La clave: el movimiento de la muñeca y la rapidez (lo mismo que cuando se bate). Pues un huevo no es de piedra ni de madera, sino «una cosa viva con la que debemos ser compasivos. Como con la guillotina: ¡chac! Se trata de partirlo, ¡no de atormentarlo!»
Aquí se los compramos a Inés, una señora que tiene gallinas en casa. Varios perros -incluso alguno de la protectora, en acogida-, equis gatos, varias cabras, y un cerdo muy querido «de los que no se comen».