Entre febrero y marzo
El pino (song) y el bambú (zhú) atraviesan el frío y la noche invernal sin apenas inmutarse (algunas ramas partidas, la punta de las hojas helada). El tercer amigo, el albaricoquero (méi) , se suma ahora a sus dos compañeros. Lo hace en un momento muy preciso del año, a la salida del invierno, cuando marzo quiere ser abril pero todavía parece febrero: las yemas están hinchadas, ya se ve el color de los pétalos, y sólo falta que la temperatura suba un poco para que las flores se decidan a abrirse del todo.
Este motivo song-zhú-mei – o también, según donde se lea, Suihan Sanyou, «tres amigos del invierno»- empezó a utilizarse en la pintura y la cerámica chinas hace mil años. Los japoneses lo heredaron y lo estilizaron. Lo convirtieron en Matsu-take-ume. Y lo reprodujeron, con un sinfín de variaciones, en teteras, platos, biombos, kimonos, arreglos florales. Los libros de arte insisten en el valor simbólico de cada planta, como cuando se trata de analizar la supuesta «vanitas» que todo bodegón barroco debe esconder… Los pintores, entonces, ¿escogían éste o aquel motivo por su valor moral?. El pino por su fortaleza. El bambú, por su perseverancia. El albaricoquero por su humildad, quizá por su optimismo (floreciendo mientras aún nieva, sin amilanarse). Y los tres -con el bambú en cabeza- vendrían a representar originariamente al «hombre letrado», hombre superior, ideal de Confucio…
Del bambú (uno de los dormideros preferidos por los gorriones): el frufrú de las ramas cuando las mueve el viento. Del pino: el olor de la pinocha en verano, cuando el sol lo tuesta todo. Del albaricoquero: estos días antes del desborre, aquí o en la isla de Hokkaido: unas ramas en un frasco de agua, junto a la ventana de la cocina. Y dentro de seis meses, la mermelada.
NOTAS
La primera foto, de wikipedia, reproduce una pintura en papel de Zháo Mengjian, hacia 1200. La segunda es un plato de cerámica japonesa, hiperestilizada (atención al pino bajo la nieve: en la parte inferior; la nieve es esa línea que lo cubre, como una bolsa transparente). Procede de aquí: tokiojinja.com.
A pesar de todos esos nombres exóticos diseminados por el post, el nombre más corriente para la tríada pino-bambú-albaricoquero parece ser ésta: Sho-chiku-bai, que no es ni chino ni japonés, sino, por lo visto, la lectura china de los caracteres kenji (japoneses)… Anoto esta tercera (o cuarta) forma de referirse al mismo motivo porque en un museo de arte asiático es algo tan familiar como lo sería en uno nuestro, por ejemplo, una «Adoración de los pastores»…Tan familiar que hasta le ha dado nombre a un tipo de sake, el más tradicional. (Véase la reproducción, con las tres etiquetas circulares, correspondientes a cada uno de los tres amigos. Procede de una tienda de venta de alcohol on-line)