Abril 2013
Los viticultores modernos, que cultivan sus viñedos en contraespalderas, han inventado un tipo de tractor que les permite remover la tierra a uno y otro lado de los alambres sin tener que renunciar a un sólo centímetro de tierra. El artilugio se ve mucho por Borgoña. Es como una araña patilarga. Va cabalgando con sumo cuidado sobre las cepas y con más cuidado aún si cabe hace el giro al terminar cada línea (normal, si uno piensa que una sola de estas parcelitas, que ya mimaban los monjes benedictinos antes del año 1000, vale seguramente más que mi pueblo y todos los de la Sierra Oeste juntos). El trasto en cuestión se llama tractor-zancudo, el enjambeur de la dulce Francia. Da gusto verlo trabajar. El o la «tractorista» -pues se ven muchísimas mujeres faenando en las viñas, cosa más bien rara por aquí- el o la tractorista deben tener buena vista y un cuello musculoso, porque su trabajo les exige no despegar los ojos del suelo durante horas. La foto está hecha en el municipio de Gevrey-Chambertin pero podía ser de cualquier rincón de la Côte d´Or: los zancudos sobrevuelan las viñas de sol a sol antes de que empiece el desborre, y hay que adelantarlos cada dos por tres en la carretera, pidiéndoles amablemente que se echen un petit peu a la derecha …
¿Todos los grandes vinos son producidos de la misma manera?. Es verdad que la «appellation», en Francia, es principalmente una cuestión geográfica (las parcelas del Clos Vougeot siempre producirán «grand cru», y muy cafre tendría que ser el propietario para echarlo a perder). Pero hay mucho más. Por ejemplo, lo que se ve en esta otra imagen. Un caballo tira del cultivador, guiado por un hombre que no parece de este siglo (ha de saber de viñas, pero también del attelage)
Para aprehender todo lo que lleva escondida en su interior una imagen así yo creo que hay que peinar ya canas y haber empezado a entender, por fin, el valor de algunas cosas. Cada botella de vino blanco Montrachet (o Bâtard-Montrachet, que es el dominio al que pertenecen las viñas de la foto) puede andar por los ¿600, 1000 euros?. ¿Quizá más?. El precio es una aberración, producto de las modas y de la tontería globalizada, pero el valor de la botella, sea quien sea la persona capaz de pagar esos precios, y sean cuales sean las razones por las que lo hace (y no siempre será por amor al vino, a la historia, a la belleza)… es inmenso, seguramente incalculable. No lo digo exactamente por la calidad del vino, que ni ustedes ni yo cataremos jamás, por descontado, sino porque estas cepas en concreto, estas cepas de chardonnay, cultivadas de esta manera, aquí, en el silencio de un après-midi de finales de abril, después de la llovizna y la niebla, a este ritmo lentísimo ( el hombre que guiaba al caballo -me fijé- lo trataba con cariño y no le metía prisa), estas cepas y estos vignerons, que han visto de todo y a todo han sabido sobreponerse, guerras, plagas, el hielo, el fuego, la revolución….parecen indestructibles, ensimismadas en su excelencia, como autistas, y ajenas por completo a las boberías del mercado.
«Solo el necio confunde valor y precio»
«Siempre que trato con hombres del campo pienso en lo mucho que ellos saben y nosotros ignoramos, y en lo poco que a ellos importa conocer cuanto nosotros sabemos.»
Francia es «otro rollo». El campo francés, quiero decir.
En cuanto al nuestro, hay algunos que saben mucho (como Perico o Miguel el cabrero, o Valentina la Buena, que en paz descanse), pero tengo que reconocer una vez más que la mayoría, en mi pueblo al menos, no saben NADA de NADA. Y creen saber, que es lo peor. Ahora bien, cuando detecto a uno de esos supervivientes del campo de antaño, ¡me pego a él como una lapa!.
Y Mozambique es otro royo, y la agricultura de subsistencia en el Tercer Mundo (como se decía antes) es otro rollo. Pero entiendo lo que quieres decir, ya lo hemos hablado antes: el orgullo (aunque a veces se derive al molesto chauvinisme) por lo bien hecho, por el trabajo con mimo. Aqúi en cambio se ridiculizó siempre al rústico y la derecha real, la financiera y sociológica, propugna la burricie y la ignorancia, volvemos a tiempos pre II República, pero en forma de parodia
A ver, yo no puedo creer que la burricie de la gente del campo tenga, en 2013, una raíz política, ni siquiera que pueda servir de atenuante (cuanto menos de eximente) ni para los comportamientos dañinos/destructivos con la propia tierra que se supone han de cuidar, ni para la crueldad con los animales, ni para el desprecio a la belleza circundante…. Creo en la libertad y en la responsabilidad individuales, creo que a día de hoy la igualdad de oportunidades está «pasablemente» garantizada, y que en el campo como en la ciudad, en Madrid o en Cerecinos del Campo, en Algeciras o en Dallas, hay muchos cabrones y mucha gente maravillosa. Por mil y una razones. Por último, este pueblo lleva treinta y cinco años de democracia votando casi ininterrumpidamente (con breves excepciones) a la izquierda…. Más bien pienso que la burricie de los de arriba -de uno u otro credo político- se transmite/contagia a los de abajo y VICEVERSA, pues todos estamos hechos al final de la misma pasta. Pero sí hemos de reconocer todos, y no olvidarlo, que el único intento serio por sacar a las «clases populares» de su ignorancia se hizo durante la república, en la empresa colectiva más ambiciosa y emocionante que jamás haya organizado este malhadado pais nuestro. Pero eso ya es otra historia. Hoy. Si mi vecino T, que tiene poco más o menos mi edad, es un hijo de puta de agárrate y no te menees, no veo yo que tenga nada que ver en ello la «derechona» o el «rojerío».
A cuidarse (que vuelve el frío).
Nunca he sido un exquisito bebedor, muy poco connoisseur. Ni un buen gourmet, (aunque tampoco se puede decir que tuviera en la lengua una plantilla de DevorOlor…)
Pero me resultan gratísimos estos posts tan bien escritos, tan delicados y entusiastas. Los leo sin enterarme de la misa la media y disfruto como si yo mismo fuera a catar uno de esos caldos y recordar su procedencia, la región, las coscehas, esos tractores, etc. etc.
Qué bien , qué bien, qué bien.
También como inexperto he creído notar en otros bebedores que a la tercera copa estaban solos, estuviesen con quien estuviesen. Seguro que no es vuestro caso; poetazos del vino.
¡ Salud !
¡Hola Grillo!. Yo tampoco soy entendida, ¡para nada!. Pero cada vez me gusta más beber, eso he de confesarlo. Con una copa voy que chuto. Con dos ya me empieza a subir un poquitillo. Con tres me pongo locuaz. Y a partir de ahí, si sigo, ya sé que voy a volver a casa a cuatro patas!!.
De viñas -que no de vino, insisto- sí empiezo a entender. Ya me atrevo a participar en una conversación sobre el manejo del viñedo, como si fuera Angela Chaning rediviva.
Hola cccouto, hoy acabo de caer de la burra y gracias a Maite, mi mujer, se quien eres. No te sítuaba y por eso tus comentarios en mi blog fueron contestados de una forma un poco fria , no sabía quien estaba al otro lado de la red.
Aprovecho estas lineas para felicitarte por el post, ayer estuve cavando unas 700 cepas de mencía y al llegar de noche a casa me encontre con que maite me compartió tu post, me hizo mucha ilusión. Hoy, cuando tomaba un café al amanecer, me entero de que nos conocemos, Que alegría.
Entro en tu blog y trasteo un poco por encima y me encuentro con que haceis vino,genial!. te propongo que estemos más en contacto y así intercambiar esperiencias.
Este es mi correo vinosdemonterrei@gmail.com
Saludos Javier
¡Hola Javier!. ¡Pero si todavía no hacemos vino!. De momento cuidamos del viñedo, pero llevamos la uva a la cooperativa del pueblo, donde elaboran un mejunje extraño que, gracias a Dios, se va todos los años a China en un contenedor…No, en serio. Queremos empezar este año, al menos con una «tinajilla». ¿Y tú?. ¿Cavando con «sacho» las viñas, setecientas… ni más ni menos?. Te escribiré a tu correo, por supuestísimo, y te iré contando. Muchos besos.