La exposición cierra el 25 de febrero. Se ve en quince, veinte minutos. Bodegones y alegorías de Van der Hamen, pero también cosas muy modernas: maravilloso Herbarium de Joan Fontcuberta (aquí a la izquierda), por ejemplo, a pesar de la enrevesada explicación del catálogo, a la que aún sigo dando vueltas. Tal catálogo, por cierto, es gratuito y estupendo, con la sola pega de algunos textos -no todos- perfectamente prescindibles, y de las explicaciones woke que encabezan el apartado «Flores de otro mundo» («…críticas a las dinámicas de desigualdad y abuso nacidas en aquel período…etc»), fárrago que no añade nada a unas obras que se sostienen solas, como el Pilgrim de Lothar Baumgarten ( véase foto, abajo a la izquierda), si bien hay que reconocer que con frecuencia, o siempre, son los propios artistas, y no solo el apurado redactor de este catálogo mainstream en 2023, los que dan la lata con sus largas, confusas, pretenciosas explicaciones… Todo lo cual, además, resulta muy simpático de leer ¡en el Banco de España! Y recordemos que tanto este Baumgarten como su compañero de sala y catálogo, Hakihiiwe, viajaron al Amazonas y se entretuvieron incordiando -ambos dos, aunque ninguno lo expresaría así- a los pobres indios yanomanis, con el objetivo de estudiarlos y aprender… y a la postre obtener de ellos la chicha con que poder elaborar sus obras (vid. info aneja en el catálogo). Por elegir un cuadro, de un conjunto en general muy bueno -incluidos los de la pareja de incordia-yanomanis- me quedo con la pintura-fruta de Francisco Bores; una vanitas-fruta, para el caso: calavera luminosa en verde pistacho y naranjas y amarillos que fosforecen.
Para la visita, solo con reserva: https://coleccion.bde.es/wca/es/secciones/exposiciones/floresyfrutos.html

L. Baumgartem Pilgrim, 1961. S. Hakihiiwe, Wakari («Fruto dulce de la selva»), 2019.
Y aquí el óleo de Francisco Bores, Nature morte au pichet, 1961, que tan bien quedaría en mi comedor.