Entre el otoño y el invierno
En un huerto que se auto-recicle no pueden faltar nunca las calabazas, que crecen sin mayores cuidados en cualquier montón de «compost», en cualquier rincón un poco fresco de la finca.
Son incluso más facilonas que los calabacines (https://laramadeoro.com/2012/01/05/abc-del-calabacin/ ), por menos sensibles al oídio y menos prolíficas (al calabacín hay que retirarle sistemáticamente la fruta, y a veces impedir que cuajen todas las flores, para que la planta no muera de éxito, al estilo de los tomates y pimientos superproductivos).
Las rodajas de calabaza se conservan bien en la nevera, envueltas en plástico de cocina. Ricas al horno. Ricas a la parrilla. Riquísimas en crema, con patata, bulbo de hinojo, cebolla, zanahoria y queso.
Parece que el dichoso Halloween, con la que andan dando la tabarra de un tiempo a esta parte, era en sus orígenes (lejanos orígenes celtas) la misma fiesta de difuntos que se celebra en Galicia por las mismas fechas que el «magosto», con el que a veces se cruza. Digo Galicia porque es lo que tengo más a mano. Pero también en Irlanda y otros lugares, de donde la llevaron a los USA los cientos de miles de emigrantes que allí desembarcaron. Esos niños que andan ahora por la calle -incluso en este pequeño pueblo de la meseta castellana- disfrazados de muertos vivientes o sabe Dios qué, paseando una Jack o´lantern de plástico made in china, y timbrando por las casas hasta ponerte de los nervios, reproducen tontamente lo que ven en la tele, o en el Parque Warner, y prefieren las chuches de colorines, y la pura bullanga sin sentido, a los riquísimos buñuelos rellenos de crema, o aquellos tenebrosos «huesitos de difunto», que cada año me cuesta más trabajo encontrar…. Por otra parte -la mejor parte- las calabazas son un añadido americano al «samaín» celta, porque lo único parecido que en Europa había antes del siglo XVI eran esas «calabazas de peregrino» (género Lagenaria, diferente a la de la calabaza propiamente dicha, Cucurbita), con más forma de porrón que de ruperta. Y menos sabrosas. Leo en un manual dedicado al «potiron» que lo que sí podían vaciarse eran los nabos y remolachas, para encender en su interior pequeñas luminarias y mantener así alejados a los muertos, quienes – por lo visto- salían de jarana precisamente esa noche, esta noche, la noche del treinta y uno de octubre. También se encendían hogueras. Y en algunas de ellas, donde las había, se asaban castañas…
Este año hemos sembrado en LRO cuatro variedades de calabaza: cacahuete, turbante, guernica, y dulce de horno. Ya están recogidas. Y también ha empezado a encenderse el fuego en la casilla (no para espantar a los muertos: sólo para calentar las manos de los vivos al ir y venir de la huerta…) La calabaza más grande y hermosa es ésta de la foto, recogida anteyer mismo en uno de los composteros.
Las primeras calabazas cultivadas -Cucurbita maxima, pepo y moschata- proceden de Centro y Sudamérica, pero he leído que el maíz era mucho más valorado, y que a la calabaza ni siquiera le reservaban un pequeño puesto en las fiestas de difuntos. ¿Quizá porque allí los muertos se aparecen de día, haciendo innecesarias las farolas-calabazas?. Los muertos mejicanos son las mariposas monarca, que en noviembre regresan a sus cuarteles de invierno en Michoacán, tras una migración alucinante desde Norteamérica y Canadá. Dicen que el cielo se cubre de aleteos naranjas y negros, que el ruido de sus alas recuerda al de la llovizna, y que la gente sale a recibir a esas mariposas -las almas de sus antepasados- tocando tambores y trompetas…
NOTAS
Le potiron, A.Bresson, en «Chroniques du potager», Actes Sud, 1998.
Le Monarche et autres sujets, Michel Braudeau, ed. Gallimard 2001.
Según otra interpretación -que leo en el libro citado de A.Bresson- las calabazas -o nabos- encendidos no eran para ahuyentar difuntos, sino para recordarles el camino a casa, y que sólo las hogueras, por el contrario, tenían como objetivo mantener a raya el cortejo de brujas y criaturas diabólicas que, aprovechando la ocasión, podrían colarse entre los vivos.
Nuestra tradición urbana es más sencilla y mucho menos ruidosa, al menos en mi familia: ir por la mañana al camposanto a limpiar la lápida de los abuelos y bisabuelos, y de vuelta a casa comprar en la pastelería dos bandejas de buñuelos y «huesitos. En LRO hemos añadido el ritual de la crema de calabaza.
Bien por la defensa de lo nuestro, aunque tanto difuntos como haloween son apropiaciones de fiestas paganas anteriores que simplemente exorcizaban la disminuciíon de la duración de los días, la prolongación tenebrosa de las noches y la visión de las orejas del lobo-invierno.
Aparte de eso, de acuerdo, en cualquier huerto que se respete, en cualquier rincón…¡calabazas! además de como tu dices, en zapayo (como lo llaman en América del sur) en sus cocidos de garbanzos y demás (Yo también la uso en mi sopa de setas)
Detesto los huesos de santo, tan azucarados…los buñuelos en cambio son deliciosos
Lo que a mí me molesta un poco es que se reproduzcan las tradiciones de otros vaciándolas de contenido, convirtiéndolas en pura paparrucha bullanguera… Y más cuando, para celebrar lo mismo (recordar a los muertos, en resumen), ya existen caminos para hacerlo, sin volver tarumbas a los vecinos con timbrazos y jaleo, ni fomentar un consumo absurdo (los disfraces, las calabazas de plástico, las chuches…). Pero no es chovinismo, aunque pueda parecerlo. De chovinismo nada. En LRO hemos importado la fiesta japonesa del «hanami», la contemplación de las flores de los frutales en abril (en particular, de los cerezos; hemos plantado tres, que sobreviven…no me explico cómo). La fiesta consiste en sentarse al pie del árbol en flor a comerse el bocadillo…nada más; y así,sin molestar a nadie, celebramos la belleza del mundo y nos hermanamos con el lejano Cipango.
Y yo que celebraba el hanami ese sin saberlo…eso sí, bajo una encina y el bocata de jamón (por lo del cerdo ibérico y la bellota)
Por cierto, ¿alguien sabe de dónde viene lo de ‘dar calabazas’?
¿Os gusta el calabazate?
Buenos días, ortóptero. No tengo ni idea. Voy a buscarlo por la web mientras desayuno…
Ya está. Por lo visto tiene propiedades an-afrodisíacas, tanto la pulpa cmo las semillas (¿?).
Cuando mi madre era una niña (años cuarenta en un pueblo de Pontevedra), en la noche de Difuntos, vaciaban las calabazas (os cabazos), recortaban los ojos y la boca, las colocaban en lugares medio escondidos (en las ramas bajas de los árboles, en una ventana) y encendían una vela dentro.
Os mando el enlace al blog del Comidista que hoy publica una receta riquísima con calabaza, pera y piñones.
http://blogs.elpais.com/el-comidista/2012/10/receta-crema-de-calabaza-y-pera-pinones.html
¡Hola, Betula!. Reminiscencias del samaín celta, conservadas en ese y otros pueblos de occidente -bretones, irlandeses…- desde la noche de los tiempos, En cuanto llegaron las calabazas reemplazaron a los nabos (lo que parece bastante lógico, porque son más fáciles de vaciar y se conservan mejor). Pero nada de dar timbrazos por las casas de los vecinos, ¿no?, gritándote «¡trato o truco!» como clones de Walt Disney…(Ayer por la noche fui yo la que los ahuyenté. Me puse tras la cancilla, con la capucha sobre los ojos, silenciosa, y con Ceibe agarrado por el collar, jadeando de ansiedad…Cuando se acercaron al timbre y notaron el babeo del perro pegaron un grito y salieron corriendo. Pero a l ratito volvieron otros… y ya me tuve que aguantar.)
Hoy por la mañana, al salir con los perros, en la calle había huevos rotos y bolsas de chuches pisoteadas. Uno de los huevos lo lanzaron contra el buzón de esta casa, en represalias -imagino- por mi nula colaboración. Huevos frescos.
No entiendo de donde viene la tradición de tirar huevos. Madrid también estaba sembrada, además de la ya conocida tragedia de la noche de difuntos.
Hola Emma. No lo sé, no puedo entenderlo. Es inimaginable que en tiempos de nuestros padres/abuelos los niños pudieran hacer cosa semejante (les hubieran partido la cara, que es lo que yo tenía ganas de hacver ayer)
Estoy leyendo ahora las noticias sobre la macrofiesta. No se me ocurre qué decir, es demasiado trágico y demasiado absurdo.
No pareceré reaccionario porque no lo soy, pero ahí va un comentario que pienso últimamente:
los jóvenes tiran huevos, tiran tomates, llevan sprays y lo pintarrean todo, llevan caretas, van a conciertos (horrible lo que ha sucedido en el MadridArena), llevan bebidas, tabaco, pagan los transportes, etc. SUMA TODO ESO Y SALE UNA PASTA. No tienen curro pero gastan alegremente… Sinceramente, me alegra que se diviertan, pero ¿qué pasa? ¿los están malcriando los padres?
A mí no me parece reaccionario, Grillo, es una triste verdad. Se me ocurre que a lo mejor podía mandar una notita al periódico local… ¿No saben los padres de estos niños/niñatos que hay vecinos -junto a su puerta, a menos que no quieran enterarse- que sólo tienen en la despensa lo que recogen en los repartos de Cáritas/otros (y no son productos frescos, sólo arroz, azucar, legumbres…un huevo, me imagino, es un extra)?. Da mucha rabia tener que ponerse serios (el año que viene me disfrazo yo de Quasimoda y los corro a palos calle abajo!)
A mí tampoco me parece reaccionario, Grillo, la educación -la buena educación- nunca lo es. pero hay un problema: ¿cómo van a educar a sus hijos los (padres) que tampoco están educados? Ergo…
Halloween (contracción de All Hallows’ Eve, ‘Víspera de Todos los Santos’), en parte es lo mismo, pero creen que es distinto más molón, mas del ‘Imperio’ más disneyano