Diciembre 2011
Foto 1. Antes del casijardin, junto al muro sur de la casilla, donde más pega el sol durante el verano. Estas primeras fotos son de cuando todavía estábamos limpiando. Como la casilla no tenía tejado, no había un solo rincón donde cobijarse. Usábamos algunos de los trastos que había dejado tirados el anterior propietario para sentarnos y descansar, entre viaje y viaje al contenedor del pueblo.
Foto 2. A lo largo del 2008 hicimos la excavación (¡manual!) del suelo del futuro emparrado, (que quedó por debajo del nivel del camino), construimos el muro de sostenimiento e instalamos la estructura para la parra. La plantación es del 2009, y la foto, con el casijardin terminado, de mayo 2010. El Prunus pisardii de la esquina procede de una ciruela germinada hacía años, en un jardín de Luxemburgo… (es una historia larga); tuve el arbolito conmigo en la terraza de Madrid, en una maceta, hasta que hubo un sitio mejor al que llevarlo. Es el mismo pruno que se me había llenado de orugas de Iphiclides (“Colas-de-golondrina”, en la categoría Gente corriente).
Foto 3. Los iris proceden en su mayor parte de los jardines de Nuevo Baztán, a donde habíamos ido de excursión un fin de semana; los acababan de arrancar y dividir; hurgamos entre el montón de rizomas desechados y nos trajimos los que tenían mejor aspecto a LRO. Los primeros cantuesos, y alguna de las jaras, son comprados. Ahora los reemplazo (cuando se secan o uno de los perros los rompe) por ejemplares que me traigo del fondo de la finca. La jara más bonita, la que está junto al pruno, es una ‘Peggy Samons’. Los tomillos serpoles también son comprados. Sufren bastante en pleno verano (todo el follaje churruscado…), pero después rebrotan sin mayores problemas, y así tendrán que ir saliendo adelante mientras el pruno no crece (y con él, su sombra). Los romeros son rastreros. El de la esquina del muro se plantó ahí, precisamente, para camuflar las aristas del último bloque de piedra. Las estipas junto al pruno lucirían más si formarán un grupo más numeroso. Sólo hay tres. Su principal función es proteger el cuello del pruno. No sólo de la insolación, sino sobre todo de una no deseada embestida de la furgoneta al maniobrar marcha atrás… Sobre la estructura de hierro, mientras las parras no crecen, hemos colocado un entramado de varillas de sauce. Xela se recuesta a mediodía a la sombra del pruno, sobre los tomillos serpoles (que aguantan hasta cierto punto el pisoteo). Para que dejara en paz a las lagartijas que se mueven por el muro de sostenimiento he colocado macetas con cactus. Las dejo semienterradas todo el verano. Y para terminar: regamos este casijardín dos veces a la semana, con manguera, entre finales de junio y mediados de septiembre. El resto del año, nada.
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