Septiembre 2011
Son los sedum rastreros. Esas plantas carnosas, de hojas pequeñas y gruesas, que tapizan las rocas en aquellos puntos en los que éstas parecen doblarse, formar un ángulo o una ligera hondonada donde pueda acumularse algo del polvo traído por el viento, restos de líquenes pioneros… y poco más. Se han puesto de moda con los llamados “tejados vegetalizados”, pero por aquí es una planta del montón (S. acre, S. album…). No hay fisura en la que no encuentre acomodo, e incluso ha empezado a extenderse a su aire entre las tejas de nuestra casilla.
Como todas las plantas crasas, también los sedum son vegetales frugales y resistentes. Tienen flores en forma de estrella, minúsculas, agrupadas en cabezuelas de diferentes colores: blanco, blanco-rosado, amarillo. Entre las variedades hortícolas, el Sedum spurium púrpura y el tricolor. Ambos están ya plantados en uno de esos rincones perezosamente ajardinados de La Rama de Oro. No los riego jamás.
Una combinación para maceta: sedum al pie de un Aeonium “cabeza negra”, cubriendo a continuación el sustrato con gravilla fina de río, y la maceta pintada de azul turquesa. Otras dos combinaciones: sedum con Lampranthus, de flores anaranjadas, en una jardinera en el alféizar, o con Delospermum cooperi en la parte frontal de un macizo (proporción de referencia para 1m2: grupo de tres Delospermum y alfombra de siete sedum). Todas esas combinaciones las he probado en mi casa en Madrid. Las regaba una vez a la semana en verano, y nada el resto del año. Lo único que me fastidiaba un poco es que las flores de Lampranthus y Delosperma no duraban más de veinte días. ¿Hubieran durado más con riegos más frecuentes? En todo caso, el follaje nunca decayó, y ninguna de esas plantas ha muerto todavía.
En cuanto al acolchado mineral, yo creo que es imprescindible, no sólo por razones estéticas y por evitar malas hierbas, reducir evaporación, etc., (como todos los acolchados), sino que (¡sobre todo!) protege el cuello de sedum y demás plantas crasas de posibles pudriciones (hay muchas más posibilidades de cargarse un cactus por exceso de riego que por lo contrario).