Barbie,
con un poquito de vergüenza te sugiero que leas mi último post -caligráfico y de hace muchos años – en el que en una de esas aventuras mías, reales siempre, desmitifico a Laurence Olivier…
Y el caso es que después de publicado y leído creo que es de algún modo injusto… porque cualquier gran actor, sabio, inventor o personaje público está en su perfecto derecho a ser también humano: contradictorio, puñetero, quisquilloso o raro.
Pero curioso sí que ES.
(Y amigo lector, sí, usted, lector despistado al que el azar de la cibernética ha traído hasta las orillas de este blog…deje de rascarse la cabeza y de preguntarse cuál pueda ser la relación oculta entre un Amarilis y Laurence Olivier. Ayer escribió un amable ferretero de Caracas preguntando por la poda de las frambuesas; anteayer entró un señor que había escrito «enanas pelirrojas» en el criterio de búsqueda de google….Así que, déjese de buscar respuestas para lo que no las tiene, ¡y disfrute!)
Qué linda, y qué bonito y romano nombre lírico lleva! Estoy cuidando con esmero (impropio de mi, pues mi relación con las plantas es nefasta) unos bulbos de narcisos. Por recomendación de Pepe, mi suegro, los tengo en casa, al abrigo de las heladas perniciosas, al ladito del radiador. Los riego con frecuencia, pues se secan mucho y los miro. Parece que quieren brotar. En el bulbo está contenida mucha energía de la buena, dispuesta a reventar. Así estamos, esperando el espectáculo.
¡Qué bonitos, los narcisos!. A veces los viveristas «fuerzan» los bulbos para que florezcan dentro en vez de fuera. Los tuyos deben de ser de esos. Los someten a un frío intenso en otoño (o sea: los engañan miserablemente, les hacen creer que el invierno ha llegado antes de tiempo), y así empiezan a florecer, en casa, en pleno enero. Ya me contarás, a ver si te enganchas. Es una alegría tener bulbos. Estás desayunando y viéndolos crecer…
Por cierto, me recuerdas a mi madre, que dice que no le gustan los perros (como tu relación nefasta con las plantas…) y luego les da trocitos de jamón a escondidas..
Yo tengo una pregunta sobre los bulbos en general. El primer año, cuando los compras, todo va estupendo, y el segundo es un desastre …
Esa es la madre del cordero. Narcisos y jacintos pueden quedar en la tierra del jardín; si están en maceta, yo creo que lo mejor es dejar que decaigan las hojas y el tallo (¡no las cortes mientras están verdes: los carbohidratos que fabrican esas hojas, incluso el tallo/escapo, están volviendo a «inflar» el bulbo, reponiendo sus reservas!); pasada la floración se riega muchíiisimo menos…lo justo para que el verde -la clorofila- aguante un poco…y cuando ya la planta pide papas, se cortan las hojas. Entonnces: o bien se guarda la maceta sin más en un sitio fresco y oscuro (es lo que yo hago con mi Amarilis), o bien lo quitas, lo limpias de tierra, y lo guardas en una caja con papel de periódico, donde no corra ningún riesgo de pudrirse. A mí me va bien así. Al amarilis, que es muy grande de Dios, se le cambia la tierra en otoño, al menos una vez cada dos años,y se le hace la «toilette» a las raíces, para que esté pimpante al empezar otra vez el ciclo… Sobre los tulipanes (que son muy suyos):
¿¿¿??? ¿No falta algo al final de tu respuesta? Nos dejas sin saber qué pasa con los tulipanes …
Perdón…se me fue la olla…
pîncha en «bulbos», en el listado de etiquetas, y por ahí andan las instrucciones. En resumen: que los tulipanes degeneran de un año a otro. Son los únicos bulbos de primavera (que yo sepa) incapaces de naturalizarse en nuestros jardines.
Barbie,
con un poquito de vergüenza te sugiero que leas mi último post -caligráfico y de hace muchos años – en el que en una de esas aventuras mías, reales siempre, desmitifico a Laurence Olivier…
Y el caso es que después de publicado y leído creo que es de algún modo injusto… porque cualquier gran actor, sabio, inventor o personaje público está en su perfecto derecho a ser también humano: contradictorio, puñetero, quisquilloso o raro.
Pero curioso sí que ES.
El post, divertidísimo, está aquí: http://ungrillodeobsidiana.blogspot.ch/2014/02/laurence-olivier.html
(Y amigo lector, sí, usted, lector despistado al que el azar de la cibernética ha traído hasta las orillas de este blog…deje de rascarse la cabeza y de preguntarse cuál pueda ser la relación oculta entre un Amarilis y Laurence Olivier. Ayer escribió un amable ferretero de Caracas preguntando por la poda de las frambuesas; anteayer entró un señor que había escrito «enanas pelirrojas» en el criterio de búsqueda de google….Así que, déjese de buscar respuestas para lo que no las tiene, ¡y disfrute!)
Qué linda, y qué bonito y romano nombre lírico lleva! Estoy cuidando con esmero (impropio de mi, pues mi relación con las plantas es nefasta) unos bulbos de narcisos. Por recomendación de Pepe, mi suegro, los tengo en casa, al abrigo de las heladas perniciosas, al ladito del radiador. Los riego con frecuencia, pues se secan mucho y los miro. Parece que quieren brotar. En el bulbo está contenida mucha energía de la buena, dispuesta a reventar. Así estamos, esperando el espectáculo.
¡Qué bonitos, los narcisos!. A veces los viveristas «fuerzan» los bulbos para que florezcan dentro en vez de fuera. Los tuyos deben de ser de esos. Los someten a un frío intenso en otoño (o sea: los engañan miserablemente, les hacen creer que el invierno ha llegado antes de tiempo), y así empiezan a florecer, en casa, en pleno enero. Ya me contarás, a ver si te enganchas. Es una alegría tener bulbos. Estás desayunando y viéndolos crecer…
Por cierto, me recuerdas a mi madre, que dice que no le gustan los perros (como tu relación nefasta con las plantas…) y luego les da trocitos de jamón a escondidas..
Yo tengo una pregunta sobre los bulbos en general. El primer año, cuando los compras, todo va estupendo, y el segundo es un desastre …
Esa es la madre del cordero. Narcisos y jacintos pueden quedar en la tierra del jardín; si están en maceta, yo creo que lo mejor es dejar que decaigan las hojas y el tallo (¡no las cortes mientras están verdes: los carbohidratos que fabrican esas hojas, incluso el tallo/escapo, están volviendo a «inflar» el bulbo, reponiendo sus reservas!); pasada la floración se riega muchíiisimo menos…lo justo para que el verde -la clorofila- aguante un poco…y cuando ya la planta pide papas, se cortan las hojas. Entonnces: o bien se guarda la maceta sin más en un sitio fresco y oscuro (es lo que yo hago con mi Amarilis), o bien lo quitas, lo limpias de tierra, y lo guardas en una caja con papel de periódico, donde no corra ningún riesgo de pudrirse. A mí me va bien así. Al amarilis, que es muy grande de Dios, se le cambia la tierra en otoño, al menos una vez cada dos años,y se le hace la «toilette» a las raíces, para que esté pimpante al empezar otra vez el ciclo… Sobre los tulipanes (que son muy suyos):
¿¿¿??? ¿No falta algo al final de tu respuesta? Nos dejas sin saber qué pasa con los tulipanes …
Perdón…se me fue la olla…
pîncha en «bulbos», en el listado de etiquetas, y por ahí andan las instrucciones. En resumen: que los tulipanes degeneran de un año a otro. Son los únicos bulbos de primavera (que yo sepa) incapaces de naturalizarse en nuestros jardines.
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