(Segunda parte de : https://laramadeoro.com/2013/03/13/la-vida-en-la-periferia/ )
Así que era verdad, que la vida estaba en la periferia, y lo de dentro – ese hueco «sano», sin pudriciones- no era más que lo que sospechábamos: un refugio ocasional para gatos, niños, pájaros.
La foto me acaba de llegar, con la indicación de que está sacada hoy mismo a mediodía.
NOTA: Para la explicación botánica, léanse los comentarios a la citada entrada del mes de marzo
Una vida en una micra de ancho: el cambium
Ajá!. Lo increíble es que ese vacío en el corazón del tronco no interrumpe para nada el curso de la vida, sólo fragiliza el árbol (daños mecánicos: golpes, tormentas… pero sin afectar a las funciones vitales)