Las calabazas Musquée de Provence sembradas durante el confinamiento (https://laramadeoro.com/2020/05/02/semilleros-de-la-cuarentena/). Las recojo con el pedúnculo y algo del tallo; primero, porque me gusta verlas así; segundo, porque la carne se conservará mejor. Junto a la torre de calabazas: tres botellas de nuestro Volare!, que quiso ser rosa-rosado y quedó en morado-rojizo, el color – acabo de oir a mis espaldas- «de esos vinos que parecen muy baratos». Demasiado oscuro para pasar por rosé a pesar de haber fermentado sin el hollejo. Cosas de la garnacha y sus antocianos. Bastó esa primera y única noche macerando para teñir la cuba de rojo (no cometeremos el mismo error este año).
En el plato, delante del vino, una docena de higos secados al sol y ya enharinados (irán a un tarro de cristal).
Ranas del Mundo Flotante . El jardín de la alberca: una vieja plancha de poliespán donde juegan al veo-veo las ranas y la culebrilla de agua (Natrix maura, buena nadadora). De la plancha saltan al agua y del agua a esos espumarajos amarillos, algas -pelotas de algas- que me taponan a cada poco la manguera de riego.
(+La promesa de hace ocho años, una versión por rana de It´s no easy bein´green,, tanto más fácil de cumplir ahora gracias a open-spotify.
https://open.spotify.com/track/6uzrWKmal2hga8cb9VE0Yf)
Cebollino, para mezclar bien picado con perejil y cilantro (a un euro el ramillete, esta misma mañana en la puerta del mercado Maravillas). Finas hierbas, pues. En tortilla y/o con unas rodajas de queso, que puede ser rulo de cabra o la torta fresca -cuajada solo unas horas antes- que nos trae Inés todos los lunes a casa. De la familia del ajo, el puerro, etc. Pero vivaz: decae en invierno y resucita en marzo. Cuanto más se le cortan las puntas, más ahíja, más se ensancha.
(Vincent Van Gogh pintó su Pot de fleur avec ciboulette en la primavera de 1887, cuando vivía con su hermano en Montmartre; de estos mismos meses -leo en el catálogo- son el cesto con crocus, el castaño en flor, los limones sobre un plato… Pero yo identifico las finas hierbas con el pleno verano, y no con esa primavera de Paris, quizá porque ahora, con el calor, los cebollinos saben y huelen más, o eso me parece; o quizá porque las asocio estrechamente al queso, y las cabras de Inés no paren hasta abril/mayo?)