Hablo de las piedras desnudas

2012

“Hablo de piedras que siempre se han acostado al raso o que han dormido en su yacimiento y en la noche de las vetas. No interesan a la arqueología, ni al artista, ni al diamantista. Nadie hizo con ellas palacios, estatuas, joyas; ni siquiera diques, fortificaciones o tumbas. No son útiles ni famosas. Sus facetas no brillan en ninguna sortija, en ninguna diadema. No promulgan, grabadas en caracteres indelebles, las listas de victorias, las leyes del imperio. Ni hitos, ni estelas. Expuestas a la intemperie, aunque sin honores ni reverencias, sólo dan testimonio de sí mismas (….)
Hablo de piedras con más edad que la vida, y que permanecen en los planetas fríos incluso después de que ésta tuviera la fortuna de eclosionar en ellos. Hablo de piedras que ni siquiera tienen que esperar la muerte y que no tienen más que hacer que permitir que se deslice sobre su superficie la arena, el aguacero o la resaca, la tempestad, el tiempo.
El hombre les envidia la duración, la dureza, la intransigencia y el brillo, que sean lisas e impenetrables, y enteras aún quebradas (…)

Como quien, al hablar de flores, dejara de lado tanto la botánica como el arte de los jardines y de los ramos –tendría aún mucho que decir-, así, por mi parte, olvidando la mineralogía, descartando la artes que hacen uso de las piedras, hablo de las piedras desnudas, fascinación y gloria, donde se oculta y al mismo tiempo se entrega un misterio más lento, más vasto y más serio que el destino de una especie pasajera”.

(Extracto de la “Dedicatoria” escrita por Roger Caillois, en 1966, para la primera edición de su obra  Pierres. Traducida del francés por  Daniel Gutiérrez Martinez en Piedras, Roger Caillois, con prólogo de E. M. Cioran, Ediciones Siruela 2011)

 

Peras Buenas Cristianas

Última semana de marzo

(Conversación entre el Barón de Charlus y el joven e inexperto Charles Morel en un restaurante)
“–Pregunta al maître si hay Bon Chrétien.
–¿Bon Chrétien?, no entiendo.
–Ya ves que estamos en la fruta, es una pera. Seguro que Madame de Cambremer la tiene en casa, pues la condesa de Escarbagnas, que es ella, la tenía. Monsieur Thibaudier se la manda y ella dice: “Una Bon Chrétien bien hermosa”.
–No, no lo sabía.
–Bueno, ya veo que no sabes nada. Si ni siquiera has leído a Molière… Bueno, puesto que no debes de saber pedir, como no sabes lo demás, pide simplemente una pera que se coge precisamente cerca de aquí, la Louise-Bonne-d’Avranches.
–¿La…?
–Espera, como eres tan torpe, pediré yo mismo otras que me gustan más: maître, ¿tiene usted la Doyennée des Comices?. Charlie, deberías leer la preciosa página que ha escrito sobre esta pera la duquesa Emilia de Clermont-Tonnerre.
–No, señor, no tengo.
¿Tiene la Triomphe de Jodoigne?.
–No, señor.
–¿La Virginia-Baltet?, ¿la Passe-Colmar?. ¿No?. Bueno, pues como no tiene nada, nos vamos. La Duchesse-d’Angoulème no está todavía madura; anda, Charlie, vámonos.” 

M. Proust, En busca del tiempo perdido, Ed.Alianza, 1998, Vol. 4, p. 500. Traducción de Consuelo Berges.

Con permiso del Barón de Charlus, en LRO tenemos Peritas de Agua. El viejo peral que las produce está empezando a florecer ahora. Tiene una enorme herida en el tronco, que le hizo el anterior propietario sin querer al pasar con el arado entre las viñas. Se han plantado además otros tres peralillos, un Conferencia y dos Williams. Cuando los rabilargos, esos bandidos con alas (malos cristianos), empiezan a dejarse ver por el viejo peral, ésa es la señal inequívoca de que ya están maduras las peras.