Continuación de «Vino casero en cinco pasos»: 3 (prensado) y 4 (desfangado)
(Paso anterior: https://laramadeoro.com/2013/10/20/vino-flor-la-flor-del-vino/ )
Esta foto preciosa la hizo mi vecino Óscar durante el prensado del sombrero (torta de hollejos y semillas que se forma encima del mosto cuando fermenta). Nos dicen que el vino prensado, si la uva no estaba completamente sana, puede arrastrar con él sustancias poco deseables, gérmenes de enfermedades futuras…Si ese mismo hollejo se vuelve a prensar, el vino que salga de ahí estará más sano (lo «malo» ya ha salido en la primera prensada)…pero quizá no sepa a nada. En conclusión, por lo que voy aprendiendo sobre la marcha, el vino de prensa (primera o segunda o ambas) es un vino de calidad mediana. Un aguachirle. Se mezcla al escurrido (al vino flor) porque son muchos litros de vino que no hay que perder, y porque al mezclarse (me aseguran…) el bueno tiene la oportunidad de corregir al malo.
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Resumen de lo que hicimos por si lee esta entrada algún compañero vinatero interesado en los detalles.
…Teníamos, finalmente, tres cubas, en las que se realizó la fermentación alcohólica durante 12 días.
1ª- Una de acero, con vino rico correctamente sulfitado.
2ª- Una segunda de plástico con vino malo sobre-sulfitado , según contamos en el primer post (no es que fuera malo-malo, malo sin remedio; es que el sulfito en exceso retrasa la primera fermentación y compromete la segunda).
3ª….Y una tercera cuba, también de plástico, con uva que vendimiamos y despalillamos a toda pastilla cuando decidimos que la segunda no podría mezclarse con la primera; necesitábamos esta cuba 3 como «surplus» para rellenar la 1 cuando le quitáramos el sombrero (que ocupaba, sin exagerar, un tercio del volumen de la cuba).
Como el vino de este año no se va a envejecer (más adelante, ya hablaremos…) decidimos hacer esta operación -retirada y prensado de los sombreros – un poco antes de que terminara del todo la fermentación, para que el vino no saliera excesivamente cargado de taninos. Cuando el densímetro empezó a bajar de 1000g/L, señalando «el comienzo del fin», procedimos.
Una vez retirados los sombreros (y apartados en capachos), el vino bueno de las cubas 1 y 3 se mezcló en la de acero, cubriéndose así todo el volumen disponible. Sólo vino escurrido, pues (véanse los vídeos del anterior post). Y el vino malo de la cuba 2 se volvió a su sitio, a su cubita de plástico, usando como relleno el vino prensado de los hollejos buenos (esto es: sombreros de las cubas 1 y 3; los de la 2, malos con avaricia, se fueron a abonar un rosal trepador). Quedaron en la bodega, pues, las dos cubas que se ven en la foto.
Una semana después de retirados los hollejos, cuando dimos por terminada la fermentación, trasegamos nuevamente para «desfangar» el vino, es decir, para quitarle del fondo las levaduras muertas en acto de servicio (acabado el azúcar, se quedan sin combustible y el motor se para). Usamos un tubito de plástico de uso alimentario, varios barreños de diferente altura, y el principio de los vasos comunicantes.
STOP.
¿Y qué pasa ahora?, ¿hay alguna posibilidad de que nuesto vino realice, aunque sea a trompicones, la segunda fermentación ( la dichosa fermentación maloláctica)…?
(Suspense)
No sé nada de vinos, ni de su elaboración. Acostumbrada desde siempre a oir que «o viño da casa é o mellor» me parece que una uva tan mimada y un proceso tan cuidado no puede tener otro resultado que un buen Vino (así, con mayúsculas).
Y en el peor de los casos, el calimocho puede ser una opción…
¡Hola Mar!. Es verdad que estamos intentando cuidar el proceso, pero más en plan científicos locos (y la Bruja Averías, servidora) que en plan serio, como imaginarás, pues lo estamos aprendiendo todo de golpe y porrazo, para no perder la costumbre. Eso sí, leemos mucho, y tenemos ABRASADOS a los dos amigos enólogos que andan por aquí. En cuanto a la «uva tan mimada» ….lo dirás para animarnos ¿no?. Tú has visto estas cepas, dejadas de la mano de Dios, por las que no apostábamos un duro hasta esta pasada primavera, cuando nos metieron en el cuerpo el gusanillo del vino…En fin, ya veremos qué sale de ahí. ¡Anímate y ven a embotellar! (será para junio)
Vale. Las cepas estaban a lo suyo, sin que nadie les diera la lata. Pero la tierra si que está mimada, con lo que algún beneficio les tocará.
En junio me pillas liada… pero¿cuándo se «desembotella»? ¡Cuenta conmigo!
Ya hablaremos tú y yo!
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