Primavera-otoño 2012
«El amor no debe tocar nunca el suelo,
PARA QUE NO SE LO LLEVEN LAS HORMIGAS»
Pedro Casariego Córdoba (Cuaderno amarillo, rojo, verde y azul. Ardora Expres, 1998)
Ojo con ellas pues. Son golosas, irreflexivas, arramblan con todo lo que encuentran aunque no sepan muy bien para qué ha de servirles. En la huerta tienen una preferencia marcada por las acelgas que empiezan a subirse a flor. Tierra arenosa, calor intenso, acelgas que maduran deprisa. Ergo: pulgones. Ergo: hormigas. Y entre los frutales, a principios de la primavera -y muy en especial si no cae una gota-, por los melocotoneros. Es sabido que las hormigas pastorean a los pulgones. Los protegen de sus depredadores (mariquitas, crisopas…) y los conducen a los brotes más tiernos. A cambio los pulgones les entregan su melaza: ese jugo azucarado que producen tras chupar y sorber la savia de las hojas frescas. Pero la película empieza más atrás. Con un exceso de abono, seguramente. O con una poda exagerada. Ambas cosas producen brotes numerosos pero débiles, excesivamente blandos, tentadores. Sé lo que digo porque son mis propios errores los que me han enseñado. Así como no volveré a plantar acelgas en una zona tan protegida, tampoco volveré a darles podas de formación tan agresivas a mis raquíticos frutales. Las hormigas que recorren alocadamente el tronco del melocotonero, o el corazón de las acelgas, son sólo el eslabón más conspícuo de toda esta cadena de causas y efectos. El sol excesivo. La tierra pobre (cada año lo estará menos). Mi inexperiencia. Una vez que se ha asimilado de verdad esta historia, entonces y sólo entonces puede uno plantearse combatir a los pulgones en alguna de sus fases de desarrollo. Sobre la melaza que produce el pulgón se desarrolla el hongo de la Fumagina -«negrilla»-; cuando las hojas están cubiertas de esta sustancia pringosa (y ahora oscura) la actividad fotosintética se reduce peligrosamente, tanto más cuanto los árboles/plantas son todavía muy frágiles…Así que no se les puede dejar a su aire. Un buen chaparrón limpia las hojas en un abrir y cerrar de ojos. ¿Hay agua en la alberca, con suficiente presión, para chorrear el melocotonero, las acelgas, al atardecer?. Plántense lavandas, salvias, y ajo, que las hormigas tratarán de dar un rodeo…y puede que hasta se aturullen y se les pierda el rebaño. Hay quien dice que albahaca, pero yo digo que no: que aquí, no. La albahaca quiere mucha agua, más de la que tenemos. ¿Y si ni por esas?. El último recurso es un aceite. Es decir, un insecticida, un pulgonicida (las hormigas deben irse antes, pues hacen mucho bien en otros frentes- bastará con un reguerito de azúcar). Un aceite de potasa (ya anda por ahí comercializado, como insecticida «bio»…), o un aceite de «neem». Pero lo suyo sería que la tierra, de puro fértil, produjera plantas tan robustas que al pulgón se le quedaran los morros clavados en sus hojas y desistiera… Y una finca tan «biodiversa» que autorregulara sus poblaciones de parasitos/depredadores sin que nadie tuviera que intervenir (el principio más eficaz en una huerta de éstas siempre será el de la «merienda de negros»). En conclusión. Las hormigas se llevarán todo lo que caiga al suelo. Trocean, trituran, limpian y esconden, incluso adultos y larvas de muchos bichos malos (como esos saltamontes superabundantes que liquidan las judías en cuanto brotan: el vídeo de este post está filmado «in situ»). Hay que vigilarlas de cerca, por si acaso se llevan lo que no deben. Pero el balance, siendo justos, las hace más buenas que malas pues, aun siendo omnívoras, preferirán unas chuletillas de saltamontes a un poco de melaza de pulgón… Y si favorecen el aumento del número de pulgones, la culpa de que ellos aparezcan ahí, ahí precisamente, no es de las hormigas sino mía.
NOTAS:
Esta entrada estaba en la «bandeja de salida», a medio redactar, desde que Emma declaró su simpatía por las hormigas, «en especial las negras como el carbón, de culo gordo…». Sus comentarios, así como las respuestas que siguieron, pueden leerse aquí: https://laramadeoro.com/2012/07/23/lro-hotel-resort-spa/#comments
Copio el siguiente párrafo del manual «Jardinez avec les insectes», citado mil veces en este blog: «La invención de la lucha biológica se remonta a los campesinos chinos, quienes, hace más de 2000 años, colocaban perchas de bambu entre los árboles de sus naranjales, para que una especie de hormigas carnívoras pudieran pasar fácilmente de una rama a otra, limpiándolas de orugas y otros insectos vegetarianos…»
Preciso y precioso texto, Barbie
(Soy Lansky, pero tengo problemas com mi correo y con mi acceso a mi propio blog)
Estoy en la oficina por lo que no puedo ver el vídeo, sólo diré que no puedes sentirse sola rodeada de tantos y variados seres, fragancias y problemas que resolver. Me gusta que lo cuentes así, hormigas pastoras, más buenas que malas. Fábulas sobre insectos reinventadas por una hortelana.
Me inspiras, Barbie!
Ahora que tengo restaurado el internet a plena potencia , añadiré algún comentario más. Me fascinan las hormigas, de hecho, hay expertos que consideran que el conjunto de todas sus numerosas especies conforman la mayor biomasa del planeta (otros pensamos que son las bacterias, también en su conjunto, las verdaderas y casi invisibles, salvo por sus efectos, señoras del planeta). También reconozco sus benéficos efectos que tan bien explicas, pero…disiento de Emma, como metáfora de las sociedades humanas, las detesto (y eso que de niño las intentaba enseñar a nadar, pero todas se me ahogaban). Prefiero mil veces un individualista aunque solidario Grillo, o un depredador en su juventud acuática y luego volador inocuo como el que suscribe que esos seres tan espantosamente…socializados
jajajaja, Lansky, pensaba que hablabas de nuestro «Grillo».
Así que de niño intentaste enseñar a las hormigas a nadar… también a volar? Yo recuerdo que una vez atrapé una mariposa e intenté hacerla hablar. Le repetía las palabras y esperaba, como una auténtica lunática, a que las repitiese.
Emma
… Uno enseñaba a nadar a las hormigas… Otra enseñaba a hablar a las mariposas… Me falta Grillo, que quizá enseñara francés al bicho-palo… Os voy a contratar, para que le déis la charla al grillotopo, mi obsesión este año (o le enseñéis a bucear, que también me vale). Nunca estoy sola, Emma, es cierto. Al caer la tarde siento a mi alrededor a los grillotopos -que deben de ser una subespecie «ninja», sigilosa e implacable- esperando a que me marche para tomarla con los puerros (ahora que han terminado con el apio y he recogido a la carrera las cebollas, para poder catar alguna).
Mmmm…creo que estoy de acuerdo con L. en lo de las hiper-socializadas hormigas. Es verdad que verlas trajinar resulta tranquilizador, como comentó Enma en aquel post, porque ves la vida por el suelo, a todo gas, bullendo, y da gusto. Pero si hay que reencarnarse en algo yo también preferiría a los que van más a su aire. Y que vuelen, naden y corran, desde luego. O por lo menos que vuelen. Sí.
Creo que todos hemos observado y ‘jugado’ con las hormigas. De pequeños orinábamos en el agujero y lo taponaban ellas mismas… De mayor, con un compadre, teñimos una hilera de hormigas con color rojo para ver si luego aparecían también en hilera o por separado pasado un buen rato o al día siguiente. Y apenas nada: veía a dos o tres de las mias por acá y por allá. Un mundo las hormigas, oye.
No me pierdo ningún documental sobre hormigas y termitas ¡ qué tias !
Jaaaaaaaaaaaaaaaaaa !!! Barbie: has mentado al bicho palo y me mato de risa/disgusto. En una ocasión el hijo (12 o 14) de un vecino me vino con una pecera cúbica con varias ramas y hojas y un poco de tierra: – Es mi bicho palo – me lo señaló con un dedo porque yo no veía nada – vamos a salir unos días y te pido que me lo cuides aunque no dan mucha lata. Acepté. Miraba al estúpido bicho/insecto, (7 o 9 centímetros de cosa flaca en marrón) , gilipollas: siempre ahí camuflado, quieto y aburrido. En 8 días no lo ví cantar, andar, volar, comer, cagar ni respirar. (Qué buena compañía de el puto animal este, oye, es la alegría de la casa…)
Según me indicó el muchacho lo que más le gusta comer son pétalos de flores. Compré UNA rosa a un chino callejero y le puse al insecto un pétalo en su ramita. – Toma pienso, idiota, que no tienes la menor gracia; no sabes hacer nada…
Cuando regresó el vecino vino a saludarlo y recogerlo como el que no ha visto a su novia en 5 meses.., lo tocó con un dedo y el estúpido animal se cayó al suelo: muerto. Qué disgusto, por dios.
Por lo visto a esas rosas les echan un perfume en spray que es mortal para lo bichos-palo.
Le prometí que yo mismo buscaría, cazaría y le regalaría a todo un señor bicho palo en sustitución. Ni modo.
El chaval tiene ahora 19 tacos y veo que ya anda con chavalas. Dice que son más interactivas.
Las chavalas dan muchos más problemas que los bichos palo, también más satisfacciones, y si bien no se puden mantener en un terrario (aunque algunos lo intentan con el amtrimonio y otras asociaciones supuestamente libres) también es cierto que no palman porque les regales una rosa tóxica de chino ambulante
¡Rosas tóxicas del chino!. Podría clavarlas a lo largo de la línea de puerros y luego quitarlas rápidamente cuando venga la inspectora….
No era la rosa, sino el spray lo que contenía el veneneo asesino, (que puede guaradar por si afecta también a las chicas.)
De verdad ¿Habéis visto ‘en persona’ algún bicho palo? A mí no me pareció una mascota muy entretenida.
¿No están ricos los puerros envueltos en jamón York y asados alhorno con bechamenl?
Yo soy puerrero total.
prefiero la porrusalda
Pues al ritmo que están cogiendo los grillotopos, ni al horno con bechamel ni porrusalda ni leches: rien de rien. Pero ya os contaré de las uvas, que eso sí es una alegría. Bs
El problema del alacrán cebollero —pobre Barbie, menudos cabrones— o grillo topo como dices, es que comen lo mismo que nosotros: purrusalda, cebollas, claro, y patatas, y tabaco, tomates, lechuga, pimientos, remolacha, ajos, melones…Le pregunto a mi vecino Sinfo y se pone lívido cuando le menciono al bicho, al final me confiesa que usa cebos envenenados (fluorosilicatos y demás), atención: después de una lluvia (o sea: ¡ahora!) o de regar. Antes de la aparición de los modernos cebos se aconsejaba la realización de labores en el terreno, preparando pequeños surcos, de unos 30 cm de anchura y profundidad, en distintas zonas de la parcela y a intervalos de 4-5 m. cubriéndolos con estiércol y mantillo vegetal ; estos refugios artificiales, preparados a finales del verano , atraen a los individuos pre invernantes , que con la posterior destrucción del nido ( ya en invierno )mueren al quedar expuestos a bajas temperaturas. Otro sistema era el enterramiento de recipientes hasta su borde superior, en los que se capturan los ejemplares que salen por la noche y que serán destruidos posteriormente.
Yo creo que se comen. Comerse a los que se comen tus cosas (por ejemplo, los cerdos mis bellotas y yo a ellos) es una buena solución, y si no que no empiecen ellos
Desde mi desconocimiento en esta materia:
UNO. En el éxito o fracaso de la agricultura influye de manera especial el lugar y la climatología donde se pretende llevar a cabo cualquier labor. No todas las tierras ni climas valen para cualquier cultivo. Pretender sacar adelante un palmeral en los fiordos noruegos es misión suicida, por citar un ejemplo extremo.
En lugares húmedos se deben plantar especies resistentes a la humedad, y viceversa: jamás sacarás esparto en tiertras de arroz…
Y donde quiera que haya bichos – como ese jodido grillo-topo o alacrán cebollero – convendría (tal vez, digo yo…) actuar a contracorriente del ciclo del bichejo, que como dice Lansky, muchos de ellos hibernan.
DOS. Mientras no se inventen/descubran productos fitosanitarios, los pequeños cultivadores tendrán que jugar al ratón y el gato con sus bichitos enemigos.
TRES. Con la humedad aparecen y viven los mosquitos a sus anchas: se comen o ponen huevos en la flor de la tomatera (por ejemplo) que acabará no produciendo tomates o sacándolos pequeños, feos, y semi podridos. ¿Qué hacer?, pues como estamos hablando de una produción para el consumo casero, plantas el tomate con los primeros calores (¿Junio?) cuando ya no hay mosquitos… Punto.
¿He vuelto a decir una pollardez?
Gracias Lansky, veo que me comprendes y me compadeces (te aseguro que está justificado). Intenté lo de los recipientes, pero sólo me caían carábidos, que después había que sacar corriendo. Todavía hay alguna trampa colocada, pero vamos, que los grillotopos ya están resabiados y no caen ni cuando tropiezan. Lo de los nidos de hibernación LO APUNTO. Pronto levantaré las huertas (menos las coles: curiosamente, no las tocan), y dejaré preparados esos nidos-trampas. El grillotopo ha sacado mi «lado oscuro» a la superficie. Al caer el sol voy caminando doblada por la huerta, buscándolo, y le llamo de todo… me estoy volviendo animista, como mis paisanos. Creo que el grillotopo es un hijoputilla con discernimiento: que sabe bien lo que hace y me anda buscando las costuras. Por supuesto que si lo pillo me lo como. Pero no lo voy a tragar, Libélulo. No. La idea es masticarlo e ir escupiendo sus trocitos por la huerta, para que tomen buena nota sus familiares y amigos.
Hola Grillo, debieron de cruzarse nuestros mensajes. Gracias por tus recordatorios de sentido común. Lo de los tomates: aquí hay que hacer dos tandas, una tempranera, a finales de abril, que producirá a partir de julio; y otra en junio -la que tú propones- para comer tomates a partir de septiembre; si sólo pones la última tanda, ¿prescindes del gazpacho en julio y agosto? (ya sé, ya sé que es la cuadratura del círculo…). Lo de ir a contracorriente del ciclo reproductivo del bicho malo es la clave del éxito. El tema es ir aprendiendo. Fijáos, pienso que el grillotopo lo metí yo misma en la huerta al descargar un par de furgonetas de paja. Lo digo porque ninguno de mis vecinos sabía de qué bicho les hablaba… A., el anterior propietario, se quedó pensativo al ver las cebollas masacradas; se quitó la gorra, se rascó el mentón, y me soltó: «ya, ya sé…éste va a ser uno…uno que en El Tiemblo llaman…lirón». Y se quedó tan a gusto. Claro que él, como el pastor, le echa zeta-zeta a todo lo que se mueve… Otro amigo, hortelano en Villadelprado, me dijo que sólo podría con ellos si «les daba caña en primavera, cuando empiezan a cantar». Darles caña significa pasar la mulilla mecánica una y otra vez, como posesa. Eso funciona seguro, porque en ese momento los grillotopos andan por arriba, pero si lo haces trituras también al resto de la fauna/microfauna del suelo. Y además, cuando lo hagas tiene que estar la huerta pelada, sin ningún «primor» plantado, o ya produciendo, para poder pasar la mulilla sin cuidado…Que no. Que al bicho hay que cazarlo. Probaré lo de los nidos ahora- Y perfeccionaré los recipientes el próximo año. De momento, el balance es aterrador, mucho peor de lo previsto en primavera -cuando consegui cazar y fotografiar al primero y único… y me convencí a mí misma de que podríamos llevarnos bien.