Los días vividos en España, sin embargo, debían de volver con frecuencia a sus recuerdos -quizá como un asunto mal terminado, o terminado solo a medias- pues se alistó de nuevo en 1823, esta vez en el cuerpo de voluntarios de Robert Wilson (especie de brigadistas del XIX) para ayudar a los liberales españoles, sus antiguos amigos de Cádiz, en su defensa de la Constitución frente al alevoso Fernando VII. Guillermo Luz estaba entre los ilusos que trataron, en vano, de contener la reacción absolutista. Luchó en La Coruña, precisamente ahí, aquí, la primera ciudad en apoyar el levantamiento de Rafael del Riego en 1820, y la última en caer tras el «trienio liberal»: Light estuvo en la retirada de los altos de Monelos y Santa Margarita, en la defensa de la Ciudad Vieja… Robert Wilson fue alcanzado por las balas. Cuenta Juana de Vega en sus memorias que vio pasar a unos soldados que lo llevaban muerto, y a otro oficial inglés que iba con él, malherido. ¿Era este segundo el coronel William Light? Puede que sí, pues sus biógrafos señalan que fue gravemente herido en La Coruña. Con los pocos supervivientes de aquella aventura, consiguió embarcar con sus compañeros, ser repatriado a Inglaterra y, en fin, salir adelante.

Bunda Cliffs

…Casó enseguida y más o menos bien. La dote de su señora les permitió vivir unos años viajando por el Mediterráneo -el sueño de todo inglés-, pero dicen los biógrafos que ella se lió con otro y la cosa no duró. 1835. Mister Light, además de marino experimentado, dibujaba bien y sabía matemáticas. Volvió entonces a las Indias, contratado como topógrafo. Al frente de la oficina del catastro de His Majesty (Surveyor- General), y en medio de dificultades administrativas y económicas sin cuento, a Guillermo le dio tiempo a medir y parcelar en dos años el «estado libre» de Australia del Sur, recién creado, a fundar su capital, Adelaide (en honor de la reina, Adelaida de Sajonia) y la ciudad de Lynedoch, en recuerdo de su compañero de armas en la batalla de la Barrossa (Thomas Graham, Lord Lynedoch, que tuvo en sus brazos al agonizante John Moore; otro episodio coruñés) y, por último, a bautizar uno de sus más hermosos y fértiles valles, especialmente apto para el cultivo de la vid, con el nombre de su amada playa gaditana. Podemos imaginar al coronel a caballo, a paso lento por los acantilados; un trabuco al cinto, los instrumentos de medición bien empaquetados, cargados con el resto de la impedimenta en mulas que van detrás, al cuidado de un único asistente, o quizá conducidas por un exconvicto de la vecina colonia de Nueva Gales; la barba más crecida de lo que a él le hubiera gustado, la espalda un poco hecha polvo, la tos que no termina de curarse. Atravesando las llanuras costeras de Nullarbor, frente a la Gran Bahía y el océano antártico… a Mister Light, ya cincuentón, la cabeza se le iba hacia España. ¿Hacia los atardeceres de Chiclana, los amigos que aún vivían, y brindaban y reían, antes de la batalla…?
El coronel Guillermo Luz murió en la más absoluta miseria, inválido y tuberculososo, en 1839. Solo un año antes -el mismo año de la coronación de la joven reina Victoria- había dado por terminado su trabajo como Surveyor de Australia del Sur.

Ningún bucle se cierra del todo. Malasia, Londres, Cadiz, La Coruña, Adelaide, Cadiz otra vez, Madrid… Bebemos este palomino de Chiclana aquí y ahora porque somos alegres, porque estamos vivos, y porque en la bodega no hay zirah de Barossa Valley (ya lo habrá), para beber a la par del otro y así celebrarlos juntos.

NOTAS

Un canguro en un viñedo de Adelaide


-Fuente principal sobre W. Light, el diccionario australiano de biografías: https://adb.anu.edu.au/biography/light-william-2359
-Sobre la conexión Cadiz- Australia y los vinos de Barossa/Barrosa Valley, aquí: https://www.lavozdigital.es/chiclana/201501/24/brindis-australiano-chiclana-20150124123327-pr.html
-Sobre la resistencia de La Coruña en 1823, asediada por los absolutistas por su apoyo al levantamiento del teniente coronel Riego, y sobre el cuerpo de voluntarios ingleses de Robert Wilson, cuyo ayuda de campo era William Light: https://www.elidealgallego.com/articulo/a-coruna/coruna-defiende-ataque-tropas-absolutistas-cerco-1923-3780999.
-Sobre la Adelaide liberal, que desde el principio garantizó a sus colonos la libertad política y de culto: cualquier entrada de internet, a empezar por la de la wiki. (Où il y a de la vigne, il n´y a pas de barbarie… dejó sentenciado aquel vigneron de Borgoña -Hubert de Montille).
Por último, leo en la web que la ciudad de Adelaide también en su diseño fue un modelo a seguir: Adelaide was the first town planned in the world using trigonometrical survey rather than the established ‘running survey’. Light worked with a grid design, consistent with that used in other British colonies, but his plan introduced the concept of the ‘garden city’ – the belt of parklands. Light’s plan was featured in the influential work by Ebenezer Howard, Garden Cities of Tomorrow (1898, 1902) which inspired a key movement in the development of modern town planning, and influenced urban designers such as Walter Burley and Marion Mahony Griffin. (de la web de la Unesco Memory of the World, apartado Australia; amw.org.au)

Inglés-portugués de Malasia. Gaditano. Coruñés. Australiano del sur.

Tuli-pop

Al concluir la cena la señora Claes propuso que fuesen a tomar el café al jardín, ante el macizo de tulipanes que adornaba el centro. Las macetas con tulipanes cuyos nombres aparecían grabados en pizarras estaban enterradas y dispuestas formando una pirámide en cuya cúspide se erguía un tulipán Boca de Dragón del que Balthazar poseía un ejemplar único. Aquella flor, denominada Tulipa Claesiana, reunía los siete colores, y sus largas aberturas parecían doradas por los bordes. El padre de Balthazar, que en varias ocasiones había rechazado por ella diez mil florines, adoptaba tan grandes precauciones para que no pudieran robarle una sola semilla que la tenía en la sala y solía pasar días enteros contemplándola. El tallo era enorme, muy tieso, firme, de un tono verde admirable; las proporciones de la planta armonizaban a la perfección con el cáliz cuyos colores se distinguían por esa brillante nitidez que tanto precio daba antaño a estas fastuosas flores.
-Treinta o cuarenta mil francos hay aquí en tulipanes – dijo el notario, mirando alternativamente a su prima y al macizo de mil colores. La señora Claes estaba demasiado entusiasmada por el aspecto de aquellas flores que los rayos del sol poniente asemejaban a piedras preciosas..…

La Búsqueda del Absoluto, H. de Balzac, Ed. Destino, 1989, p.97.

(N.B. Balzac se sacó de la manga esta estrafalaria Boca de Dragón o Tulipa claesiana, especie de mona de pascua de siete colores. Gracias a Dios, solo  hay variedades single, bi o tricolor. Los tulipanes de la foto son los que tiene mi madre hoy en la cocina, pero pasados por uno de los filtros pop del editor de Windows)

Fritilarias + Shakespeare

Ambrosius Bosschaert, Vaso chino con flores, conchas e insectos, c. 1609, Museo Thyssen

Los pétalos de las fritilarias – familia liliáceas, género Fritillaria, cien especies diferentes pueden llevar rayas, cuadros o nada. En LRO crece la Fritilaria lusitanica, a rayas de color amarillo anaranjado y rojo. La fritilaria más común, Fritillaria meleagris, va a cuadros, escaques de colores variables, entre el violeta y el pardusco combinados con blanco, como un tablero de damas o una cabeza de serpiente (snake´s head, su nombre vulgar en inglés). Las corolas acampanadas de Fritillaria imperialis, por último, son uniformemente naranjas, rojas o amarillas, y crecen apiñadas en un piso alto, como una aparatosa corona. Es la de este cuadro de  Bosschaert : una fritillaria imperial en naranja asalmonado saca la cabeza (se enseñorea) por encima de las otras flores.

1.Sobre las primeras, aquel post de abril 2020: https://laramadeoro.com/2020/04/20/fritilarias-y-asfodelos/
2.Sobre las segundas, procedentes de los prados del Loira y puestas de moda como flor de jardín en el XVII, mucho tuvo que decir William Shakepeare: su Adonis no se convirtió en anémona, como estipulan los cánones (Ovidio), sino en fritilaria (nota 1). Pero en la década de 1590 la fritilaria era una rareza: una absoluta novedad botánica. Sabemos, sin embargo, que a William le gustaba usar la azada, the hoe, el sacho, como a tantos de sus compatriotas, y como a su señora Anne Hathaway, cuyo cottage garden ha sido reconstruido y puede visitarse (nota 2).

Fritilaria meleagris (wiki)

Curiosidades. En una edición de 1598 del Herbolario de John Gerard aparece un grabado con la imagen de un hombre barbudo, vestido a la romana, con una gran Fritilaria meleagris en la mano. Según Mark Griffith -periodista botánico en el Country Life Magazine-, se trataría de un retrato del mismísimo William Shakespeare. La novedad de la planta en los jardines ingleses y su llamativa, inesperada mención en el Venus y Adonis, es el argumento central de este señor (nota 3)  para defender que el barbudo del grabado, sin duda un literato, por los laureles apolíneos que le adornan, es necesariamente Shakespeare. La conclusión está un poco cogida por los pelos, pero ahí queda.

Tres siglos después, estimulada no tanto por Shakespeare como por El nacimiento de la primavera de Botticelli, la madre de Christopher LLoyd las introdujo a puñados en su pradera semisilvestre de Great Dixter (bautizada como Botticelli Garden, o «Bottle -Cherry- Garden», de oídas, por el jardinero que entonces cuidaba aquello). Décadas más tarde el propio Christopher  recomendaría calurosamente la naturalización de fritilarias, acompañadas de narcisos, en praderas húmedas de tierra ligeramente calcárea (nota 4). En flor un 14 de abril, en la pradera del Magdalenian College, Oxford: https://www.magd.ox.ac.uk/news/fritillaries/

3. En la historia de las Fritillaria imperialis, de origen turco, como los tulipanes hortícolas (otra follie de la época) nos volvemos a encontrar a Shakespeare, quien en el Cuento de invierno (IV, 4, 125) incluye un elogio a la crown fritillaria. En esa escena del acto IV, que es en sí misma un catálogo floral del cottage garden, se describe la fiesta de la esquila en la majada del padre putativo de Perdita -pastora/princesa-, a la que toca repartir flores a los convidados. Entre ellos están su prometido/príncipe, disfrazado de pastorcillo,  y su futuro y severo suegro, al que aún tiene que encandilar. Perdita les reserva las mejores flores:
...bold oxlips and
The crown imperial; lilies of all kinds,
The flower-de-luce being one!…
(… primulas, fritilarias imperiales y lirios de todas las clases…)

En 1600 eran un distintivo del jardín moderno. Ahora, sin embargo, las F. imperialis, aunque aún se venden algo como método bio anti-topos, por la pestilencia subterránea que desprenden sus bulbos, en el jardín ya han pasado de moda, pero completamente, y no encuentro a nadie que las eche ni un poco de menos (¿qué podría quedar bien a su lado?), salvo para elaborar con ellas -por ejemplo- este sofísticado, exuberante arreglo floral, con peonías y tulipanes blancos, en el pabellón apenas iluminado de la Floralía de Gante (edición 2022):

Notas
(1)
Interpretación sugerida por Mark Griffith (que volveremos a citar enseguida), de los versos:
…By this, the boy who by her side lay kill’d
Was melted like a vapour from her sight,
And in his blood that on the ground lay spill’d,
A purple flower sprung up, chequer’d with white,
Resembling well his pale cheeks and the blood
Which in round drops upon their whiteness stood

No es la descripción de una anémona, desde luego.

(2) La fuente principal para estudiar el mundo botánico de Shakespeare es esta: https://bardgarden.blogspot.com/  Incluye un apartado titulado «How to plant your Shakesperean garden». Sin embargo, el buscador del blog no encuentra nada cuando escribo «fritilaria». ¿Razón? El artículo de Mark Griffith es posterior a la publicación del blog. O más sencillamente, al autor de bardgarden.blogspot no acaba de convencerle la interpretación del articulista de Country Life…
(3) Resumen de la tesis de M.Griffith. https://www.theguardian.com/culture/2015/may/19/shakespeare-writer-claims-discovery-of-only-portrait-made-during-his-lifetime
(4) C. Lloyd, Meadows, London Cassell Illustrated, 2004

A ojo velando

Cursiño en Lourenzá. Inxertos de escudete en maceiras.

A mediados de abril, es decir, a ojo velando: yema cerrada que parece dormitar (no dormir profundamente, pues está hinchada) pero de hecho se mantiene despierta. Ojo velando: yema en armas y a la espera.
El injerto se hace forzosamente en verde, para que la corteza se despegue bien del patrón (un brinzal de maceira brava) en el que queremos insertar el escudete de la variedad nueva (una reineta, para el caso). La yema del escudete brotará enseguida en el patrón. Cuando el brote de nuestra reineta haya crecido lo suficiente, cuando sea ya rama, se corta tranquilamente la parte de arriba del bravo brinzal.


Termitas en la viña

Hace tiempo que quiero escribir sobre las termitas, esa especie de hormigas cabezonas y translúcidas que trituran la celulosa de las cepas y que cada año, cuando podamos la viña, me parecen ser más. Iba a ordenar las cuatro vagas ideas que tengo sobre ellas (en resumen: que no son causa sino consecuencia de la debilidad de la viña; como los líquenes en las ramas de los robles resecos, cada año más resecos, en los valles bercianos y gallegos que ahora atraviesa el AVE a toda pastilla) pero una búsqueda rutinaria en internet me ha conducido, casi ipso facto, a www. pasiontermitas.com.  Otros se apasionan por el chocolate, por Bach, por el billar a tres bandas… ¿Por qué no apasionarse por los entresijos del termitero? El resultado es un blog lleno de datos, enormemente útil para entender los ciclos del insecto, distribución, daños etc. Su autor, que trabaja para una empresa de «control de plagas», propone frenar las infestaciones en viñedo con un cóctel variado de organoclorinas y/o fosfaminas y/o otros…
Compramos LRO en 2006. La secuencia en este viñedo reviejo ha sido la esperable: estrés hídrico, yesca, más estrés hídrico, ¿errores de poda?, yesca, estrés hídrico, termitas, hormigas, estrés hídrico, hormigas… Y qué le vamos a hacer. ¿Actuamos contra todo con artillería pesada (de dudosa eficacia a medio/largo plazo; con seguros efectos secundarios a corto sobre el resto de la fauna), o, puesto que se trata de un viñedo familiar, del que nadie depende para vivir, en el que no se pagan jornales … tiramos para delante con lo que hay, arrancando las cepas que se mueren -calentándonos con ellas en invierno- y plantando otras nuevas, si acaso, en otra zona de LRO?
De la cepa que se muere no es responsable la termita. Las termitas no se alimentan de madera viva. Los brazos afectados por una infestación en toda regla son más frágiles. Esto hay que tenerlo en cuenta, supongo, en grandes plantaciones mecanizadas. No en un viñedo de 500 cepas que ni siquiera se ara. Aquí nos ha de bastar con retirar la madera estropeada (desde antes de la llegada de las termitas, pues) y con desroñar, como decía Severo, brazos y pie de la cepa. Pero ni Dieldrin ni Dimetoato ni nada que se le parezca: nada. Ningún cóctel. Nada, Nunca. A largo plazo, quizá hasta salga más rentable sacar en procesión a la Virgen de la Nueva y pedirle que llueva, que llueva salvajemente durante quince días…

Añado esta otra foto de las termitas de LRO; hinchadas y lustrosas Kalotermes flavicollis , “hermosas termitas de cuello amarillo”. El nido es pequeño; lo hacen entre la madera, que, como se ve en la foto, está también llena de excrementos y tierra. Cuando alguna termita «echa alas» y se va a iniciar otra colonia, se la puede ver en los montones de leña que quedaron sin quemar en primavera. Entre esa leña hay ramas secas de almendros y ciruelos (foto de arriba). La termita en fase alada es la única que va con «collar», esa bufanda amarilla que da nombre a su especie (flavicollis; pero sólo tengo fotos de la tropa de obreras sin alas, en invierno). Todas son ciegas. He aprendido en pasiontermitas.com que lo que les espanta no es la luz sino el aire, el peligro de la deshidratación.

Dejo anotado, por último, que termitas y carcoma no son lo mismo (el diccionario online latín-español puede llevar a engaño): aunque no son ni parientes, las termitas parecen hormigas blancas y gordas; la carcoma es un escarabajo; sus  larvas perforan galerías en la madera seca, comen, pupan y adiós.
La termita-voladora tampoco se puede confundir con la hormiga-voladora, imposible. Véase el esquema de aquí abajo, sacado de internet. La termita es isóptera. Le he pintado una bufanda amarilla para aprovechar el dibujo. Ahora es una Kalotermes flavicollis alada en el mes de mayo: