Primero, el origen del sello de la denominación de origen (o por qué los pimientos se tuvieron que llamar «de Herbón»). Después, el affaire del convento de San Antonio de Herbón (en la foto), con los pimenteiros implicados y un alcalde poco amigo de Patrimonio.
Primera parte: el sello de la DOP (Denominación de Orixe Protexida)
Herbón es una parroquia del concello de Padrón.
Al entrar España en la CEE (1984), el Ministerio de Agricultura actualizó el Registro de Variedades Comerciales de Plantas (BOE de junio 1985) e incluyó entre ellas la variedad «pimiento de Padrón». Seis meses antes los productores de la zona, más el Agente de Extensión Agraria, más el Conselleiro del ramo, más el alcalde de Padrón, habían solicitado al Ministerio dos cosas: que se hiciera extensiva al pimiento la normativa de Denominaciones de Origen y que se le concediera al Pimiento de Padron su sello correspondiente. Esto a finales del 84. Seis meses después, repito, se publica en el BOE el registro de variedades. El conselleiro vuelve a escribir a Madrid, vuelve a solicitar la Denominación… Otros seis meses más tarde, diciembre del 85, recibe la negativa: porque la variedad «Padrón» ya está inscrita con ese nombre, incluso en el Catálogo Común de Plantas Hortícolas de la Comunidad Europea, a disposición de cualquiera, y no como producto exclusivo de la comarca padronesa (1) ¿Qué pasó en esos primeros seis meses -de finales del 84 al BOE con el Registro en junio del 85? ¿Presión de las grandes productoras del sur y de levante, y de los pequeños/medianos de aquí mismo -los del Salnés, los de Ourense, que querían producir y vender como propios los «pimientos de Padrón»? El hecho es que, por trabas burocráticas relacionadas con el nombre, y bajo todo ello, quizá (¿quizá?) por evidentes intereses comerciales, los grandes productores pudieron seguir sembrando y distribuyendo desde Andalucía, Murcia, Marruecos… esa variedad seleccionada en el XVII por los monjes franciscanos del Convento de Herbón, la misma que habían cultivado desde entonces, sin interrupción, los pequeños productores de su zona de origen, en las orillas del bajo Ulla y el Sar. Pero estos no tiraron la toalla. Propusieron como alternativa «Herbón», la parroquia padronesa de origen – aunque los concellos productores fueran en realidad cinco: Rois, Dodro, Cesures y Valga, además de Padrón- y los mandamases de Madrid/Bruselas lo aceptaron. En el momento de la concesión del sello -¡2010!- solo tres plantas envasadoras reunían los requisitos del pliego de condiciones.: dos particulares y una cooperativa, la SAT (=sociedad agraria de transformación-) A Pementeira. La otra cooperativa del pueblo, Pimerbón, mucho más grande y más veterana, no se espabiló lo suficiente, no vio claro que, a cambio de cumplir la normativa de la UE, ese fuera el camino para dar prestigio al producto y ganar más dinero con su venta. Ellos, los viejos de Pimerbon (los de A Pementeira aún estaban gateando) habían iniciado los trámites en los años 70, antes de la aplicación de las D.O. a los productos hortofrutícolas, para proteger su «pimiento de Padrón» como «marca «. La tramitación no tuvo éxito. Se inició la de la DOP… Pasaron los años. Y cuando por fin llegó la concesión del sello, de la anhelada denominación de origen, a los de Pimerbón se les pasaron las ganas: había que tener una planta envasadora, con unas medidas determinas -tamaño, acondicionamiento, higiene-, un registro de sanidad al día, aceptar las inspecciones, cubrir papeleo. Ellos querían el sello, sí. El sello nomás, para que nadie les pisara el business. ¿Pero el sello a cambio de nada…? (Sobre Pimerbón y esta tradición -tan enxebre- de ir cada uno a su bola, hasta el punto de no tolerar «intromisiones», véase más abajo, 2ª parte). Quedaron fuera de la DOP, y -por lo que leo en la prensa- ahí siguen. Prefieren vender a 5 euros el ciento (por ejemplo) y quedarse ellos con 4 ó 4,5 (*pero esto es pura hipótesis mía, un decir, para tratar de entender por qué lo hacen; .el euro/0.50? restante cubriría el envasado, sin el sello de la DOP) que vender a 8-9 euros con el sello -o 6 si es granel-, pero no quedarse ellos más que con 3-4?, porque con los otros 4-5 habría que pagar los gastos, mucho más altos (inscripción en el Consejo Regulador, transporte a puntos de venta más alejados etc). Eso sí: se vendería mucho más, incomparablemente más. Y por tanto la ganancia, si la apuesta se mantiene, y si todos reman a la vez, también sería mayor. Tanto mayor, de hecho, cuantos más se sumaran a la DOP.
Pero que no todos ven las cosas de la misma manera, está claro. Algunos de los que no quieren el sello venden sus pimientos por ahí, a los restaurantes, o incluso a pie de carretera, como Ramona Boga:
https://www.lavozdegalicia.es/noticia/santiago/2018/07/19/vender-pimientos-pie-carretera-n-550-padron/0003_201807S19C5991.htm
¿Qué hacer, entonces? En un súper yo solo compro pimientos con la DOP. Única y exclusivamente. A Pementeira, Carmucha, Evangelina… Quedan descartados, por inconcebibles, los «pimientos de Padrón.de-vaya-usted-a-saber-dónde», y me da igual que estén a mitad de precio, o que el productor me subestime como consumidora asegurándome que «¡ninguno pica!». Para eso me los compro do Couto (zona de Ferrol), que son siempre dulces y tienen su propia Indicación de Origen. Menos aún que inconcebibles -no debiéramos ni reparar en su existencia- son los pimientos «tipo Padrón» de marcas blancas: a 0,87 euros la bolsa de 200 gr de Carrefour, por ejemplo. ¿Qué le habrán pagado al productor para poder vender ellos a ese precio y tener aún margen de ganancia? ¿Serán pimientos robados? Lo mismo el aceite, lo mismo la leche… Subastas a la baja, precios por los suelos, y entre los clientes que compran los 200 gr a menos de un euro, fijándose o sin fijarse, siempre hay alguno que después te larga el discurso de la globalización, la burocracia de Bruselas, la transición ecológica o el vivamos como galegos!
Por último, si voy a Padrón, o a la zona de Santiago, me parece bien aparcar un momento en el arcén y comprárselos a Ramona in situ (2). Pero no estoy nada segura de que a esta señora le salga a cuenta estar ahí achicharrándose junto al asfalto (ya sin entrar en el fondo del asunto: el daño que históricamente nos hemos hecho los gallegos entre nosotros yendo cada uno por libre y no pensando más que en el corto plazo). Porque esto de parar a comprar pimientos de un cesto -un cesto precioso, por cierto, hecho de tiras de castaño- lo puedo hacer un día, un día de verano, una excepción. En casa de mis padres, sin embargo, se comen pimientos todas las semanas, desde finales de mayo hasta octubre. Son muchas bolsas, me parece… Todas con el sello de la DOP Pementos de Herbón. Y si ese día no los hay certificados, ni de Herbón ni do Couto, pues nos pasamos sin ellos. Compramos otra cosa. Unos pimientos italianos, por ejemplo, que también están muy ricos fritos.
Web de A Pementeira, para compras on line (*atención a los bombones con mermelada de pimiento): https://www.lospimientosdepadron.com/es/15-productos.
Segunda parte: el affaire del convento de Herbón
Sobre Pimerbón pesa una larga y negra sombra, que ellos mismos, los viejos cooperativistas, parecen querer olvidar. No les faltan motivos. Pero todo lo que sucedió está en la prensa de la época y, por tanto, en internet. 2011, 2012, 2013. El convento de Herbón, atendido por los últimos tres frailes franciscanos que aún quedaban en él, permitía usar sus instalaciones a varias asociaciones de la zona: desde os Amigos do Camiño a una asociación que trabaja con niños en riesgo de exclusión social (Viravolta), a los ecoloxistas locales de Sementar, etc. En 2011, con el padre prior al frente, se plantearon solicitar el registro del convento como Bien de Interés Cultural (BIC), con el objetivo de obtener fondos para su restauración y de ponerlo a salvo – el convento y su entorno- de futuras y más que probables especulaciones inmobiliarias. Redactaron un informe completísimo, acompañado de un proyecto de reforma, y lo mandaron a la Dirección Xeral de Patrimonio que, de entrada, lo acogió con entusiasmo. Pero la máquina se paró enseguida… y fueron los pimenteiros de Pimerbón, justamente, quienes se encargaron de hacerla parar. En el origen: un exconcejal del PP, presidente de la cooperativa, con un invernadero ilegal y hasta una orden de derribo. Más el alcalde, también del PP. Declaraciones incendiarias desde la propia alcaldía sobre el horror que iba a ser la catalogación del monasterio como BIC. ¡Les obligarían a tirar sus invernaderos y chabolas contiguos al muro del convento!, ¡les obligarían -esos entrometidos de Santiago, o de Madrid, o de Bruselas- a rodear con setos de tuyas los invernadoiros! ¡No podrían mover ya «ni una piedra»!
Los frailes empezaron a recibir amenazas telefónicas. Amenazas muy serias, calumnias, groserías. Les envenenaron a los perros dos veces. Simba, el labrador, y Alma, una pastora alemana. La primera vez el prior salió zumbando al veterinario de Santiago y los salvó a ambos. A la segunda -cuadriplicada la dosis de estricnina- consiguieron cargarse a Alma. Una cadeliña, Alma, entrenada para trabajar con niños con discapacidad y enfermos de Alzheimer. Y siguieron las amenazas. El mal rollo entre productores de la DOP y los de Pimerbón. A Evangelina le cortaron tres mil plantas de uno de sus invernaderos… La Comisión Territorial de Patrimonio de La Coruña, con todos los informes previos a favor de la concesión del BIC ( y con un único miembro de la comisión descartándose: Carlos Amoedo Souto, ahí queda su nombre) ¡se declara en contra de la concesión! El padre provincial de los franciscanos también dobla la rodilla ante las presiones: cierra el convento -después de 600 años de ocupación- y manda a sus frailes al Cebreiro. Y cuando ya la guerra parecía perdida, aparece la Xunta. La Xunta, cual deus ex machina, en septiembre de 2013, con el convento cerrado solo un mes antes, lo declara por fin Bien de Interés Cultural, «sin que ello afecte a los invernaderos de pimientos de la zona».
A finales de 2020 salieron a licitación pública las obras de reforma del claustro. Cuatrocientos veinte mil euros de presupuesto. (Los 700.000 mil apalabrados con el Ministerio de Fomento en 2011 se perdieron, por andar haciendo el mafioso).
El alcalde que tan activamente ayudó a sembrar la discordia -y que, según se lee en algún periódico, recibió «varios toques» desde las altas instancias del partido- fue reelegido, con toques o sin ellos, en 2015 y en 2019. Esta última vez con mayoría absoluta. No pierde ocasión de bramar contra Patrimonio (véase vídeo en youtube), pero corre un tupido velo -ayudado por la entrevistadora- sobre el affaire del convento.
Donde había tres plantas envasadoras de la DOP Pimentos de Herbón ahora hay ocho.
Los franciscanos volvieron en 2015 con un nuevo padre prior, de 71 años. Un tío tranquilo. Su antecesor sigue en el Cebreiro, en Santa María la Real. Tiene con él a Simba. Atiende con otros frailes a los peregrinos y da gracias a Dios cada mañana «polo irmán sol, pola lúa e as estrelas» (3)
NOTAS
(1)https://mediorural.xunta.gal/sites/default/files/produtos/pregos/Pliego_de_Condiciones_Pimiento_de__Herbon_julio_2009.pdf
(2) Ya no se puede, me temo: https://www.lavozdegalicia.es/noticia/santiago/2021/06/13/carreteras-permite-venta-pimientos-herbon-junto-n-550-padron/0003_202106S13C8998.htm
(3) Fuentes (selección):
26/7/12-Alma murió en la guerra sucia:https://elpais.com/ccaa/2012/07/25/galicia/1343244562_530370.html
21/5/2013- ¿Ajustes de cuentas?:
https://www.elcorreogallego.es/hemeroteca/destrozan-herbon-plantacion-pimientos-dos-invernaderos-PMCG807989
31 julio 2013. Los franciscanos se van: https://elpais.com/ccaa/2013/07/31/galicia/1375300733_191115.html
La asociación «Sementar» se desvincula:
https://www.lavozdegalicia.es/noticia/santiago/2012/01/27/declaracion-bic-convento-herbon-aviva-enfrentamientos/0003_201201S27C10994.htm
Declaración BIC:
https://www.elcorreogallego.es/hemeroteca/convento-herbon-es-forma-oficial-interes-cultural-GOCG828619
Se aprueba la restauración: https://www.lavozdegalicia.es/noticia/santiago/padron/2018/08/05/aprobada-restauracion-claustro-convento-franciscano-herbon/0003_201808S5C8991.htm
No hay en internet, o yo al menos no la encuentro, declaración alguna del alcalde ni del Presidente de Pimerbón, ni de ninguno de los que tan insidiosamente se opusieron a la protección del convento y su entorno.
En la web de la asociación de antiguos alumnos del convento hay mucho material útil: exherbón.org/peche.html